La variante Delta del coronavirus avanza desbocada en Cataluña y afecta a personas cada vez más jóvenes. Los registros son de récord en lo que va de pandemia. En las últimas 24 horas se han notificado 3.400 casos, se ha disparado el riesgo de rebrote en la región hasta los 679 puntos (1.044 en la ciudad de Barcelona) y un índice de propagación del 2,5 (por cada cien positivos se contagian 250 más). La edad media de los nuevos casos es de 26,44 años, aunque los servicios sanitarios alertan de que comienza a notarse una subida de los contagios entre la población comprendida entre los 30 y los 55 años.
La situación empieza a tener un impacto notable en los hospitales y centros de atención primaria. En las últimas horas han ingresado 49 personas, lo que eleva la cantidad de pacientes hospitalarios de coronavirus a 522. De ellos, 123 están en unidades de cuidados intensivos. El pasado viernes, el riesgo de rebrote estaba en 282 puntos y en sólo 48 horas ha pasado hasta casi 700. Hace sólo cinco días el índice de propagación no superaba el punto.
Los expertos atribuyen estos datos a las celebraciones de San Juan y al final de las restricciones en ámbitos como el ocio nocturno, aunque muchas de las discotecas más conocidas de la región han decidido cerrar ante la imposibilidad de cumplir con las normas de control de acceso y distancias de seguridad. Los indicadores actuales no se veían en Cataluña desde mediados del pasado enero, cuando se contabilizó un aumento de los contagios tras las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
La noticia positiva es que el porcentaje de personas que ha recibido las dos dosis de la vacuna es casi del 40%. Un 54,6 ha recibido la primera dosis y ha comenzado ya la vacunación de la población más joven con convocatorias sin cita previa en diversos puntos de Cataluña.
Parálisis administrativa
A pesar de los alarmantes datos de la quinta ola del coronavirus, el nuevo consejero de Salud, el médico Josep Maria Argimon, designado a instancias de Junts per Catalunya (JxCat) no ha adoptado ninguna medida. La parálisis se atribuye al cambio de partido al frente de la consejería, que hasta la conformación del nuevo gobierno regional separatista estaba en manos de ERC. A diferencia de lo que ha ocurrido cuando los datos han sido malos en Madrid, el Gobierno se abstiene de emitir avisos y alarmas ante la grave situación de Cataluña.