Investigadores del Hospital Clínic y del hospital Sant Joan de Déu, ambos en Barcelona, han conseguido engañar a la naturaleza y crear un prototipo de placenta aritificial para que un prematuro extremo, los nacidos por debajo de 6 meses de gestación, de 26 semanas, puedan seguir su desarrollo como si estuvieran en el vientre materno.
El objetivo es reducir la mortalidad y las secuelas que tienen muchos de los ultra prematuros. El sistema recrea una cápsula en la que el feto recibe el aporte de sangre, de oxígeno, de nutrientes, lo necesario para vivir, como si no hubiera nacido todavía.
De hecho, es crucial que en el momento del parto prematuro se forma inmediata se conecte a ese neonato con la placenta artificial para engañar a la naturaleza y que no empiece los mecanismos de respiración y gravedad que necesita un recién nacido para vivir en el mundo.
La primera fase de la investigación, llevada a cabo con fetos de oveja, ha logrado una supervivencia de 12 días en varios casos. Lo que supone la viabilidad de la placenta artificial y empezar una segunda fase para alcanzar supervivencia de 3 o 4 semanas. Porque un mes más de vida fetal es mucho para la supervivencia y buen desarrollo para el bebé.
"Conseguir sacar un feto de su madre y que siga viviendo como un feto. Tenemos que engañar a la naturaleza al máximo", ha remarcado el líder del proyecto en el que ahora también trabajarán la definición de un marco bioético y de los protocolos necesarios para la transición a la vida neonatal, es decir, el nacimiento del feto desde la placenta artificial.
Gratacós cree alcanzar entre las tres y cuatro semanas supondrá un "cambio radical" en la supervivencia de estos fetos: en Europa nacen cada año 25.000 bebés prematuros que, con este proyecto, tendría un mejor pronóstico y reducirían la mortalidad y las secuelas.