
El Gobierno podrá "limitar o prohibir" la cría de determinadas razas de perros "de rasgos extremos" si considera que su morfología puede afectar a su salud. La medida, inspirada en países como Bélgica, Holanda, Dinamarca o Alemania, podría suponer la desaparición de razas emblemáticas como el carlino, el teckel o el bóxer. Sin embargo, este punto ni siquiera está del todo claro para los propios criadores porque, según denuncian, la norma es tan escueta que resulta difícil de interpretar.
El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 —a través de la Dirección General de Derechos de los Animales— continúa desarrollando los reglamentos que acompañarán a la controvertida Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales, impulsada en la pasada legislatura por Podemos.
En ese borrador del Real Decreto, el artículo 43.4 establece que el Ministerio, previo informe del Comité Científico y Técnico para la Protección y Derechos de los Animales, podrá "limitar o prohibir la cría de determinadas razas o cruces con genotipos o fenotipos que conlleven un detrimento para su salud".
Cabe destacar que el Comité Científico y Técnico estará compuesto por cargos públicos y miembros científicos y técnicos seleccionados por el propio Gobierno. De modo que, el Real Decreto que prepara la cartera de Pablo Bustinduy, otorga al Ejecutivo un poder discrecional para intervenir en la cría canina e imponer restricciones sobre razas concretas.
Posibles afectadas: razas con morfologías extremas
El presidente de la Real Sociedad Canina de España, José Miguel Doval, explica que este tipo de medidas podrían afectar especialmente a razas braquicéfalas con un hocico muy corto en comparación con su cráneo, como los bulldog inglés y francés o los carlinos. "Por esta conformación tan especial pueden derivar en problemas respiratorios, dificultades en los partos o para refrigerarse de forma natural", señala.
También podrían verse afectadas razas acondroplásicas, con patas muy cortas respecto a su columna o línea dorsal, como los teckel o los basset hound. "Y también vemos que hay tendencia a regular sobre los perros que tienen otro tipo de afecciones, como puede ser la predisposición a padecer sobrepeso, displasia de cadera, etcétera", añade Doval.
Prohibiciones que no solucionan el problema
Desde la Real Sociedad Canina lamentan que muchas de las medidas legislativas sobre bienestar animal se elaboren sin contar con los criadores ni las asociaciones especializadas, que agrupan a la mayoría de los profesionales del sector.
"El problema es que los gobiernos legislan a espaldas de quienes realmente conocen la cría. En algunos países se establecen límites razonables; en otros, directamente se prohíbe. Pero las prohibiciones nunca funcionan", afirma Doval, que recuerda el caso de Holanda, donde se vetó la cría de determinadas razas, pero no se impide su importación desde otros países de la UE, lo que convierte la medida en inútil e injusta para los criadores locales.
El presidente de la entidad canina defiende que las administraciones deben contar con los criadores y con las asociaciones en las que se integran para establecer programas de mejora genética y de salud, en lugar de recurrir a prohibiciones. "Las modas y el mercado irresponsable son los que provocan ese problema, a diferencia de los criadores de nuestras asociaciones, que hacen pruebas genéticas y funcionales para el desarrollo de una cría adecuada, responsable y sana", recalca.


