Las autoridades sanitarias argentinas han confirmado que la muerte de un niño de ocho años ocurrida en febrero de 2017 fue producida por la llamada ameba devoradora de cerebros. El diagnóstico inicial fue que el fallecimiento se había debido a una meningitis, pero análisis posteriores, cuyos resultados acaban de conocerse ahora, han confirmado que en realidad fue provocada por este peligrosísimo parásito. Parece ser que el pequeño se contagió por la nariz mientras nadaba en una laguna. Este trágico caso es el primero que se produce en el país iberoamericano.
Pero, ¿qué es realmente la ameba devoradora de cerebros y cuál es la vía más común de contagio? La Naegleria fowleri es un microorganismo que vive en el agua dulce, generalmente en lugares de temperaturas cálidas o tropicales. Aunque también se ha detectado su presencia en piscinas climatizadas en las que no se ha cuidado apropiadamente la higiene o que tengan los fondos acolchados (a la ameba le gusta anidar en el plástico y la goma), en todas partes del mundo.
La principal vía de contagio es a través de la nariz al bañarse en alguno de esos sitios. La ameba penetra así hasta el cerebro, dónde se produce un período de incubación que puede durar desde un día a varias semanas. Cuando comienza a mostrarse la infección, el paciente empieza a sentir fiebre, náuseas y dolor de cabeza. Poco a poco, el cuadro se va volviendo más grave, produciéndose convulsiones y delirios. Finalmente, la persona entra en coma y suele morir en el plazo de una semana.
El primer caso conocido de infección se produjo durante la II Guerra Mundial. La víctima fue un soldado japonés hecho prisionero en Guadalcanal. Pero, el más célebre de todos se produjo a principios de los años 60 en una piscina de Praga, y se cobró la vida de una docena de nadadores del equipo olímpico de Checoslovaquia que entrenaban allí.
Todos los años se producen varios casos de muerte por causa de esta ameba, la mayoría de ellos en el sur de Estados Unidos y en países de zonas tropicales. En España, hasta la fecha, no hay registrada ninguna muerte por esta causa. No hay muchas maneras de evitar el contagio. La única sería intentar evitar bañarse en lagos y charcas en épocas de mucho calor.