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Los inhumanos campos de cuarentena en China: encierran a miles de familias en cubículos de plástico

Disidentes chinos filtran imágenes sobre las duras condiciones de aislamiento que impone el régimen a miles de familias.

Disidentes chinos filtran imágenes sobre las duras condiciones de aislamiento que impone el régimen a miles de familias.

La periodista china y activista por los derechos humanos, Jennifer Zeng, ha sacado a luz un vídeo que pone de manifiesto las duras condiciones a las que se ven abocados los ciudadanos chinos que tienen que pasar la cuarentena. Las autoridades chinas construyeron hace un mes un gigantesco campo de cuarentena con capacidad para albergar a más de 4.000 personas. Estos contenedores de plástico fueron levantados por miles de obreros y, según la disidente Zeng, podrían estar extendidos por todo el territorio asiático. El régimen lo vende como un gran "logro sanitario", pero lo cierto es que ha sido censurado para la prensa internacional por el Partido Comunista Chino (PCCh), a sabiendas de que podría recibir la condena y repulsa por parte de otros países.

Cabe recordar que la propaganda del régimen ha venido mostrando cómo en China ya no hay pandemia y sus habitantes han recuperado felizmente la vida pre-coronavirus. Sin embargo, la realidad es muy distinta al marketing triunfalista del gobierno de Xi JinPing, tal y como denuncia la comunicadora Jennifer Zeng, afincada en Nueva York, debido a la persecución que sufrió por el PCCh en 2001.

"Sitio de cuarentena en Xishuangbanna, Yunnan ,China. Una vez enviadas allí, estas personas deben ser puestas en cuarentena durante al menos tres semanas a sus expensas. La tarifa de cuarentena: 300 yuanes (46 dólares) por día, sin incluir medicamentos, pruebas y otros cargos varios", señalaba en su cuenta oficial de Twitter, que tiene más 154.000 seguidores.

En el vídeo aparecen los ciudadanos, que han sido enviados al campo de cuarentena en Xishuangbanna, asomando la cabeza por la "ventana" de la puerta de las "casas" prefabricadas. Allí tendrán que vivir, lo quieran o no, en 18 metros cuadrados y costearlo de su propio bolsillo, al precio de lo que cuesta una noche en un buen hotel en España.

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Campo de cuarentena en Xishuangbanna, China

Además, nadie se libra de ser encerrado en estos cubículos de plástico. Cualquier sospecha de haber estado en contacto con un enfermo de coronavirus, o bien, la persona en cuestión haya sido acusada por algún agente del régimen de haber estado con un enfermo de covid-19, será justificación suficiente para ser enviado al campo de plástico y sobre el asfalto, según denuncian en otras cuentas de Twitter otros disidentes.

La emisora estatal CcTv, medio bajo el control, como todo, del Partido Comunista Chino, informaba durante la construcción del campo en la provincia de Hebei que se trataban de habitaciones prefabricadas con baño, ducha, escritorios, sillas, un televisor y conexión a Internet. Pero las secuencias que se logran filtrar a las redes sociales, nada tienen que ver con la narrativa del Partido Comunista y su manipulación mediática.

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Campo de cuarentena en Xishuangbanna, China

La policía del régimen se dedica a irrumpir en diferentes zonas de Hebei con numerosos autocares, y sin ton ni son, comienzan a introducir a centenares de familias en los vehículos, la mayoría de ellas no saben ni a dónde las dirigen. Lo hacen de forma sorpresiva y se dan auténticas marchas masivas con atascos kilométricos de los autobuses que se dirigen hacia el campo de cuarentena. Dichas familias son introducidas en estos minúsculos espacios, de los que no pueden salir bajo ningún concepto hasta nueva orden, pasando crueles episodios de frío por la noche.

Mientras estas escenas vienen a revelar que China está muy lejos de haber superado la pandemia, Xi JinPing continúa dando discursos victoriosos ante una comunidad internacional que se rinde a sus pies, como ocurrió en la reunión anual del Foro Económico Mundial numerosos líderes europeos. El mandatario comunista ponía a China como ejemplo a seguir, mientras los disidentes intentan sortear la censura del régimen, mostrando cómo se vulneran derechos humanos para controlar los rebrotes.

Igualmente, varios asesores de la OMS, que se desmarcaron de la línea a seguir por su director, Tedros Adhanom, criticaron que las autoridades chinas les montaran un teatro a los investigadores que viajaron a Wuhan para averiguar el origen del brote del coronavirus. Posteriormente, otro grupo de investigadores y científicos internacionales independientes se sumaron a las quejas de los asesores de la OMS. Estos expertos, después de la fallida incursión a China, continúan asegurando que la hipótesis más certera es que el origen de la pandemia se debe a una fuga accidental del coronavirus en el Instituto de Virología de Wuhan.

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