La capacidad de concebir en etapas avanzadas de la vida no solo es un fenómeno biológico fascinante, sino que podría ser un indicador clave de envejecimiento saludable y una mayor esperanza de vida. Estudios recientes han revelado que las mujeres que experimentan embarazos espontáneos tardíos poseen características genéticas y biológicas que favorecen una longevidad excepcional.
Durante la Semana Marañón, organizada por la Fundación Ortega-Marañón con la colaboración de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), el académico José Miguel García Sagredo explicó cómo la fertilidad tardía se relaciona con la senescencia tardía, un proceso biológico que retrasa el envejecimiento. "Varios estudios muestran que aquellas mujeres que tienen embarazos espontáneos tardíos tienen una esperanza de vida mayor", afirmó el experto.
Fertilidad prolongada como indicador de longevidad
La conexión entre la capacidad de concebir en edades avanzadas y la longevidad no está ligada a la decisión personal, sino a características biológicas específicas que no todas las mujeres poseen. Según García Sagredo, la fertilidad prolongada es un indicador de un envejecimiento saludable. "Hay varias teorías de compensación biológica y de velocidad de envejecimiento que demuestran que la capacidad de tener hijos más tarde es un indicador de senescencia tardía o prolongada", explicó.
El especialista destacó que la capacidad de concebir a partir de los 35 años refleja una biología adaptada que disminuye las probabilidades de padecer enfermedades graves y de morir de forma prematura.
Hábitos de vida y factores genéticos
Aunque los factores genéticos desempeñan un papel fundamental en esta relación, García Sagredo subrayó que la longevidad también depende en gran medida de los hábitos de vida. "Es esencial llevar un estilo de vida saludable donde haya hábitos de alimentación y ejercicio físico correctos y con poco estrés metabólico", apuntó.
Los estudios también han revelado que los beneficios genéticos no se limitan a las mujeres. Los hermanos varones de mujeres con fertilidad prolongada tienden a vivir más tiempo, lo que refuerza la hipótesis de que estos genes asociados a la longevidad se comparten dentro de las familias.
Evolución y supervivencia tras la menopausia
Otro factor único de los seres humanos y algunas especies de ballenas es la supervivencia extendida después de la menopausia. Según García Sagredo, este fenómeno se ha incrementado con el tiempo debido a la selección natural de genes que favorecen el envejecimiento saludable. "El aumento de la supervivencia tras la menopausia forma parte de la evolución, ya que se van seleccionando los genes de senescencia tardía. Pero este proceso tarda bastantes generaciones en ocurrir", explicó.