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Médicos responden a Irene Montero: "El respeto en el parto es la práctica habitual en España"

La violencia obstétrica desapareció por el camino en la tramitación de la ley del aborto. Los ginecólogos reivindican su labor más allá de las leyes.

La violencia obstétrica desapareció por el camino en la tramitación de la ley del aborto. Los ginecólogos reivindican su labor más allá de las leyes.
La ministra de Igualdad, Irene Montero | EFE

Este jueves salió adelante en el Congreso la reforma de la denominada Ley de Salud Sexual y Reproductiva, que incluye medidas como los permisos menstruales y la posibilidad de que adolescentes de 16 y 17 años puedan abortar sin necesidad de conocimiento paterno. Otro aspecto polémico que, sin embargo, terminó desapareciendo de la norma, fue la mención a la violencia obstétrica, un concepto que indigna a la comunidad médica pero que manejan habitualmente cargos del Ministerio de Igualdad, Irene Montero incluida, para referirse a determinadas prácticas consideradas no respetuosas con el proceso del parto, como episiotomías rutinarias y cesáreas "no necesarias".

Tras las quejas oficiales de la sociedad de ginecología y los colegios de médicos, que incluso impulsaron una campaña en defensa de obstetras y matronas, el término acabó decayendo aunque sí hay mención en la norma a la necesidad de hacer "esfuerzos especiales" para evitar "prácticas innecesarias e inadecuadas que no estén avaladas por la evidencia científica" y "reforzar las prácticas relativas al parto respetado y al consentimiento informado de la paciente".

¿Hay partos respetados en España? ¿Eran necesarios estos y otros apuntes en la ley? Jorge Fernández Parra, jefe de Obstetricia del hospital Virgen de las Nieves de Granada, cree que no y afirma que la potenciación del respeto a la paciente "es la práctica habitual" en España. El representante del Consejo General de Colegios Médicos señala que "nuestro código de deontología lo recomienda y lo impone" y recuerda cómo el respeto a la autonomía del paciente está también legislado en la Ley de Autonomía del Paciente. "Es una aportación absolutamente innecesaria", destaca mientras subraya que "es un paso positivo" la desaparición de la mención a la violencia obstétrica, un término que "nos parecía tremendamente injusto".

El presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, el doctor Txanton Martínez-Astorquiza, pone sobre la mesa algunos datos del hospital donde trabaja, el de Cruces de Bilbao, donde con 4.000 partos al año el 65% son espontáneos, "sin asistencia salvo la de la matrona", un 15% por cesárea y un 20% instrumentales, aquellos en los que se emplean ventosa, fórceps o espátula. Desde su experiencia en su hospital y lo que ha visto en otros de los hospitales españoles que conoce, Martínez señala que "se cumplen los deseos" de la paciente "si se pueden cumplir".

Para el doctor, "lo más importante es que la parturienta sea informada honestamente para explicar pros y contras". Señala cómo aceptan planes de parto, una práctica cada vez más extendida en que la mujer destaca sus preferencias en cuanto, por ejemplo, epidural, y afirma que quieren "ser lo menos invasivos posible, si podemos", señalando que hay situaciones en que han de afrontar ciertos procedimientos por respeto a la salud de la madre y al bebé.

Sobre los consentimientos informados, destaca que funcionan en las operaciones programadas pero que son complicados en los momentos de urgencia: "Se entiende que hay un voto de confianza" entre paciente y médico, señala el doctor, que indica cómo hay cosas que quedan muy bien "haciendo leyes" pero que son impracticables en determinadas situaciones. "Hay que tener sentido común y ser generoso con las personas que trabajan en salud", insiste el médico, que reitera lo complicado de querer imponer una impronta legal en situaciones en que hay que "decidir en 30 segundos por dos pacientes", la parturienta y el niño, y tiene que prevalecer el criterio médico.

En cualquier caso, el doctor subraya cómo más allá de polémicas y debates políticos "nadie niega lo que es bueno para su hijo". Desde su colectivo, en cualquier caso, sí señalan cómo están de acuerdo con determinados aspectos como la necesidad de bajar la tasa de cesáreas pero insiste en que es algo que se conseguirá cumpliendo los protocolos, que son "muy clasificadores", más allá de lo que diga una ley. El doctor recuerda que aunque un nacimiento es "una fiesta, a veces las cosas se complican".

"Somos los principales interesados en que todo vaya bien", asegura ,"no lo compliquemos más". "No es una lucha entre pacientes y médicos, no sé por qué hay que buscar un conflicto", recalca, recordando, además, frente a quienes vinculan violencia obstétrica con machismo y prácticas patriarcales, cómo la ginecología está llevada en su inmensa mayoría por mujeres.

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