En todo el mundo hay una realidad incuestionable: las abuelas siempre tienen la razón. Pero, partiendo de esa base innegociable, esa realidad tiene sus matices. Nada es ni blanco, ni negro y, en esta ocasión, hay que ver qué hay de cierto en esos remedios que las abuelas aconsejan cuando, durante el otoño y el invierno, nos convertimos en huéspedes de las gripes y de los resfriados.
Antes de nada, lo primero que hay que preguntarse es si son eficaces. Por ello, si partimos de la base de que la gripe se trata de un proceso vírico, deberíamos de tener claro el hecho de que no hay un tratamiento específico que la cure sino que todo servirá para aliviarla y hacer que sea menos duradera.
Para profundizar más en este asunto, hay que recordar algunos de los alimentos y suplementos más consumidos al arrancar la temporada de resfriados y aclara cuáles son sus propiedades terapéuticas. Malestar general, dolor muscular, fiebre, tos, irritación de garganta.. No dejes de ir al médico, pero al mismo tiempo toma nota de los siguientes remedios caseros: aliviarán rápidamente los síntomas y te ayudarán a curar la gripe antes de tiempo.
Remedios para prevenir los catarros y la gripe
- Sopa de pollo casera con verduras
La receta secreta de la abuela ha sido probada en el laboratorio y se ha descubierto que ayuda a prevenir infecciones respiratorias por su rico contenido en proteínas, agua, vitaminas y nutrientes y además el pollo es rico en el aminoácido cisteína que ayuda a fluidificar las secreciones nasales.
- Ponerse calcetines de algodón para dormir
Especialmente si te mueves mucho por la noche y acabas destapándote.
- Terminar la ducha con agua fría
Es un método sencillo para adaptarse al frío y los cambios de temperatura. También lavarse las manos con agua fría es un método para adaptarse a la temperatura del exterior. Las manos y los pies ayudan a regular la temperatura corporal, y los baños de contrastes controlados te ayudan a mejorar tu sistema inmunitario en invierno.
- Mantener la calefacción a menos de 20ºC
Se suele abusar del termostato y se pasa de lugares interiores muy calientes a la calle fría, y estos cambios nos hacen vulnerables a las infecciones. Si nos fijamos, nuestros antepasados pasaban mucho tiempo al aire libre a bajas temperaturas y sólo contaban con el fuego de la chimenea para calentar las casas, nuestros cuerpos están adaptados al frío, pero ahora vamos perdiendo la capacidad natural de termorregular quemando grasa y manteniendo la temperatura corporal constante.
- Abrigarse por capas y cubrir cabeza, manos y garganta
El truco de las capas es mucho más viejo que la invención de las fibras textiles térmicas. Los abuelos no contaban con abrigos técnicos para el frío, pero llevaban varias capas de ropa, desde las camisetas interiores a las pellizas o capas de abrigo, incluso el papel del periódico servía de aislante para introducirlo en la ropa y mantener la temperatura en invierno. Las capas se pueden quitar y poner fácilmente, y así si tienes calor, puedes evitar sudar. Además, es importante no olvidarse de gorros, guantes y bufandas para las zonas más expuestas al frío.
- Tomar sopa de ajo y cebolla
Son platos de la cocina tradicional que se recuperan para tomar calientes en invierno y prevenir infecciones por el contenido en vitaminas, minerales y fitonutrientes con efectos antibacterianos y antivíricos de los ajos y las cebollas.
- Jarabe de ajo para las defensas
El ajo es un antibiótico natural y antibacteriano que refuerza el sistema inmunológico contra los virus. Para prepararlo simplemente hay que hervir un cuarto de taza de agua con un diente de ajo triturado, añadir el zumo de medio limón y dos cucharadas pequeñas de miel.
- Tomar jalea real y propóleo
Es otro remedio clásico que viene de las abejas. La jalea real es el alimento de la abeja reina y es un alimento muy energizante y beneficioso y el propóleo es la sustancia que fabrican las abejas para proteger las colmenas de las infecciones, por eso se toma como antibiótico natural.
Remedios para paliar los síntomas del catarro y la gripe
- Vaso de leche caliente con miel
A la hora de irse a la cama, la leche con miel caliente ayuda a dormir con sueño reparador por el contenido en el aminoácido triptófano de la leche, y la miel tiene efectos antibacterianos, antivíricos y suaviza la garganta cuando hay dolor o infección.
- Cucharada de miel con limón
Otro clásico de los remedios de la abuela es calentar miel y añadirle el zumo de un limón para tomar en ayunas o en jarabe cuando la tos y la congestión nasal atacan. Ambos tienen propiedades bacteriostáticas y aumentan las defensas.
- Hacer gárgaras con agua y bicarbonato
El bicarbonato actúa como una base débil, limpiando y eliminando el medio ácido que suelen preferir las bacterias.
- Hacer vahos con agua hervida con hojas de eucalipto, pino y tomillo
Los clásicos baños de vapor ayudan a aliviar la congestión nasal y sinusitis cuando la mucosidad está estancada. Puedes sustituir los clásicos líquidos para añadir gotas al vapor por las propias hojas naturales de las plantas más utilizadas como eucalipto, tomillo y pino. también puedes utilizarlos como ambientadores en humidificadores en casa.
- Infusiones de menta, tomillo o romero
Tenemos una amplia tradición de infusiones medicinales, y las abuelas se conocen muchas recetas que han pasado de mano en mano de madres a hijas. Pregunta a los mayores que tengas cerca por la que utilizan ellos, y si no, siempre puedes utilizar las clásicas de menta, tomillo, romero, manzanilla, té, etc.
- Lociones para descongestionar
Las lociones de lavanda y eucalipto aplicadas en la garganta, pecho y espalda mejoran la respiración y descongestionan las fosas nasales ya que estas plantas son potentes antisépticos.
- Baños calientes para el dolor muscular
Los baños de agua caliente con aceites esenciales como pueden ser de nuez moscada y jengibre o con una cucharada de mostaza en polvo alivian los dolores musculares derivadas de los enfriamientos.
- Agua con sal para aliviar la congestión nasal
A una taza de agua tibia, se le añade un cuarto de cucharadita de sal marina sin yodo y un cuarto de cucharadita de bicarbonato. Una vez preparada la mezcla, aplicar un par de gotas con un dosificador adecuado en cada fosa nasal.
- Cebolla para la tos
Parte una cebolla por la mitad, añade un poco de agua y azúcar y colócala cerca del cabecero de la cama. Los vapores que generan este compuesto ayudan a calmar la tos por la noche.