
Siempre se ha dicho que es necesario caminar 10.000 pasos diarios para estar saludable. Esta idea comenzó en el año 1965, cuando la compañía japonesa Yamasa Tokei comenzó a vender un contador de pasos llamado "manpo-kei". El lanzamiento del producto fue acompañado de una campaña publicitaria en la que intentaron fomentar la actividad física proclamando que había que caminar 10.000 pasos al día. Desde ese momento, este dato se quedó en la conciencia pública.
Hace unos años, un equipo de investigadores de la Universidad de Sydney, Australia, y la Universidad del Sur de Dinamarca descubrieron que realmente no hacía falta dar esa cantidad exacta de pasos. El estudio, publicado en British Journal of Sports Medicine, JAMA Internal Medicine y JAMA Neurology, tenía como objetivo examinar cómo los pasos diarios y el tiempo sedentario influyen en el riesgo de mortalidad, sobre todo, por enfermedades cardiovasculares.
Para realizar la investigación, los expertos se basaron en datos del Biobanco de Reino Unido. Vincularon los datos de 78.500 adultos de 40 a 69 años y sus resultados de salud 7 años después. Para contabilizar sus pasos, los participantes llevaron un acelerómetro de muñeca que medía su actividad física durante 7 días.
La información que se consiguió de los participantes se relacionó con sus registros de salud. Finalmente, solo se incluyeron en el estudio aquellos que estaban libres de enfermedad cardiovascular, cáncer o demencia al inicio de la investigación y durante los dos primeros años del estudio.
Un ritmo de pasos más rápido es beneficioso
El doctor Matthew Ahmadi, coautor principal del estudio, afirmó que "para obtener beneficios para la salud, además de caminar 10.000 pasos, las personas deberían hacerlo a un ritmo más rápido. En este sentido, el estudio demostró que la calidad de los pasos es más beneficiosa que la cantidad."
Además, la investigación destacó que los beneficios para la salud fueron parecidos tanto en personas que pasaban muchas horas sentadas, como en las que eran más activas. En este sentido, el estudio sugirió que hasta los pequeños cambios en la cantidad de pasos podrían ser útiles.
Las personas más sedentarias necesitan menos pasos
Cabe destacar que el estudio indicó que las personas con un nivel de vida más sedentario requerían menos pasos para maximizar los beneficios, mientras que las personas más activas y con menos tiempo sedentario necesitaban más pasos.
Las personas con poca actividad comenzaron a experimentar cambios positivos con tan solo 4.300 pasos al día. Se demostró que esta cantidad de pasos reducía significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. No obstante, el estudio afirmó que cuanto más se camine, mayores son los beneficios para la salud.
En cuanto a las personas con un tiempo sedentario más bajo, la reducción de riesgo de enfermedades cardiovasculares se maximiza con aproximadamente 8.000 pasos diarios.
En definitiva, el estudio reveló que caminar más pasos diarios reduce el riesgo de mortalidad y de desarrollar enfermedades cardiovasculares, mientras que las personas más sedentarias pueden tener beneficios en su salud sin necesidad de llegar a los 10.000 pasos al día.