Cuando el Falcon Heavy de SpaceX despegó el 6 febrero desde la plataforma 39A del Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida, se esperaba que los tres propulsores de la primera etapa del cohete regresaran a la Tierra y aterrizaran de manera similar a los cohetes Falcon 9 de la compañía. Así ocurrió con los dos propulsores laterales, que regresaron en sincronización perfecta a sendas zonas de aterrizaje en la cercana Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, pero el núcleo central se estrelló y ardió.
Ese acelerador central, que se esperaba aterrizara en alta mar en un buque robotizado, se estrelló cuando dos de los tres motores no se activaron durante una maniobra final en el aterrizaje, según afirmó Musk a los periodistas después del lanzamiento.
En su cuenta de Twitter, Elon Musk ha explicado el motivo de que los motores no funcionasen: "No había suficiente fluido de ignición para encender los dos motores externos después de varios encendidos de tres motores. Arreglarlo es bastante obvio". Aunque no ha dado más detalles, parece que la intención es ponerle más combustible en un futuro lanzamiento.
Not enough ignition fluid to light the outer two engines after several three engine relights. Fix is pretty obvious.
— Elon Musk (@elonmusk) February 12, 2018
El presidente de SpaceX añadió que se está construyendo un tercer navío dron para aterrizajes en alta mar, que se sumará a los que ya están desplegados en alta mar de las costas este y oeste de Estados Unidos, informa Space.com.