El segundo mundo extrasolar más cercano a la Tierra, que orbita la Estrella de Barnard, a 6 años luz de distancia, puede tener una oportunidad de albergar vida, a pesar de que sus frías temperaturas lo descartaran en un primer momento.
Una nueva investigación sugiere que el calor generado por procesos geotérmicos podría calentar focos de agua debajo de la superficie de Estrella de Barnard b, y proporcionar refugios para que la vida evolucione.
Las imágenes que obtenga el futuro Telescopio Espacial James Webb de la NASA podrían ayudar a determinar si el planeta tiene el tamaño adecuado para que ocurra ese fenómeno, y más adelante podrían identificar signos de vida.
"Este es el mejor planeta imaginable, el mejor de un tamaño como la Tierra", dijo a Space.com Edward Guinan, investigador de la Universidad de Villanova en Pennsylvania. Con 15 años de datos, Guinan y su colega Scott Engle, también en Villanova, determinaron que si bien el planeta es demasiado frío para que exista agua en estado líquido en la superficie, podría contener océanos debajo si se trata, como se cree, de un mundo rocoso. Si el planeta resulta ser un gigante gaseoso similar a Neptuno, la posibilidad de que exista vida estaría descartada.
Los dos investigadores anunciaron sus resultados en la 233 reunión anual de invierno de la American Astronomical Society.
Ubicada a solo 6 años luz de la Tierra, Barnard es la estrella más cercana al Sol tras el sistema triple Alpha Centauri. La cercanía de la Estrella de Barnard ha alentado a muchos investigadores a girar sus instrumentos hacia ella, y en la década de 1970, los astrónomos debatieron si esta estrella tenue tenía un planeta. No fue hasta noviembre de 2018 cuando los investigadores anunciaron el descubrimiento de un mundo masivo en órbita alrededor del sol cercano.
Estrella de Barnard b es enorme para ser un planeta rocoso, al menos 3,2 veces más grande que la Tierra. Aunque su órbita es aproximadamente la misma que la de Mercurio, el planeta es probablemente un desierto congelado por la tenue luz de la estrella. Se calcula que sobre la superficie la temperatura podría oscilar entre los -150 y los -170 ºC.