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Uno de los fundadores de Greenpeace destroza la "falsa narrativa" del cambio climático

Patrick Moore asegura que la teoría del 'apocalipsis ambiental' busca el "poder y control político" utilizando el miedo y la culpa de la gente.

Patrick Moore asegura que la teoría del 'apocalipsis ambiental' busca el "poder y control político" utilizando el miedo y la culpa de la gente.
Protesta de Greenpeace. | Unsplash/Markus Spiske

Uno de los fundadores de Greenpeace, Patrick Moore, ha asegurado que abandonó la organización en 1985, quince años después de haberla creado, porque "Greenpeace fue secuestrada por la izquierda política cuando se dieron cuenta de que había dinero y poder en el movimiento ambientalista". También ha denunciado que "el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático contrata a científicos para que les proporcionen información que respalde la narrativa de la emergencia climática".

En una serie de correos electrónicos publicados por The Epoch Times, el propio Moore afirma que "el movimiento ambiental" se ha convertido "en un movimiento político" que se enfoca "principalmente en crear narrativas, historias, que están diseñadas para infundir miedo y culpa en el público para que el público les envíe dinero".

Asegura que Greenpeace opera principalmente "a puerta cerrada con otros operativos políticos en la ONU, el Foro Económico Mundial, organismos principalmente de naturaleza política".

Con respecto al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el órgano de las Naciones Unidas creado en 1988 para evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático, en realidad "no es una organización científica", sino que contrata a científicos para que les proporcionen información que respalde la narrativa de la emergencia climática".

Para el fundador de Greenpeace, sus campañas contra los combustibles fósiles, la energía nuclear, el CO2 o el plástico "están equivocadas y diseñadas para hacer que la gente piense que el mundo llegará a su fin a menos que paralicemos nuestra civilización y destruyamos nuestra economía". También considera que este tipo de organismos "ahora son una influencia negativa en el futuro tanto del medio ambiente como de la civilización humana".

"Hoy la izquierda ha adoptado muchas políticas que serían muy destructivas para la civilización ya que no son técnicamente alcanzables. Solo mire la crisis energética que se avecina en Europa y el Reino Unido, de la que Putin se está aprovechando. Pero es su propia creación al negarse a desarrollar sus propios recursos de gas natural, oponerse a la energía nuclear y adoptar una posición imposible sobre los combustibles fósiles en general", escribió Moore.

Humanos enemigos de la Tierra

Moore asegura que los principios fundamentales de la organización en sus inicios eran "verde" y "paz". Sin embargo, la paz se ha olvidado en gran medida y el verde se ha convertido en la única agenda, en muchos casos con un carácter siniestro y peligroso para los seres humanos.

"Muchos líderes ambientales dicen que 'los humanos son los enemigos de la Tierra, los enemigos de la Naturaleza'". No podía aceptar que los humanos son la única especie malvada. Esto se parece demasiado al pecado original, que los humanos nacen con el mal, pero todas las demás especies son buenas, incluso las cucarachas, los mosquitos y las enfermedades", argumentó Moore.

También señaló que la nueva filosofía dominante de este tipo de colectivos es que el mundo sería mejor si existieran menos personas. Sin embargo, recalca, "las personas que dijeron esto no se ofrecieron como voluntarias para ser las primeras en irse. Se comportan como si fueran superiores a los demás. Este tipo de orgullo y presunción es el peor de los pecados".

Cloro: el elemento del diablo

"En el momento que decidí dejar Greenpeace, yo era uno de los seis directores de Greenpeace Internacional y era el único con educación científica formal. Mis compañeros directores decidieron que Greenpeace debería comenzar una campaña para prohibir el cloro en todo el mundo".

Aunque el gas de cloro es muy tóxico y se utilizó como arma en la Primera Guerra Mundial, el cloro también tiene innumerables funciones para la biología y la salud, como por ejemplo el cloruro sódico (la sal) o el tratamiento del agua de piscinas para evitar la trasmisión de enfermedades, entre otros usos.

Sin embargo, "Greenpeace nombró al cloro 'el elemento del diablo' y llama al PVC, al cloruro de polivinilo, o simplemente al vinilo, 'el plástico venenoso'. Todo esto es falso para asustar al público. Además, esta política equivocada refuerza la actitud de que los humanos no son una especie digna y que el mundo estaría mejor sin ellos. No pude convencer a mis compañeros directores de Greenpeace de abandonar esta política equivocada. Este fue el punto de inflexión para mí", dijo Moore.

El mito del oso polar para sacar dinero

Moore asegura que prácticamente todos los anuncios de recaudación de fondos de la organización se basan en narrativas falsas, refutadas por él mismo en sus libros, que se utilizan para pagar "un personal muy grande". Uno de esos mitos sacacuartos que el propio Moore ha refutado en sus vídeos son los osos polares.

"El Tratado Internacional sobre los Osos Polares, firmado por todos los países polares en 1973, para prohibir la caza ilimitada de osos polares, nunca se menciona en los medios, Greenpeace o los políticos que dicen que el oso polar se está extinguiendo debido al derretimiento del hielo en el Ártico. Pero de hecho, la población de osos polares ha aumentado de 6.000 a 8.000 en 1973 a 30.000 a 50.000 en la actualidad. Esto no se discute", dijo Moore.

"Pero ahora dicen que el oso polar se extinguirá en 2100 como si tuvieran una bola de cristal mágica que puede predecir el futuro. De hecho, el invierno pasado en el Ártico se produjo una expansión del hielo de años anteriores, y la Antártida estuvo más fría durante el último invierno que en los últimos 50 años".

Control político con el apocalipsis ambiental

Moore asegura que "la población humana siempre ha sido vulnerable a las personas que predicen la fatalidad con historias falsas". También ha puesto como ejemplo a los aztecas, que "arrojaron vírgenes a los volcanes, o los europeos y estadounidenses, que quemaron mujeres como brujas durante 200 años, alegando que esto salvaría al mundo de la gente malvada". El fundador de Greenpeace insiste en que esto es lo que se conoce como "mentalidad de rebaño" porque "los humanos son animales sociales con una jerarquía, y es más fácil obtener una posición alta usando el miedo y el control".

En este sentido, Moore asegura que la teoría del apocalipsis ambiental se trata principalmente de "poder y control político" porque "la gente naturalmente teme al futuro porque es desconocido y está lleno de riesgos y decisiones difíciles".

También destacó el elemento de "autodesprecio" de este movimiento apocalíptico, que convence a los más jóvenes de que los humanos no son dignos y están destruyendo la Tierra. "Este adoctrinamiento los ha hecho sentir culpables y avergonzados de sí mismos, que es la forma incorrecta de vivir la vida".

CO2 y calentamiento global

El gran mantra ecologista es que el mundo se calienta. Sin embargo, "el registro muestra claramente que el mundo se ha estado calentando desde aproximadamente el año 1700, 150 años antes de que usáramos combustibles fósiles", ha explicado Moore. "El año 1700 fue el apogeo de la Pequeña Edad de Hielo, que fue muy fría y provocó malas cosechas y hambre. Antes de eso, alrededor del año 1000 d. C. fue el período cálido medieval cuando los vikingos cultivaron Groenlandia. Antes de eso, alrededor del año 500 d. C. fue la Edad Media, y antes de eso, el Período Cálido Romano, cuando hacía más calor que hoy y el nivel del mar era 1 o 2 metros más alto que ahora", dijo Moore.

No se ha demostrado que exista una relación entre la temperatura del planeta y las emisiones de CO2. "Incluso hasta alrededor de 1950, la cantidad de combustible fósil utilizado y el CO2 emitido eran muy pequeños en comparación con la actualidad. No sabemos la causa de estas fluctuaciones periódicas de temperatura, pero ciertamente no fue el CO2".

"Muchos creen que el CO2 es la principal causa del calentamiento. Pero el CO2 es invisible, por lo que nadie puede ver lo que está haciendo. Y esta mayoría son principalmente científicos pagados por políticos y burócratas, medios que aparecen en los titulares o activistas que ganan dinero. El resto es el público que cree esta historia a pesar de que en realidad no pueden ver lo que está haciendo el CO2", dijo Moore.

Moore proporcionó un gráfico de la temperatura medida continuamente durante 350 años (desde 1659 hasta 2009) en el centro de Inglaterra. "Si el dióxido de carbono fuera la causa principal del calentamiento, entonces debería haber un aumento de temperatura a lo largo de la curva de dióxido de carbono, pero no es así", explicó.

CO2 inyectado en cultivos

Moore describió la demonización del CO2 como "completamente ridícula". Agregó que el CO2 es la base de toda la vida en la Tierra y su concentración en la atmósfera hoy, incluso con el aumento, es más baja de lo que ha sido durante la gran mayoría de la existencia de la vida.

De hecho, según Moore, casi todos los agricultores de invernaderos comerciales en todo el mundo compran CO2 para inyectar en sus invernaderos y obtener hasta un 60 por ciento más de rendimiento de los cultivos.

"Estoy seguro de que los agricultores de invernadero están poniendo más CO2 en sus invernaderos, hasta el doble y el triple de lo que hay hoy en la atmósfera. Esto se debe a que casi todas las plantas que crecen al aire libre en la atmósfera natural carecen de CO2, y es lo que les impide crecer más rápido", agregó Moore.

"La energía eólica y solar son parásitos"

"La energía solar y eólica son muy caras y muy poco fiables. Es casi como una enfermedad mental que a tantas personas les hayan lavado el cerebro para pensar que países enteros pueden ser apoyados con estas tecnologías", dijo Moore.

"Creo que la energía eólica y solar son parásitos de la economía en general. Es decir, empobrecen más al país que si se utilizaran otras tecnologías más confiables y menos costosas".

Moore asegura que los proveedores de energía eólica y solar dependen en gran medida de los subsidios gubernamentales, las deducciones de impuestos y los mandatos, en los que los ciudadanos se ven obligados a comprar energía eólica y solar incluso si es más costosa, con el pretexto de que es "ecológicamente amigable".

"Millones de personas pagan más por la energía eólica y solar, mientras que unas pocas ganan millones de dólares, marcos, libras, etc. Es un poco como un esquema Ponzi en los mercados bursátiles", agregó Moore.

"Requieren vastas áreas de tierra, no están disponibles la mayor parte del tiempo y requieren energía confiable como la nuclear, hidroeléctrica, carbón y gas natural para estar disponible cuando la energía eólica y solar no están disponibles".

Según Moore, la construcción de parques eólicos y solares utiliza grandes cantidades de combustibles fósiles para la minería, el transporte y la construcción. Y en muchos lugares, no producen suficiente energía durante su vida como se requiere para construirlos y mantenerlos.

"¿Por qué no utilizar energía confiable (como la nuclear, la hidroeléctrica, el gas natural, etc) como fuente principal?". A lo que Moore añadió que si ese fuera el caso, "entonces la energía eólica y solar serían innecesarias".

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