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¿Por qué se produce el miedo a la oscuridad en adultos?

El miedo a la oscuridad es común en los niños pero más raro en adultos. ¿Por qué se produce? ¿Tiene algo que ver la ansiedad? Consejos para evitarlo.

El miedo a la oscuridad es común en los niños pero más raro en adultos. ¿Por qué se produce? ¿Tiene algo que ver la ansiedad? Consejos para evitarlo.
umbrella, grey, light | Unsplash/Rafael Barquero

¿Quién no ha tenido miedo a la oscuridad en algún momento de su vida? El miedo a la oscuridad es uno de los temores infantiles más habituales, sobre todo entre los 3 y 5 años de edad. Sin embargo, se considera un temor evolutivo, lo cual significa que forma parte del desarrollo y suele desaparecer solo, generalmente después de los 8 o 9 años. Pero, en ocasiones no desaparece y acompaña a la persona a lo largo de la vida. De hecho, en algunos casos puede transformarse en una fobia a la oscuridad, también llamada nictofobia o escotofobia, un problema que no solo afecta a los niños sino que también puede presentarse en la edad adulta.

De niños es ciertamente normal pero, incluso ya de mayores, muchas personas evitan recorrer su casa en la oscuridad e, incluso, levantarse por la noche para ir al baño. Normalmente van encendiendo las luces de la casa o simplemente no se levantan. El problema surge cuando la fobia condiciona totalmente la vida del afectado, tanto física como emocionalmente. En esos casos produce, una ansiedad intensa, con síntomas fisiológicos que acaban interfiriendo de forma significativa en la vida de la persona.

¿Qué es la nictofobia?

La definición de nictofobia es fobia a la oscuridad. El miedo a la oscuridad es más bien un temor a lo que esta representa, a los peligros imaginarios que se pueden esconder en las sombras. El miedo a la oscuridad en niños se considera normal puesto que la imaginación infantil es particularmente fértil y a cuando son pequeños les cuesta distinguir la realidad de la fantasía. Sin embargo, cuando ese temor se intensifica y el niño también tiene miedo a dormir solo presentando problemas del sueño, puede convertirse en fobia a la oscuridad.

La nictofobia implica, por tanto, un temor irracional y patológico a la oscuridad. Sin embargo, la fobia a la noche en adultos va más allá de la preocupación instintiva que genera la oscuridad, desata una ansiedad desadaptativa y síntomas neurovegetativos que terminan afectando considerablemente la calidad de vida.

Síntomas de la fobia a la oscuridad

  • Síntomas físicos de la nictofobia: sensación de dolor u opresión en el pecho, mareos o sensación de aturdimiento, dificultad para respirar, temblores y/o sensación de hormigueo, transpiración, aumento del ritmo cardíaco y tensión muscular excesiva.
  • Síntomas emocionales de la fobia a la oscuridad: miedo intenso y generalizado que no se corresponde con el peligro real y puede llegar a ser abrumador, sensación de malestar y angustia provocada por el miedo a la oscuridad, necesidad de escapar de la situación, que normalmente conduce a mantener encendida la luz de la habitación y miedo a perder el control o morir durante la noche.
  • Síntomas cognitivos de la ectofobia: pensamientos catastrofistas relacionados con la oscuridad o el miedo, imágenes o pensamientos terroríficos relacionados con la oscuridad que acrecientan aún más el miedo e incapacidad para controlar esas imágenes y/o pensamientos, lo cual genera más angustia.

Causas del miedo a la oscuridad en adultos

Son muchas las causas y factores que condicionan la aparición de esta fobia, desde un episodio traumático en la infancia, pasando por factores evolutivos o inestabilidad emocional que experimente la persona en cuestión.

  • Una mala experiencia en un entorno oscuro que ocasione un mal recuerdo
  • Numerosas pesadillas
  • Abuso de películas de terror que afecten la sensibilidad de las personas
  • Factor evolutivo: el ser humano pierde capacidades visuales ante la oscuridad con el paso de los años y esto puede desencadenar en un mayor número de inseguridades
  • Inestabilidad emocional de la persona: la salud mental puede desencadenar en una fobia prolongada en una persona, por ejemplo, la depresión en ancianos puede ocasionar la proliferación de una nictofobia

Consecuencias de la fobia a la oscuridad

La fobia a la oscuridad en adultos y niños pueden afectar notablemente la calidad de vida. La persona con nictofobia no solo intentará por todos los medios evitar los lugares oscuros sino que además tendrá problemas para dormir, ya sea porque no logra conciliar el sueño debido al miedo o por los despertares frecuentes ya que tienen un sueño más ligero.

Aunque en adultos es más raro que se den estos casos hasta un 40% se asustan al recorrer su propia casa en la oscuridad y el 10% tiene tanto miedo que no se atreve a levantarse al baño por la noche. Como resultado de este miedo, tanto en adultos como niños es habitual que padezcan somnolencia diurna, lo cual afectará las actividades cotidianas. En el caso de los niños, es usual que disminuya su rendimiento escolar y en los adultos que cometan más errores en el trabajo ya que se afecta su capacidad de atención y concentración. Los niños también suelen desarrollar miedo a dormir solos y, en sentido general, a todos los espacios oscuros.

Al estrés y la angustia que provoca esta fobia, se le suma la sensación de no poder controlar el miedo, lo cual puede terminar afectando la autoestima y la autoconfianza. En los adultos, es usual que ni siquiera se atrevan a hablar de su miedo con otras personas ya que a menudo se avergüenzan del mismo, lo cual retrasa el momento en que piden ayuda, de manera que cuando acuden al psicólogo la fobia a la oscuridad lleva años instaurada.

Relación entre miedo a la oscuridad y ansiedad

Lo primero que hay que diferenciar es un miedo de una fobia. Aunque en el lenguaje cotidiano se utilizan como sinónimos, en el ámbito de la psicología y la psiquiatría se suele considerar una cuestión de grados, de modo que, para que merezca el calificativo de fobia, el miedo tiene que ser desproporcionado, no razonable, escapar a la voluntad de la persona, darse con persistencia y provocar una evitación de lo que se teme. También se suele establecer la frontera entre lo real y lo irreal. Así, una fobia sería el temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de las personas no las encuentran ni siquiera incómodas o molestas. En cambio, el miedo es una reacción natural ante situaciones, cosas, personas o animales que entrañan un peligro real.

En términos psiquiátricos, las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad que lleva a que los afectados puedan sentir una ansiedad extrema o tener un ataque de pánico cuando se exponen a aquello que les produce miedo.

¿Hay personas más predispuestas?

Nadie está libre de padecer algún tipo de miedo irracional, pero hay algunos individuos que, en principio, pueden ser más vulnerables. En términos generales, se tratan de aquellas personas que tienen más predisposición a sentir miedo o ansiedad y que presentan rasgos como la necesidad de control (si no hay oscuridad no hay control), pesimismo o personas que hayan sufrido experiencias traumáticas en un contexto de oscuridad.

Además, hay varias teorías sobre la predisposición a las fobias. Hay algunos autores que dicen que todos estamos predispuestos biológicamente a sufrir este tipo de miedos. Según otros, hay personas más predispuestas a desarrollar diversos trastornos de ansiedad o relacionados con la ansiedad (como las fobias) debido a una predisposición genética. Sin embargo, la cultura y el entorno también son factores importantes en su desarrollo.

Cómo superar este miedo irracional a la oscuridad

  • Buscar motivos por los que se le teme a la oscuridad. El planteamiento de esta razón hará que existan posibilidades de solución hacia la fobia
  • Imaginarse a uno mismo en situaciones de oscuridad y permanecer en ella para acostumbrarse y así controlar el temor junto a ejercicios de respiración
  • Usar técnicas de relajación o respiración para así calmar la situación de angustia que se está viviendo
  • Exposición a la oscuridad de manera gradual con dispositivos de iluminación que ofrezcan diferentes niveles de intensidad
  • Aplicar frases motivadoras a uno mismo. Utilizar frases como: "estoy en el pasillo oscuro pero no me va a pasar nada" y "no me está pasando nada" para su motivación
  • Distraerse con otras actividades mientras se está en plena oscuridad. Por ejemplo, apostar por actividades de musicoterapia para mayores, hablar por teléfono con alguien
  • Superar la fobia junto familiares o amigos. Estar acompañado en momentos de temor facilita la situación de ansiedad
  • Intentar dormir con oscuridad, afrontando directamente el miedo
  • Realizar buenos hábitos de sueño como aplicarse horarios, siestas, formas de conciliar el sueño o saber cómo tratar el insomnio en adultos mayores
  • Infusiones naturales como la tila o la valeriana
  • Terapias de relajación como el yoga en casa para mayores

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