
Canarias tiene un gran problema con las colonias felinas. Por un lado, la ley de Bienestar animal les obliga a cuidar, atender y alimentar a los gatos callejeros. Por otra parte, esos mismos gatos suponen una amenaza para la salud pública y para otros animales, especialmente para las especies endémicas en peligro de extinción. Así que los ayuntamientos canarios tienen sobre la mesa un reto endiablado para el que, por si fuera poco, apenas hay fondos.
Para mejorar el control sobre las colonias felinas, el Ayuntamiento de Arrecife (Las Palmas) ha publicado una ordenanza municipal que se aprobó el pasado mes de abril en el pleno. Esta normativa básicamente recoge las exigencias de la ley animalista para los ayuntamientos, entre ellas, el programa de captura, esterilización y retorno de los gatos (CER), su identificación con microchip y la gestión diaria de las colonias felinas.
La ordenanza también prevé sanciones para todo aquel que incumpla la normativa. Y alimentar a los gatos comunitarios sin el correspondiente permiso del ayuntamiento está en la lista de infracciones graves en el caso de que la conducta sea recurrente, lo que puede acarrear multas de hasta 1.500 euros.
La cuantía es similar a la que imponen otros ayuntamientos por alimentar de forma reiterada a otro animal que se ha convertido en una plaga: las palomas. Precisamente 1.500 euros fue lo que tuvo que pagar una vecina de Santa Cruz de Tenerife que prácticamente a diario llevaba bolsas de plástico con una gran cantidad de arroz que tiraba al suelo para alimentar a las palomas.
El sistema de Arrecife es similar al que utilizan otros ayuntamientos para evitar problemas de salud pública. Hay que tener en cuenta que por muy buena intención que exista, depositar comida en la calle atrae otros animales no deseados como las palomas o las ratas. Además, puede ser peligroso para los propios gatos. Por eso, los responsables de la colonia felina (por lo general voluntarios) tienen que acudir al ayuntamiento para obtener una acreditación que les habilita para encargarse de la alimentación de los gatos de forma organizada.
La norma representa "un avance significativo" en la respuesta a "la proliferación descontrolada de gatos en Arrecife", ha señalado el concejal de Sanidad y Bienestar Animal, Jacobo Lemes, en declaraciones recogidas por La Provincia. También ha destacado la importancia de esta normativa para abordar los temas en torno a la convivencia vecinal, la salud pública y el respeto al bienestar animal en el entorno urbano.