
La oruga procesionaria es un insecto que supone una gran amenaza para los perros. Su aspecto puede parecer inofensivo, pero el contacto con sus pelos urticantes puede llegar a provocar graves reacciones como irritaciones, problemas respiratorios e incluso necrosis en la lengua.
Aunque estos insectos suelen aparecer en primavera, el aumento de las temperaturas ha provocado que estas peligrosas orugas sean cada vez más frecuentes en otras épocas. Por ello, es importante conocer los riesgos y saber cómo actuar en caso de contacto.
Alerta de la Guardia Civil
La Guardia Civil ha alertado de que la oruga procesionaria es una larva que se desarrolla en los bosques de pinos y cedros de toda la península ibérica. Miden entre cuatro y cinco centímetros y se reconocen fácilmente, ya que se encuentran en grupos numerosos avanzando en fila india, de ahí el apodo de procesionaria.
@guardiacivil ¿Ves algún peligro en este vídeo? Pues lo hay. Sobre todo para tu mascota. 🐶 ⚠️ Ten mucho cuidado si paseas con tu perro y ves una oruga procesionaria🐛 Este insecto tiene unos pelos urticantes que les pueden provocar una reacción muy grave. 👉🏼 Extrema las precauciones durante vuestros paseos. Y si entra en contacto actúa rápidamente. Llévale al veterinario y evita que se lama.
♬ Inspiring Ambient Folk - Aleksei Guz
Esta especie de animal pasa el invierno en nidos sedosos blancos ubicados en las copas de los pinos y, cuando va llegando la primavera, descienden hacia el suelo para completar su ciclo de vida. Se trata del momento más peligroso, ya que es cuando los perros pueden entrar en contacto con ellas. Entre los meses de febrero y junio, es imprescindible extremar las precauciones en bosques y parques con pinos, jardines, urbanizaciones cercanas a pinares y senderos o caminos rurales con presencia de coníferas.
Los pelos urticantes, el gran peligro
El mayor riesgo de estas orugas no reside ni en su mordedura ni en su veneno, sino en los pelos urticantes que recubren su cuerpo, pues contienen thaumatopina, una toxina altamente irritante que puede llegar a provocar reacciones alérgicas graves en perros y otros animales. El contacto con estos pelos puede causar irritación, problemas respiratorios o digestivos e incluso necrosis en la lengua. Es importante tener en cuenta que la toxina de los pelos de la oruga puede mantener su efecto hasta un año después de haber sido expulsada y arrastrada por el viento.
Hay que estar atentos a los síntomas por si el perro hubiese entrado en contacto, pues pueden aparecer a los pocos minutos y su detección es crucial para prevenir un efecto mayor:
- Hinchazón en la boca y lengua: la lengua puede aumentar de tamaño rápidamente e incluso necrosarse.
- Babeo excesivo y dificultad para tragar.
- Irritación y úlceras en la piel.
- Inflamación en los ojos si los pelos entran en contacto con ellos.
- Dificultad para respirar si ha inhalado los pelos urticantes.
- Fiebre, vómitos y malestar general.
Posibles efectos
Si un perro muerde o se come una oruga procesionaria, la situación es bastante más grave, pues la inflamación de la lengua y del aparato digestivo podría derivar en:
- Necrosis en la lengua, pudiendo provocar la pérdida parcial del tejido.
- Shock anafiláctico, en casos de reacción alérgica severa.
- Muerte, en casos extremos sin atención veterinaria inmediata.
En caso de que sospeches que tu perro ha tocado o mordido una oruga procesionaria, es imprescindible seguir estos pasos:
- Alejarlo de la zona para evitar más contacto con las orugas.
- No frotar la zona afectada, ya que se podrían esparcir más pelos tóxicos.
- Lavar la boca y la zona afectada con agua templada o suero fisiológico, sin frotar.
- Evitar que se lama para impedir que los pelos lleguen al estómago.
- Acudir de inmediato al veterinario.
Es fundamental acudir lo más rápido posible al veterinario más cercano, ya que, si el perro ha tenido la oruga dentro de la boca o ha estado en contacto con ella, se puede producir necrosis en la lengua e incluso úlceras en el esófago, lo que podría provocar ahogamiento.