
La edad mental es la edad que alcanza un individuo de acuerdo a su desarrollo intelectual y no tiene por qué coincidir con la edad biológica. En otras palabras, este término se refiere a la edad que ha alcanzado la mente de un niño o de un adulto en comparación con el promedio de desarrollo para cada año de edad cronológica. Es decir, una persona puede tener 20 años de edad física pero 13 o 30 de edad mental.
La determinación de la edad mental también se basa en los tests de coeficiente intelectual, donde el individuo debe contestar a una serie de preguntas para determinar si su edad mental está en concordancia con su edad cronológica.
Por ello, es importante saber que la edad mental no es un dato universal si se tiene en cuenta que existen personas jóvenes cuya actitud y comportamiento es similar a las de personas mayores, al igual que existen personas mayores con mucha energía y vitalidad. Para conocer la edad mental de las personas hay distintos modelos que miden el grado de envejecimiento del cerebro y permiten establecer la edad biológica cerebral de una persona. Pero, para más detalles, la edad mental de una persona es equivalente a la del grupo de población que, estadísticamente, presenta un desarrollo intelectual similar al de dicha persona, y se calcula en función de diversas pruebas de inteligencia, normalmente de tipo cuestionario.
La distinción entre edad biológica y cronológica también se ha llevado al terreno de los distintos órganos y sistemas del cuerpo humano: edad del corazón, edad de los pulmones, edad del cerebro… Este último órgano ha suscitado un interés especial porque es el que se relaciona con enfermedades como el Alzheimer y otras patologías degenerativas relacionadas con el envejecimiento. La idea es la siguiente: si una persona puede conocer el grado de envejecimiento de su cerebro, tal vez pueda adoptar las medidas necesarias para evitar la pérdida memoria y otros problemas cognitivos o, al menos, retrasar su aparición.
Medir el envejecimiento cerebral, ¿es ya una realidad?
Un estudio del Grupo de Investigación Neurovascular del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas de Barcelona ha publicado recientemente un estudio innovador en el que se relaciona una edad biológica más avanzada que la cronológica con un indicador de envejecimiento del cerebro: las denominadas hiperintensidades de la sustancia blanca, que vienen a ser unas áreas del cerebro en las que la sangre llega con mayor dificultad. Esas lesiones cerebrales indicativas de un envejecimiento cerebral acelerado se observaron mediante pruebas de resonancia magnética, pero la edad biológica también se midió mediante un análisis genético a partir de muestras de sangre.
La pregunta es siempre la misma: ¿estos métodos de determinación de la edad cerebral tienen una aplicación directa en la población general? ¿Sirven para saber si una persona padecerá Alzheimer u otras demencias? No en la actualidad; tal vez en el futuro.