
La intención de Irene Montero de incluir bajas laborales por menstruaciones dolorosas en el anteproyecto de la nueva ley del aborto no sólo ha encontrado recelos en el Gobierno, sino también entre los sindicatos y muchas asociaciones de mujeres que ya advierten de que, lejos de ayudar, puede perjudicarlas seriamente.
La vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas, mostraba este jueves su rechazo advirtiendo de que la medida podría derivar en una mayor discriminación en la contratación. "No vamos a tomar medidas que estigmaticen a las mujeres", respondía Nadia Calviño, dejando clara la postura del ala socialista del Gobierno.
Sin embargo, más allá de las cuestiones puramente laborales, la Asociación de Afectadas de Endometriosis (ADAEC) aporta una verdadera razón de peso para oponerse a la última ocurrencia del Ministerio de Igualdad: "Normalizar el dolor de regla puede dejar sin diagnosticar enfermedades realmente graves".
Puede ocultar otros diagnósticos
Su presidenta, Ana Ferrer, advierte de que las estadísticas que se están utilizando para justificar esta medida no son reales. "Dicen que el 73% de las mujeres han sufrido dolor de regla alguna vez, pero una cosa es que te pueda doler y otra que sea incapacitante. Son dos cosas muy diferentes -matiza indignada-. Si realmente tienes un dolor tan fuerte es síntoma de algo mucho más serio y estas bajas lo único que van a hacer es normalizar algo que no lo es, con lo que las mujeres ya no van a tener esa alerta de que les pasa algo serio. Y ya no hablo de endometriosis, hablo de un cáncer de ovarios, y esa persona se puede estar jugando la vida".
El principal temor de Ferrer es que estos casos no pasen de la Atención Primaria: "Si la medida se vende en los términos que se está vendiendo, el médico te va a dar a la baja y ni siquiera te va a mandar al ginecólogo y, si esto se hiciera en Alemania, pues bueno, los alemanes son un poquito más serios, pero en España ya nos conocemos: vamos a coger la baja para no ir a trabajar y ya está".
Lo que piden a Irene Montero
Desde la Asociación de Afectadas de Endometriosis recuerdan, además, que ya existen bajas para los casos realmente graves. "De ese 73% de mujeres que dicen haber sufrido dolores, hay un 20 que sí tiene una incapacitación y esas son las personas a las que hay que darle bajas, pero es que ya existe una baja para esos casos, que en su mayoría se deben a una endometriosis, un ovario poliquístico o un cáncer. Entonces… ¿Para qué vamos a aprobar esta medida?", se pregunta Ferrer, que coincide con aquellos que la tachan de "populista".
"No creo que se haya hecho con mala intención, pero desde luego Montero no se ha informado y lo ha anunciado sin consultar siquiera a las asociaciones de mujeres que lo sufrimos", denuncia. Precisamente por eso, Ferrer se dirige directamente a la ministra: "Si realmente quieres hacernos un favor, danos la discapacidad. Hay mujeres que están en grado tres y grado cuatro de endometriosis y son mujeres que no se pueden mover durante meses y no tienen derecho, ya no a una incapacidad, sino a una discapacidad, porque el decreto 1971/1999 nos tiene excluidas".
En este sentido, Ferrer advierte de que conceder la discapacidad al millón de mujeres que, según estima su asociación, padecen una endometriosis realmente incapacitante sería "mucho más barato que convertir las bajas por dolor de regla en un cheque en blanco", ya que se estima que estos permisos sistemáticos pueden llegan a costar al Gobierno unos 43 millones de euros anuales.
"¿No será mejor que yo me pueda dar de baja por mi patología, que ya lo puedo hacer porque existe esa posibilidad, pero que no me echen del trabajo o tengan un aliciente para contratarme porque, gracias a esa discapacidad, los empresarios que me contraten tendrían una rebaja fiscal? Eso sería lo lógico y lo que realmente nos ayudaría, porque nos permitiría seguir siendo competitivas en el mercado laboral, a pesar de tener ausencias o rendimientos inferiores en determinados periodos del año", defiende.
Qué es la endometriosis
La endometriosis es una enfermedad que afecta a una de cada nueve mujeres. "El primer síntoma es precisamente ese dolor de menstruación insoportable", explica Ferrer. Sin embargo, eso pronto deriva en "pérdidas de conciencia, dolor en las relaciones sexuales, infertilidad, dolor al ir al baño tanto a orinar como a defecar, dolor en la baja espalda, dolor crónico pélvico…".
A pesar de la gravedad, es una enfermedad que tarda una media de nueve años en ser diagnosticada. "En mi caso, 14", lamenta la presidenta de ADAEC, que recomienda a todas las mujeres que crean que puedan estar en su mismo caso a acudir cuanto antes al ginecólogo. "Muchas veces se tarda en derivar al especialista y eso es lo que hace que el diagnóstico se retrase, por eso medidas como esta nos van a dañar mas que a beneficiarnos".