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El Ministerio de Sanidad propone regular los dispositivos alternativos al tabaco, como tabaco calentado y los vapeadores.

¿Ignora Mónica García las diferencias en los riesgos entre los dispositivos de tabaco y los cigarrillos tradicionales?

El Ministerio de Sanidad propone regular los dispositivos alternativos al tabaco, como tabaco calentado y los vapeadores.

El Ministerio de Sanidad propone regular los dispositivos alternativos al tabaco, como tabaco calentado y los vapeadores, pero no tiene en cuenta las diferencias entre estos y los cigarrillos tradicionales.

El Ministerio de Sanidad ha presentado un proyecto de Real Decreto para actualizar la regulación de productos de tabaco y dispositivos relacionados, como cigarrillos electrónicos, bolsas de nicotina y productos herbales calentados.

Esta propuesta, parte del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027, incluye medidas como la restricción de aromatizantes, el empaquetado genérico y nuevas normativas de etiquetado, además de regular por primera vez sistemas emergentes como los vapeadores.

El objetivo es prevenir el inicio del consumo, desnormalizar el uso de estos productos y armonizar la legislación española con la normativa europea. Sin embargo, equiparar todos estos dispositivos con los cigarrillos tradicionales no refleja las diferencias clave entre ellos en cuanto a funcionamiento, emisiones y riesgos para la salud.

Diferencias entre dispositivos

Los cigarrillos tradicionales funcionan mediante la combustión del tabaco a temperaturas superiores a 800 °C, lo que genera humo cargado de compuestos altamente tóxicos. Los productos de tabaco calentado, en cambio, calientan el tabaco entre 300 y 350 °C, produciendo un aerosol con menos sustancias nocivas. Por su parte, los cigarrillos electrónicos o vapeadores calientan un líquido compuesto principalmente por glicerina, propilenglicol, aromatizantes y, opcionalmente, nicotina, a temperaturas de 200 a 250 °C, generando también un aerosol.

Impacto en la salud

Según la OMS, el consumo de tabaco es responsable de más de 8 millones de muertes anuales, de las cuales más de un millón afectan a no fumadores expuestos al humo ajeno.

La nicotina, principal componente adictivo del tabaco, actúa en el sistema nervioso central, liberando dopamina y generando adicción. También afecta la memoria, la atención y aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el ritmo respiratorio. Eleva los niveles de glucosa, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, y está asociada a enfermedades cardiovasculares, respiratorias y metabólicas.

Sin embargo, las enfermedades graves del tabaquismo están asociadas a las más de 7,000 sustancias químicas del humo, de las cuales al menos 70 son cancerígenas, según datos de la FDA.

En cuanto a los dispositivos alternativos al tabaco de combustión, diversos estudios científicos recogidos en una revisión bibliográfica de 2023 muestran diferencias importantes en los riesgos y efectos sobre la salud entre los cigarrillos tradicionales, el tabaco calentado y los cigarrillos electrónicos. Mientras que los cigarrillos de combustión generan humo cargado de compuestos tóxicos, los dispositivos de tabaco calentado producen aerosoles con niveles significativamente más bajos de sustancias nocivas, logrando reducciones de hasta un 90% en algunos compuestos tóxicos.

Por otra parte, los vapeadores también producen aerosoles, pero su evaluación es más compleja debido a la amplia variedad de dispositivos y líquidos utilizados, lo que dificulta obtener datos consistentes y comparables.

A pesar de estas diferencias, los estudios revisados coinciden en que las emisiones del tabaco calentado tienen un perfil de toxicidad mucho menor en comparación con el humo de los cigarrillos. Esto se debe, en gran parte, a sus procesos de calentamiento controlados, que evitan la combustión y limitan la producción de compuestos peligrosos.

Sin embargo, los cigarrillos electrónicos presentan un reto adicional para los investigadores, ya que las variaciones en el diseño de los dispositivos, las temperaturas de operación y la composición de los líquidos impactan significativamente en las emisiones, complicando la comparación directa entre los diferentes productos.

En este escenario resaltan los investigadores la necesidad urgente de realizar más estudios, especialmente sobre los cigarrillos electrónicos (vapeadores), para comprender mejor sus efectos a largo plazo y desarrollar evaluaciones más sólidas. Mientras tanto, indican que la reducción de emisiones en los dispositivos de tabaco calentado se presenta como una ventaja clara frente a los cigarrillos tradicionales, aunque se requieren más investigaciones para confirmar su impacto en la salud.

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Consumo y hábitos

El Ministerio de Sanidad advierte que los dispositivos emergentes, como los vapeadores y el tabaco calentado, están asociados al inicio del consumo de tabaco, especialmente entre jóvenes. Sin embargo, el Eurobarómetro de 2024 muestra que el 86% de los consumidores comienza con cigarrillos tradicionales, mientras que solo el 2% inicia con vapeadores y el 1% con tabaco calentado.

Hasta ahora, los cigarrillos tradicionales y el tabaco calentado han estado sujetos a estrictas regulaciones sobre la cantidad de nicotina y los puntos de venta, mientras que los vapeadores quedaban en un vacío legal. El proyecto de Real Decreto, aún en periodo de audiencia pública, regula la cantidad de nicotina en los líquidos de los vapeadores, exige el etiquetado con su composición química y restringe los aromatizantes que pueden atraer a los jóvenes.

Sin embargo, el texto no define claramente las sustancias permitidas ni los porcentajes en los líquidos, ni regula los puntos de venta o el diseño de los dispositivos, aun cuando la OMS ha señalado que algunos dispositivos, con personajes de dibujos animados están diseñados para atraer a niños y jóvenes.

Aunque los dispositivos alternativos al tabaco de combustión, como el tabaco calentado y los vapeadores, representan un riesgo menor que los cigarrillos tradicionales, no están exentos de peligros. Su impacto a largo plazo sobre la salud sigue siendo una incógnita, y la mejor decisión para proteger la salud pública es prevenir el consumo de nicotina y tabaco en cualquiera de sus formas.

Fumar no te hace fuerte, dejarlo sí. Pero sólo con información clara y decisiones conscientes de los consumidores, será posible avanzar hacia un futuro libre de tabaco.

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