
Con 150 casos confirmados de brotes detectados en 17 países, la viruela del mono plantea en estos momentos una gran incógnita y proyecta una preocupación de cara al futuro.
La incógnita la planteó la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado sábado, al calificar de circunstancia "atípica" los casos de viruela del mono en "lugares no endémicos".
Teniendo en cuenta que "la viruela del mono se propaga de manera diferente al coronavirus, siempre bajo un estrecho contacto", es fundamental establecer la trazabilidad de los contagios y el foco origen de los mismos, porque la existencia de brotes en 17 países no endémicos supone una cambio en el patrón de contagio conocido hasta ahora sobre este virus. Por ello es tan importante en estos momentos establecer el foco origen de todos esos casos, pues muchos de ellos no han tenido ningún contacto con individuos de África occidental.
Tanto la Comunidad de Madrid como Italia tratan de determinar en estos momentos si un evento multitudinario —el Maspalomas Pride 2022, celebrado en Gran Canaria entre el 5 y el 15 de mayo— es ese foco originario, una fiesta a la que también acudieron ciudadanos del Reino Unido, primer país en lanzar, el pasado 15 de mayo, la alerta sanitaria a la OMS de acuerdo al reglamento sanitario internacional, tras detectar los cuatro primeros casos en Europa.
Es decir: salvo que la viruela del mono haya mutado en sus patrones de contagio, sólo eventos concretos podrían haber actuado de multiplicadores en la expansión del virus, por lo que es perentorio encontrar al denominado paciente cero.
¿Se volverá endémica en Europa?
Además de este posible cambio en el patrón de contagio del virus, en estos momentos una de las preocupaciones de las autoridades y expertos es que la viruela del mono —un virus tropical selvático— acabe siendo endémica en Europa, como ya lo es en África, con casos detectados en República Centroafricana, la República del Congo o Nigeria, pero muy escasos brotes (menos de 10) exportados fuera de esos países, como ocurrió en 2003 en EEUU.
Aunque también se han identificado casos en Pakistán, Israel, Canadá, EEUU y Australia, es en Europa donde se concentran, en estos momentos, el mayor número de casos, con España, Portugal y Reino Unido a la cabeza en cuanto a casos confirmados.
La gran preocupación del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) es que el virus haya llegado a Europa para quedarse, y esto ocurriría, entre otros motivos, por el contagio a las mascotas. Los animales son un reservorio del patógeno, y el ECDC informa en un comunicado de que "si se produce la transmisión de persona a animal y el virus se propaga en una población animal, existe el riesgo de que la enfermedad se vuelva endémica en Europa". En ausencia de control veterinario, la enfermedad puede transmitirse a la vida silvestre.
Por ello, y como señalaba acertadamente en Libertad Digital el catedrático de Ciencias Naturales Miguel del Pino, esta vez es "necesario remediar el desprecio total que sufrió nuestro cuerpo de veterinarios, que fue ignorado en la lucha contra la covid 2, aunque se suponía que se trataba de una zoonosis y se buscaba infructuosamente la especie reservorio".