Es posible que muchos hayan comprobado en el día a día que las mujeres suelen ser mucho más escrupulosas que los hombres y mucho más sensibles a los malos olores, la suciedad o los bichos. No es casual. De hecho, los estudios psicológicos y científicos confirman que las mujeres suelen reportar niveles más altos de asco que los hombres. Pero, ¿y si ese fuera uno de los motivos por los que ellas son más longevas que ellos?
En el año 1953, los cuidadores de Imo, una joven macaca japonesa, se quedaron sorprendidos por su comportamiento, nunca visto antes en esta especie. Esta hembra cogía los boniatos que había en el suelo y se acercaba a un arroyo para lavarlos. De esta forma, eliminaba la arena y otras impurezas de la comida antes de llevársela a la boca.
No es el único caso. Las investigaciones de Cécile Sarabian, ecóloga cognitiva en el Instituto de Estudios Avanzados de Toulouse (Francia) recogidas en National Geographic desvelan que las hembras de macaco japonés y las lémures ratón grises (Microcebus murinus) son más propensas que los machos a levantar la nariz ante los alimentos contaminados.
Del mismo modo, las hembras mandriles son mucho más selectivas que los machos a la hora de evitar la comida contaminada. Gracias a este comportamiento desarrollado por la capacidad de sentir asco, las hembras tienen menos probabilidades de infectarse con geohelmintos, un parásito intestinal transmitido por las heces.
La importancia del asco a la hora de elegir pareja
El asco juega un papel sumamente importante no sólo para evitar infecciones alimentarias, sino también para garantizar una descendencia sana. Por ese motivo las hembras gorilas occidentales de llanura y papión oliva (Papio anubis) tienden a evitar a otros animales con infecciones de la piel, según los estudios científicos recogidos por National Geographic.
Las hembras de primate también suelen rechazar a los machos cuyo olor es desagradable, lo que les permite evitar enfermedades de transmisión sexual (ETS). Y en algunos casos, este olfato femenino está tan afinado que es capaz incluso de detectar los genes. Un estudio de la Universidad de Durham en Cambridge (Reino Unido) descubrió que las hembras de mandril eligen a los machos con los genes más diferenciados gracias a su olfato. De esta manera, mantienen la diversidad genética y evitan una descendencia defectuosa debido a la endogamia.
El asco: la clave de una vida larga
La hipótesis de Sarabian es que el asco acumulado de las hembras, que son más selectivas con lo que comen y evitan la exposición a infecciones, podría ser una de las razones por las cuales las hembras de primates viven más tiempo que los machos. Y esto, a través de siglos de evolución, se manifiesta también en las mujeres humanas.
De este modo, el asco, lejos de ser una simple emoción desagradable, parece jugar un papel crucial en la protección de las hembras frente a enfermedades y ayuda también a garantizar su salud y la de sus crías.