Beata Halassy, una viróloga de la Universidad de Zagreb, descubrió en el año 2020 que tenía cáncer de mama a la edad de 49 años, exactamente en el mismo lugar donde ya había sufrido un tumor anteriormente.
Era la segunda vez que padecía un tumor desde que le extirparon su seno izquierdo, y la científica no podía volver a someterse a una quimioterapia. Por ello, Halassy trató su enfermedad con una terapia experimental basada en virus cultivados en el laboratorio.
El estudio, titulado "Un estudio de caso no convencional de viroterapia oncolítica neoadyuvante para el cáncer de mama recurrente", se publicó en agosto en la revista Vaccines y fue recogido en noviembre por la revista Nature. En la investigación se detalla cómo se autoadministró viroterapia, una terapia experimental, para combatir su propio cáncer en estadio 3.
Después de 4 años, la científica está totalmente curada. Sin embargo, este caso ha generado un debate ético sobre la autoexperimentación.
La viroterapia oncolítica
La viroterapia oncolítica (OVT) es un área en desarrollo del tratamiento del cáncer que utiliza un virus para atacar las células cancerosas y así provocar que el sistema inmunitario las combata. En Estados Unidos ya se ha aprobado una viroterapia, denominada T-VEC, para tratar el melanoma metastásico. Sin embargo, todavía no hay ninguna OVT aprobada para tratar el cáncer de mama en ninguna fase.
La científica declaró que no era experta en este tipo de terapias. No obstante, su experiencia en el cultivo de virus en el laboratorio le dio la confianza suficiente para probar el tratamiento consigo misma. ¿Cómo lo hizo? Con un virus del sarampión y otro de estomatitis vesicular. Ambos patógenos ya se habían utilizado en ensayos clínicos de OVT y se sabía que estos gérmenes infectaban el tipo de célula que origina el tumor. Además, la viróloga ya había trabajado anteriormente con ambos virus y sabía que tenían un buen historial de seguridad.
Los tratamientos consistieron en inyecciones directas en el tumor durante dos meses, con la supervisión de sus oncólogos para garantizar su seguridad. Los resultados fueron positivos, puesto que el tumor disminuyó significativamente, se desprendió de tejidos invadidos y permitió una extirpación quirúrgica más sencilla. Tras la operación, completó el proceso con un año de tratamiento con el fármaco trastuzumab.
En análisis posteriores al tratamiento, se demostró que el tumor estaba infiltrado por linfocitos. Esto confirmó que el procedimiento estimuló una respuesta inmunitaria.
Debate ético sobre la autoexperimentación
Tras conocer que estaba curada, Halassy quiso publicar sus hallazgos en revistas médicas. Sin embargo, la viróloga enfrentó numerosas dificultades, puesto que recibió una docena de rechazos de revistas porque el artículo incluía autoexperimentación.
El mayor problema de la autoexperimentación reside en que algunos expertos temen que la publicación de casos como este puedan alentar a la población sin conocimientos científicos o médicos a intentar tratamientos no comprobados, ignorando terapias convencionales.
Sin embargo, Halassy ha comentado que no se arrepiente de haberse autotratado y haber luchado para que sus publicaciones saliesen a la luz. Cree que es improbable que alguien intente copiarla, ya que el tratamiento requiere conocimientos y habilidades científicas. Ahora se encuentra feliz debido a que esta experiencia le ha dado un nuevo rumbo a su investigación. En septiembre consiguió financiación para investigar el tratamiento de cáncer en animales domésticos.