
Los trastornos funcionales digestivos afectan a una de cada cuatro personas. Representan hoy en día la segunda causa de absentismo laboral y académico, después del resfriado común, por lo que es fundamental consultar ante cualquier sospecha. El problema es que muchas personas, antes de ponerse en manos de un experto, echan mano de remedios caseros o del autocuidado, en muchas ocasiones favoreciendo el desarrollo de la enfermedad.
El malestar estomacal recurrente (dispepsia funcional) y el síndrome del intestino irritable (o colon irritable, como se le llama de forma común) representan dos de los trastornos funcionales digestivos más comunes. Según indica el doctor Manuel Medina Cruz, coordinador de la Unidad de Neurogastroenterología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla, también se los conoce como trastornos de interacción intestino-cerebro, ya que el sistema nervioso entérico, encargado de controlar todas las funciones gastrointestinales del sistema digestivo, se considera como el segundo cerebro de nuestro cuerpo.
Sobre la dispepsia funcional, el doctor Medina recuerda que la mayoría de los pacientes notifican un dolor en la zona central del estómago, que suele empeorar tras las comidas, así como digestiones pesadas, hinchazón del abdomen, o bien una sensación de llenado rápido del estómago tras comer cantidades pequeñas de comida, incluso náuseas o vómitos.
En el caso del síndrome del intestino irritable, se trata de un trastorno funcional digestivo crónico, caracterizado por dolor y molestias abdominales, acompañadas de hinchazón, y de alteraciones en el hábito deposicional. Actualmente, según la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD) un 25% de las consultas en digestivo son por esta patología, que se estima que puede padecer hasta un 15% de la población.
En la Unidad del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa liderada por el doctor Manuel Medina Cruz, los trastornos más comúnmente estudiados son, además del síndrome de intestino irritable, la distensión abdominal funcional, el dolor abdominal crónico, el estreñimiento crónico funcional, los trastornos asociados a helicobácter pylori, el sobrecrecimiento bacteriano, así como las intolerancias alimentarias, o los trastornos en relación al aumento de la permeabilidad intestinal.

"Muchos de estos pacientes echan mano de una alta tasa de autocuidados o de remedios caseros que encuentran en internet para probar métodos terapéuticos que, en el mejor de los casos, no les causarán perjuicios, pero que en la mayor parte de los pacientes sí hará que aumente su ansiedad, malestar, sus sentimientos negativos, empeore su calidad de vida, o que incluso algunos desarrollen trastornos de la conducta alimentaria por recurrir a dietas restrictivas", explica.
Merman su calidad de vida
Este experto señala, asimismo, que el manejo de estos pacientes no suele ser fácil por la recurrencia de sus síntomas, lo que hace que en muchas ocasiones su calidad de vida disminuya, y por ejemplo se ausenten o incluso rindan menos en el trabajo.
"Este tipo de trastornos funcionales digestivos merman la calidad de vida de los pacientes, causan una gran inseguridad y falta de autoestima, al ver cómo su vida cambia en pocos meses desde el punto de vista emocional. Y precisamente esa sobrecarga negativa que produce a los pacientes favorece que los síntomas se perpetúen y agraven ", subraya el doctor Medina. Por ello, cada vez es más habitual el uso, en determinados casos, de fármacos neuromoduladores o a la psicoterapia para hacerles frente.
En concreto, explica el doctor Medina que la neurogastroenterología es la ciencia que estudia la neurología del tracto gastrointestinal, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas. "Por lo tanto, es una subespecialización de la gastroenterología, encargada de hacer una visión integral del control del proceso digestivo mediante el sistema nervioso autónomo, el sistema nervioso central, y el neuroendocrino, al tiempo que estudia cómo aparecen los trastornos derivados de su disfunción", agrega.
Consultar ante la mínima sospecha siempre
En opinión del doctor Medina Cruz, esto lleva consigo "una carga emocional muy intensa", además de una "merma considerable" en la calidad de vida de estos pacientes, e incluso hace que, en ocasiones, se sientan verdaderamente incomprendidos.
En este sentido, aconseja acudir a un especialista ante cualquier sospecha, y que éste evalúe cada caso concreto, con el apoyo de un equipo multidisciplinar, compuesto por digestivos, endocrinos, nutricionistas, psicólogos, entre otros; para abordar esta patología y su tratamiento desde todos los aspectos que en ella influyen, asegurando los mejores cuidados y resultados posibles.
Este tipo de trastornos se diagnostican y manejan en base a unos criterios clínicos establecidos a nivel internacional y que recientemente han sido actualizados con multitud de pruebas complementarias para descartar enfermedades orgánicas.