El pasado martes Estados Unidos anunció que el 50% de su población adulta está vacunada mientras el 61,6% tiene al menos una dosis, lo que supone más de 158 millones de personas. Las cifras están permitiendo al país el regreso de una relativa normalidad, con anuncios como que la educación volverá a ser presencial en septiembre en Nueva York o la paulatina vuelta a a las oficinas. En un país donde cualquier adulto puede acudir a vacunarse con la vacuna que desee, el reto ahora es convencer a los escépticos con todo tipo de incentivos y que deje de frenarse el ritmo de vacunación. El objetivo es alcanzar la inmunidad de grupo a principios de julio, en poco más de un mes.
A diferencia de otros países, Estados Unidos no ha optado por la implantación de un pasaporte vacunal para participar en determinadas actividades. En su lugar, los CDC estadounidenses han ido actualizando en las últimas semanas sus recomendaciones para no vacunados y vacunados. Las cada vez mayores evidencias sobre la escasa capacidad de transmisión y contagio de las personas vacunadas y la mejoría en las cifras de la pandemia en el país han hecho que las autoridades sanitarias hayan decidido dejar de recomendar la mascarilla a los vacunados tanto en espacios exteriores como en interiores. La mascarilla sólo será imprescindible en medios de transporte, entornos sanitarios y aquellos espacios que decidan hacerla obligatoria.
La prensa local recoge cómo tras meses tras la mascarilla hay personas reacias a quitársela definitivamente o que desconfían de los que no la llevan. Pero también están destacando otros aspectos de esta cada vez más acelerada vuelta a la normalidad: un reportaje en The Washington Post muestra reencuentros de familiares de distintos estados, sin necesidad de mascarillas, distancia social, cuarentenas o test, tras meses sin verse.
Mientras, una noticia en Wall Street Journal cuenta la otra vertiente del fin de lo peor de la pandemia: los problemas de las tiendas para deshacerse del gel hidroalcóholico, un producto que caduca a los dos años y que ahora algunos establecimientos están literalmente regalando, a cambio de cupones u ofertas de cuatro por uno, para liberar espacio en las estanterías y los almacenes. La demanda ha caído en picado por la vacunación y la admisión, meses después, de que la principal vía de contagio del coronavirus es aérea y no a través de las superficies.
Last year, people were so desperate to get hand sanitizer that distilleries started making it. Now stores are having a hard time getting rid of it all. "Nearly every family has two to three bottles of it." https://t.co/59Vbj6wk99
— The Wall Street Journal (@WSJ) May 23, 2021
En cuanto a la vuelta a la rutina, los CDC estadounidenses han publicado una lista de actividades consideradas seguras para los vacunados y el grado de riesgo que, por el contrario, tienen los que aún no se han vacunado. Los vacunados pueden, destaca, retomar la práctica totalidad de su ocio antes de la pandemia con seguridad y sin mascarilla, como comer en el interior de restaurantes, celebrar fiestas en casa, ir a la peluquería, a un concierto o al gimnasio.
Sus recomendaciones se apoyan en datos como el estudio elaborado a partir de los contagios detectados entre la población vacunada hasta abril: según se publicó esta semana, sólo 10.200 estadounidenses se contagiaron de covid-19 de los 101 millones que estaban completamente vacunados en esa fecha, un 0,01% del total.