Todo el mundo, en mayor o menor medida tiene algún lunar en el cuerpo y no tiene por qué preocuparse. Los lunares son pequeños grupos de células pigmentadas que aparecen en la piel. Si uno ve que aparecen nuevos lunares debe saber que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, y normalmente suelen localizarse en zonas afectadas por la exposición al sol. De media una persona adulta tienen entre 10 y 40 nevus en la piel, y siguen apareciendo nuevos lunares a medida que el individuo envejece. También hay que saber que la mayoría de los lunares son inofensivos, pero hay que revisarlos si cambian drásticamente de tamaño, color o sangran, ya que puede ser indicio de melanoma. Pero, en ocasiones, uno puede rascarse un lunar sin querer y producir sangrado.
Es evidente que, como cualquier otra parte del cuerpo, los lunares también pueden lesionarse por desgarro o rascado, pero hay que saber que, más allá de eso, rascarse un lunar no produce ninguna lesión ni daño. Probablemente pueda provocar alguna hemorragia, pero no requiere atención médica, sin embargo, si un lunar sigue sangrando o supurando líquido de forma persistente o se vuelve doloroso, necesita atención médica. Pero, hay que reconocer que uno de los temores de la sociedad es que rascarse o hurgarse los lunares puede provocar cáncer. Sin embargo, este es un mito que ha ido transmitiéndose de generación en generación. Lo que si es cierto es que algunos lunares pueden crecer, cambiar o volverse cancerosos (y es importante hacerse controles cutáneos periódicos), pero la mayoría son benignos e inofensivos.
Pero el hecho de que la mayoría de los lunares no provoquen cáncer no significa que no causen problemas si se rascan o hurgan. De hecho, hay que saber que rascarse y hacerse sangre en los lunares puede tener serias implicaciones para la salud y es generalmente desaconsejado. Los lunares, también conocidos como nevos, son crecimientos en la piel que suelen ser benignos. Sin embargo, pueden transformarse en lesiones malignas, como el melanoma, un tipo de cáncer de piel muy agresivo. Por ello, cualquier cambio en un lunar, ya sea en tamaño, forma, color o textura, debe ser evaluado por un dermatólogo.
¿Qué ocurre si hay un rascado accidental de un lunar?
Dependiendo de su ubicación es posible que uno se rasque un lunar de manera accidental o que se enganche en ropa o joyas, que al aplicar maquillaje o productos para la piel produzca picor o incluso si hay una picadura de insecto cerca. De hecho, rascarse accidentalmente un lunar puede provocar hemorragias y daños bajo la capa de la piel, lo que hace que los vasos cutáneos sean vulnerables a las lesiones. Puede ser doloroso, pero es poco probable que sea peligroso o provoque daños mayores.
Cuando la piel circundante bajo el lunar se lesiona, parece que sangra y los vasos de la piel que hay bajo el lunar también pueden debilitarse y volverse susceptibles a las lesiones. Hay veces en que el lunar pica y se acaba rompiendo la piel que lo rodea por rascar demasiado fuerte. Hay que tener en cuenta que un lunar sangrante puede ser doloroso, pero puede tratarse en casa. No obstante, los lunares que sangran o supuran líquido debido a una lesión no son motivo de preocupación, y se curan solos, sin embargo, hay que acudir al médico si los lunares sangran sin motivo y siguen haciéndolo.
¿Puede conllevar problemas el hecho de rascar un lunar? Si, rascarse un lunar y hacerse sangre puede causar una serie de problemas, lo primero es que al rascarse, se puede introducir una infección en la piel. Es evidente que la piel alrededor de los lunares es sensible y al lesionarla, se crea una puerta de entrada para bacterias, lo que puede resultar en infecciones locales que podrían requerir tratamiento médico. Además, el trauma repetido en un lunar puede alterar su apariencia, dificultando la evaluación de cambios malignos por parte de los profesionales de la salud.
El acto de rascarse un lunar también puede llevar a cambios en la estructura celular del lunar mismo. Aunque no todos los lunares que se rascan se convierten en malignos, el trauma continuo puede aumentar el riesgo de transformación cancerígena en algunos casos. Esto es especialmente preocupante en lunares atípicos o displásicos, que ya tienen un mayor riesgo de convertirse en melanoma.
Qué hacer con un lunar rascado
- Limpiar el área: Lo primero es lavarse las manos y el área alrededor de la herida con un jabón suave y agua tibia para prevenir infecciones.
- Aplicar presión: Si sangra, lo mejor es presionar suavemente con un paño limpio o una venda hasta que se detenga el sangrado.
- Ungüento antibiótico: Una vez se ha frenado el sangrado se puede aplicar un ungüento de venta libre a la herida para reducir el riesgo de infección.
- Cubrir: Colocar una venda para proteger la herida.
- No intervenir: Hay que resistir la tentación de hurgar en la cicatriz mientras sana.