El número de casos confirmados en España de la denominada viruela del mono o viruela símica se eleva ya a 30, según el Ministerio de Sanidad. Todos ellos, en la Comunidad de Madrid, donde, además, el Gobierno regional ha informado de que hay otros 15 casos en estudio, que se sumarían a cuatro más detectados en Canarias, Castilla-La Mancha y Málaga. "La evolución de estas personas está siendo leve y, por tanto, no han necesitado ningún tratamiento específico", ha asegurado la ministra Carolina Darias.
En el caso de Madrid, la agencia EFE asegura que el trabajo de rastreo realizado por la Dirección General de Salud Pública ha permitido determinar que la mayoría de los casos confirmados de viruela del mono en la región están asociados a una sauna gay. En cualquier caso -y a pesar de que la mayor parte de los positivos se han dado entre hombres homosexuales- el viceconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, ya advirtió este jueves de que la viruela del mono "no es una enfermedad de transmisión sexual ni afecta sólo a homosexuales".
Aunque el primer país en dar la voz de alarma fue Reino Unido -donde actualmente hay 20 casos confirmados-, España se sitúa a la cabeza de contagios fuera de África, país del que procede este virus de origen zoonótico. Le sigue Portugal, que ya ha confirmado 23 positivos. En todo caso, cada vez son más los países que corroboran la llegada de la viruela del mono a sus fronteras. Así, también se habrían registrado casos en EEUU, Canadá, Australia, Bélgica, Suecia e Italia, donde uno de los tres contagiados confirmados hasta el momento acababa de llegar de un viaje por las Islas Canarias.
La vacuna contra la viruela humana
Ante la rápida propagación del virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha hecho un llamamiento a todos los estados para que refuercen las medidas de rastreo. En España, además, el Ministerio de Sanidad ha anunciado que está analizando distintas opciones terapéuticas para hacer frente a la viruela del mono: desde antivirales no específicos, a la vacuna de la viruela humana, que tal y como apunta Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, "tiene al menos un 85% de eficacia" en la prevención del virus del mono.
Además, algunos países como el Reino Unido están utilizando antivirales como cidofovir y ST-246, pero, tal y como subrayan desde la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), "de momento es algo experimental". Su portavoz, Fernando de la Calle asegura que "ahora mismo el tratamiento se basa sobre todo en evitar complicaciones, como la sobreinfección de las lesiones, alteraciones neurológicas o posibles infecciones respiratorias, como pueda ser una neumonía".
Síntomas y vías de transmisión
En estos momentos, la principal vía de transmisión de esta enfermedad son los fluidos, fundamentalmente, la saliva, las excreciones respiratorias, así como el exudado de la lesión o el material de la costra. Además, la excreción viral a través de las heces también puede representar otra fuente de exposición.
Los síntomas, aunque algo más leves, son similares a los de la viruela humana: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y erupciones cutáneas que, a menudo, comienzan en la cara y luego se extienden a otras partes del cuerpo hasta formar una costra y caer. La principal diferencia, sin embargo, es que el virus del mono hace que los ganglios linfáticos se inflamen —lo que técnicamente se conoce como linfadenopatía—, mientras que la viruela humana, no.
En el caso de España, todas las muestras recabadas se están centralizando en el Instituto de Salud Carlos III, que emplea métodos de detección molecular mediante PCR en tiempo real (tecnología múltiplex de amplio espectro), más secuenciación genética del fragmento amplificado para hacer confirmación al 100 por ciento. La PCR permite un diagnóstico diferencial de la familia de ortopoxvirus (hay 4 tipos), y luego la secuenciación permite determinar si es o no viruela del mono.
Origen y tasa de mortalidad
La viruela del mono o viruela del simio es considerada una infección zoonótica rara de carácter emergente y cuyo origen se sitúa en África occidental y central, donde ahora mismo es endémica. Fue descubierta en 1958 en colonias de monos mantenidos para labores de investigación, pero el primer caso en humanos no se notificó hasta 1970 en Bokenda, una aldea de la República Democrática del Congo. Además, este virus también se transmite a ratas, ratones, ardillas y perritos de pradera.
Según la OMS, la tasa de letalidad ha variado mucho en las distintas epidemias, pero ha sido inferior al 10% en los eventos documentados. En Europa, los casos detectados en las últimas semanas parecen ser de carácter leve, algo que los expertos achacan a que aquí la variante predominante es la de África occidental, menos grave que la detectada en África central.
El mayor brote fuera de este continente se dio en EEUU en 2003, con cerca de 70 casos confirmados repartidos en 6 estados. Sólo dos pacientes padecieron enfermedad grave -ambos niños-, pero ninguno falleció. La mayor afectación de los grupos de menor edad puede deberse precisamente a que no están vacunados contra la viruela humana, ya que ésta se dio por erradicada en 1980 y, desde entonces, se ha excluido de los calendarios de vacunación.