
El Zoo de Barcelona se felicitaba hace pocos días porque habían nacido "por primera vez" dos polluelos de guacamayo barba azul (Ara glaucogularis) en sus instalaciones. La noticia fue especialmente celebrada porque se trata de una especie natural del norte de Bolivia "en peligro crítico de extinción". Sin embargo, los avicultores aficionados españoles no supieron si reír o llorar con la noticia, porque lo cierto es que ellos llevan décadas criando polluelos de guacamayo de barba azul con éxito y sin necesidad de subvenciones, algo que muy posiblemente dejará de ocurrir gracias a la ley de Bienestar Animal.
La Federación de Asociaciones Unidas por la Naturaleza y los Animales (FAUNA) ha explicado a Libertad Digital que entre sus federados "hay particulares que, temporada tras temporada, sacan adelante a los polluelos de esta especie amenazada sin subvenciones ni ayudas públicas". De hecho, "esos criadores cuentan con ejemplares de varias generaciones nacidos en sus aviarios".
Y mientras el Zoo de Barcelona y el Ayuntamiento de la Ciudad Condal celebran su contribución al mantenimiento de una especie en grave peligro de extinción, también aplauden la ley de Bienestar Animal, la mayor amenaza que existe ahora mismo para que los criadores particulares sigan sacando adelante más ejemplares de guacamayo barba azul, por citar sólo una de las especies que contribuyen a proteger de la extinción gracias a la cría en cautividad.
El peligro de la ley animalista
"Esta labor se encuentra en gravísimo peligro por la ley de Bienestar Animal y su listado positivo, una herramienta que no ha demostrado su eficacia en ningún país del mundo, impulsada por el lobby animalista bruselense Eurogroup for Animals en toda Europa", denuncia Fauna.
El listado positivo, que el Gobierno todavía no ha elaborado, pretende vetar como mascota a cualquier especie silvestre protegida, a pesar incluso de que haya nacido en cautividad, que es la excepción que contempla el tratado internacional CITES para autorizar la tenencia de este tipo de animales y evitar así el tráfico ilegal de especies.
Precisamente las principales amenazas a las que se enfrenta el guacamayo barba azul son la deforestación y las capturas ilegales, "de las que están a salvo en España gracias al buen hacer de los avicultores españoles, que se encuentran entre los punteros en Europa, aunque amenazados por los planes del Gobierno", señala Fauna.
El guacamayo barba azul se distingue por una mancha de ese color situada justo debajo del pico, los ejemplares adultos alcanzan unos 90 centímetros de longitud y pesan cerca de un kilo. Su esperanza de vida es de 50 años. El área de distribución de este tipo de guacamayo es muy restringida ya que ocupa solo la región de Los Llanos de Moxos, en el norte y el este de Bolivia. Vive en sabanas y bosques inundables de clima tropical, generalmente entre los 200 y 300 metros de altura y se alimenta de los frutos de diferentes palmeras.