Marzo de 2020. Una mujer a pocas semanas de dar a luz baja a la farmacia a hacer las últimas compras para la bolsa del hospital. Para su sorpresa, la farmacéutica se acerca para darle su número de teléfono y ofrecerse a subirle ella misma lo que necesite. Cuenta que está haciendo lo mismo con sus clientes mayores. Pasado el confinamiento, cuando ya había mascarillas que vender (y el Gobierno había pasado de no recomendarlas a hacerlas obligatorias) la misma farmacia emprende una campaña para invitar a donar el redondeo de las compras y ayudar con ello a los vecinos más golpeados por la crisis.
Situaciones como estas se vivieron en muchas de las farmacias españolas cuando estalló la pandemia: el sector destaca sobre todo cómo se llegó a los más vulnerables y en especial a la gente mayor, llevándole las medicinas a su propio domicilio e incluso facilitando medicamentos que se suministran en los hospitales. También subrayan cómo ha brillado en esta crisis el papel de las farmacias rurales. Desde el Consejo General de Farmacéuticos, destacan que algunos de los cambios que ha traído el coronavirus, los que han desembocado en una mayor asistencia del paciente, han llegado para quedarse, como es el caso de la asistencia a domicilio y la colaboración con farmacéuticos de hospital. "Nuevos circuitos de asistencia que "queremos que sigan", cuenta a LD Ana Lopez Casero, miembro del Comité Directivo y tesorera del Consejo General de Farmacéuticos de España.
Según López, con su accesibilidad y cercanía en lo peor del covid, desde la "primera línea", los farmacéuticos mostraron "la raza sanitaria que tiene la profesión" y lo que puede complementar la farmacia "al sistema nacional de salud". Algo, que subraya, han sentido los ciudadanos: "Nos hemos sentido muy valorados y agradecemos profundamente su confianza", cuenta López ofreciendo datos de una encuesta que arroja que el 96% de ellos encontraron en la farmacia un "refugio" en lo más duro de la pandemia.
"Infravalorados"
Sin embargo, esa percepción no ha sido la misma desde el Gobierno, sobre todo al principio de la pandemia, como recuerda López, que admite que se han sentido "infravalorados" en todo este tiempo aunque apunta que la situación ha mejorado. La queja más repetida del sector ha sido que podían "hacer más" de lo que se les estaba permitiendo. Una de sus batallas más importantes fue la de los test: desde el principio las farmacias se ofrecieron a sumarse a la estrategia de detección de nuevos casos haciéndolos ellos mismos pero durante varios meses la propuesta fue paralizada por Sanidad, con argumentos como que no contaban con la infraestructura necesaria y ataques incluso desde otros sectores. Meses después y en distintos grados según la autonomía, las farmacias se incorporaron por fin a los cribados, en ocho de ellas incluso colaborando con las autoridades sanitarias para confirmar los positivos.
También tardaron más de un año en que se atendiera su demanda de vender test de autodiagnóstico: mientras que desde principios de año los test estaban disponibles por pocos euros en muchos países europeos, en España se empezaron a vender en julio tras un retraso burocrático incomprensible. La demanda en los primeros días fue extraordinaria y se temió un desabastecimiento, aunque tras el pico de ventas de las dos semanas iniciales, según los datos del Colegio, las ventas están cayendo. En total, se han dispensado más de cuatro millones de test.
"Nunca hemos querido ocupar el espacio de nadie. Hemos querido, ante una circunstancia extraordinaria, dar más capacidad" al sistema, defiende López, que recuerda que también se ofrecieron a vacunar: "Queremos dar más radio de acción, creemos que en esa complementariedad podemos aportar rapidez y eficiencia", defiende.
Esta semana el sector, formado en España por 76.821 farmacéuticos que trabajan además de en las 22.137 farmacias españolas en hospitales, industria, laboratorios clínicos, salud pública, investigación y distribución, ha celebrado el Día Mundial del Farmacéutico insistiendo en la idea de que pueden aumentar su colaboración con la Sanidad Pública y destacando muy especialmente el papel de la farmacia rural. "Conocemos nuestro potencial, llegamos hasta el ultimo rincón y tenemos una profunda vocación. Nos hemos ofrecido continuamente", cuenta, "sin querer ocupar el espacio de nadie".
También destacan la cercanía con el paciente, eso que se vio en lo peor del confinamiento y que llevó a Policía y Guardia Civil a pedirles ayuda para detectar mayores víctimas del coronavirus: cuenta López que los agentes se dirigieron a ellos para activar un protocolo "si detectábamos si alguna persona mayor dejaba de ir". En Canarias, mientras, lanzaron una iniciativa para detectar situaciones de maltrato invitando a la mujer a decirle a su farmacéutico las palabras "mascarilla 19" para recibir ayuda, una iniciativa que ahora se ha extendido a toda España y a otros países. "La farmacia puede hacer mucho bien", insiste López, y muchas de lo mejor que se vio en la pandemia ha llegado para quedarse.