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¿Cómo nació Twitter?

Una pequeña empresa se vio obligada a buscar alternativas a su negocio, que se había convertido en irrelevante. Una de ellas se llamaba "twttr".

Una pequeña empresa se vio obligada a buscar alternativas a su negocio, que se había convertido en irrelevante. Una de ellas se llamaba "twttr".
Uno de los bocetos de Dorsey sobre el diseño original de Twitter. | Flickr/CC/Jack Dorsey

Al año de vender Blogger a Google, Evan Williams se aburrió de su nuevo trabajo en el gigante de internet y lo dejó. Con el dinero de la venta invirtió en algunas startups: una de ellas se llamaba Odeo y pretendía convertirse en una plataforma para grabar, editar y publicar podcast. Williams se implicó tanto en ella que poco después el fundador, Noah Glass, pasó de trabajar en su propio apartamento a hacerlo en el piso que abandonó Williams cuando se forró vendiendo Blogger –y se compró un casoplón como Dios manda–, convirtiéndose de paso en CEO de la nueva empresa.

En otoño de 2005, sin embargo, se dieron cuenta de dos cosas. Primero, que el servicio que ofrecían igual no era tan interesante cuando ni ellos mismos lo usaban mucho fuera de su obligación de probarlo. Y segundo, que tras el lanzamiento de una nueva versión de iTunes que incluía soporte para suscribirse y escuchar podcasts una buena parte de lo que era Odeo se encontraba con un competidor al que no podía batir. De modo que Williams decidió pedir a sus catorce empleados que buscaran ideas para nuevos servicios. Entre ellos estaba un colega que conoció en Google, Biz Stone, y un programador llamado Jack Dorsey.

Dorsey tenía en su cabeza, desde años antes de entrar en Odeo, el boceto de un servicio que giraba alrededor del "estado", lo que hacía una persona en cada momento. Convenció a Glass de que la cosa podía funcionar y en febrero del año siguiente presentaron Twttr al resto de la compañía. Aunque no muy convencido, Williams encargó a Glass que liderara el proyecto, en el que ayudaba ocasionalmente Stone. En marzo ya tenían un prototipo y el día 21 Dorsey escribió el primer tuit ("Sólo estoy instalando mi twttr").

En junio el blog especializado Techcrunch se dio por enterado del nacimiento del servicio y como al principio la forma de enviar tuits era vía SMS, pronto los empleados de Odeo empezaron a acumular facturas de varios centenares de dólares. Aquello era adictivo, y eso que aún no había hashtags ni discusiones políticas ni fans de Justin Bieber. Aunque el crecimiento era lento, al contrario de lo que sucedía con el podcasting, sus creadores estaban usando Twitter constantemente. Aquello parecía funcionar. Noah Glass, con diferencia el más entusiasmado con el proyecto, asegura que las compañías telefónicas le aseguraron entonces que nunca habían visto tanta actividad de SMS como en Twitter.

En septiembre, Evan Williams decidió enviar una carta a los inversores de Odeo. En ella les ofreció devolverles su dinero y quedarse él con la compañía. Reconocía la existencia de Twitter y que podía tener éxito, pero lo pintó como una apuesta arriesgada y, sobre todo, muy alejada del objetivo que tenía Odeo cuando les pidió que invirtieran en la compañía. Los inversores se lo agradecieron y aceptaron recuperar sus 5 millones de dólares. Años más tarde, Twitter saldría a bolsa con una valoración de 14.200 millones.

Williams fundó entonces una nueva empresa llamada Obvious como paraguas bajo el que colgar Odeo y la nueva empresa Twitter. Y entonces tomó la sorprendente decisión de despedir a Noah Glass, la persona que más empeño puso en que aquel servicio saliera adelante, que le puso el nombre y que al principio se alojaba en su propio portátil. Posiblemente la causa estuvo en que le puso demasiado empeño y no escondía su objetivo de separar Twitter del resto de Odeo y dirigirlo él. En 2007, con Jack Dorsey al mando, ya se vio que el servicio sería un gran éxito. Al año siguiente Williams le sustituyó en el cargo por vago. Ambos acabaron forrados y junto a Biz Stone recibirían la admiración del mundo por haber fundado Twitter. Pasaron varios años hasta que Glass obtuvo el reconocimiento que merecía. Lo que no consiguió fue la pasta.

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