
Los utensilios de cocina de plástico negro, como espátulas, cucharones y coladores, son comunes en la mayoría de los hogares y valorados por su durabilidad y precio. Sin embargo, un número creciente de estudios advierte sobre la presencia de sustancias químicas peligrosas en estos productos, lo que ha generado un llamado a los consumidores para que consideren alternativas más seguras. Investigaciones recientes han revelado que algunos de estos utensilios contienen retardantes de llama bromados (BFR, por sus siglas en inglés) en concentraciones alarmantes, vinculadas a riesgos importantes para la salud.
Un estudio publicado en la revista Chemosphere analizó 203 productos de plástico negro, desde utensilios de cocina hasta juguetes y recipientes para alimentos, y encontró que el 85 % de las muestras contenía BFR, con niveles de hasta 22,800 partes por millón (ppm) de compuestos tóxicos, incluyendo sustancias como el decaBDE, un químico prohibido en la Unión Europea debido a su alta toxicidad.
BFR en los productos cotidianos
Los BFR son compuestos ampliamente utilizados en plásticos y productos electrónicos para reducir el riesgo de incendio. Estos químicos, al ser altamente duraderos, resisten la degradación, lo que los convierte en una amenaza para la salud pública.
Los BFR, como el decaBDE y otros éteres de difenilo polibromado (PBDE), fueron empleados en productos de consumo hasta que, debido a sus riesgos, su uso fue restringido en varios países, incluso a nivel europeo. A pesar de estas regulaciones, los BFR siguen apareciendo en utensilios de cocina y otros productos cotidianos debido a prácticas de reciclaje deficientes que mezclan materiales de productos electrónicos con plásticos usados para fabricar utensilios. En el intento de promover prácticas de reciclaje, estos químicos peligrosos terminan en productos reutilizados, exponiendo a los consumidores a sus efectos tóxicos.
La Agencia Europea de Medio Ambiente y otros organismos de salud pública han advertido que los BFR pueden acumularse en el cuerpo humano, especialmente en los tejidos grasos, y se han asociado con riesgos de salud como alteraciones endocrinas, neurotoxicidad y toxicidad reproductiva. Según el estudio en Chemosphere, los consumidores que usan utensilios de plástico negro contaminados con BFR podrían estar expuestos a un promedio de 34.700 ppm de decaBDE al día, una cifra preocupante en términos de exposición diaria.
El peligro del plástico negro
Una de las conclusiones más destacadas del estudio es que el análisis se centró en plásticos negros, sin evaluar otros colores. Esto se debe a que el plástico negro se fabrica a menudo con materiales reciclados, entre los que pueden encontrarse restos de productos electrónicos que contienen BFR. Aunque no se especificaron las marcas de los productos analizados, la información generada ha impulsado un debate sobre la seguridad de los utensilios de cocina de plástico y otros productos en contacto con alimentos.
Para reducir la exposición a estos químicos, los expertos aconsejan reemplazar los utensilios de plástico negro por opciones más seguras, como la madera o el acero inoxidable, y evitar calentar alimentos en recipientes de este tipo de plástico en el microondas, ya que el calor facilita la transferencia de compuestos tóxicos al alimento. También sugieren precaución con productos de plástico negro destinados a los niños, como juguetes y accesorios, dada la alta probabilidad de contener BFR.
Llamado a regulaciones más estrictas
El estudio también plantea una cuestión urgente para las autoridades y la industria: la necesidad de revisar las prácticas de reciclaje que permiten la incorporación de sustancias tóxicas en productos de consumo.
A medida que los gobiernos europeos buscan regular más estrictamente el uso de compuestos como los BFR, muchos expertos consideran que estas normativas deben extenderse también a los plásticos reciclados. Los resultados de la investigación muestran que, sin controles adecuados, los consumidores pueden estar expuestos a altos niveles de compuestos tóxicos de manera inadvertida.

