Fallos logísticos, falta de personal, exceso de optimismo y propaganda desbordada son algunos de los rasgos de la campaña de vacunación contra el coronavirus en Cataluña. En la primera semana de campaña sólo han recibido la primera dosis de la vacuna de Pfizer y Biontech 6.093 personas de las sesenta mil previstas en un principio.
La Generalidad no dispone aún de las neveras necesarias para trasladar las vacunas desde el Banco de Sangre de Barcelona a las residencias de mayores. Aduce que sufre retrasos en la entrega a causa del Brexit, dado que buena parte de dichas neveras quedaron atrapadas en el paso de Calais.
Pero no sólo faltan neveras. La Generalidad pidió enfermeras voluntarias para la campaña de vacunación. Necesitaba, según sus cálculos, unas quinientas sanitarias. En un alarde de propaganda la consejería de Salud dijo que se habían presentado más de cinco mil voluntarios. Sin embargo, durante los primeros días de vacunación muchos de estos voluntarios no habían sido llamados por la administración o se encontraban de vacaciones.
Como resultado de todos estos fallos, el 1 de enero sólo se vacunaron en Cataluña dos personas. La previsión era vacunar a unas 8.500 personas al día, comenzando por los mayores de las residencias y el personal que les atiende. A este ritmo será imposible cumplir con el calendario de vacunación, que preveía haber terminado esa primera fase en dos meses.