
El apagón que afectó ayer a buena parte de España no solo dejó hogares sin luz, semáforos apagados y servicios públicos paralizados, sino también miles de neveras y congeladores fuera de servicio durante horas.
Al reanudarse el suministro, surgió la pregunta inevitable: ¿hay que tirar la comida que se quedó sin refrigeración? Más allá del desperdicio económico, lo que está en juego es la seguridad alimentaria.
La preocupación es lógica: la cadena de frío es el principal escudo que impide que bacterias como Salmonella, Listeria o Escherichia coli se multipliquen hasta niveles peligrosos. Por eso, ante situaciones como esta, conviene guiarse por criterios técnicos y no por el olfato o la intuición.
Las autoridades sanitarias internacionales son claras en sus recomendaciones. Tanto el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) , como la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)coinciden en que mantener los alimentos a temperaturas seguras es clave para evitar intoxicaciones. Si un alimento perecedero ha estado por encima de los 4 °C durante más de 4 horas, ya no puede considerarse seguro para el consumo.
Refrigerador: 4 horas es el límite
Según el USDA, el refrigerador puede mantener los alimentos seguros hasta por 4 horas tras un corte de energía, siempre que la puerta se mantenga cerrada. Si el corte ha durado más que eso, se deben desechar todos los productos perecederos: carnes, pescados, huevos, lácteos, platos cocinados, fiambres, pasteles con crema o queso, y ensaladas con mayonesa, salsas cremosas y pasteles rellenos de crema.
La FDA respalda este mismo límite de 4 horas, y el CDC advierte de que incluso si la comida "huele bien", no garantiza que sea segura.
Por tanto, si tu nevera estuvo apagada más de cuatro horas, los productos frescos y cocinados deben ir al cubo de la basura. Es especialmente importante evitar consumir alimentos que puedan haber estado expuestos a jugos de carne cruda, ya que la contaminación cruzada puede hacer que incluso alimentos aparentemente inofensivos, como frutas o pan, sean inseguros.
Congelador: más resistente, pero no invulnerable
Aquí el margen es mayor. Tanto el USDA como la FDA coinciden en que un congelador lleno puede conservar una temperatura segura durante unas 48 horas, y uno medio lleno, 24 horas, si no se abre la puerta.
Esto se debe a la mayor masa térmica de los alimentos congelados, que permite conservar el frío por más tiempo. Aun así, los expertos insisten en comprobar el estado de los productos: si todavía contienen cristales de hielo, pueden volver a congelarse sin riesgo. Si no, es mejor no consumirlos.
Tanto la FDA como el USDA advierten que la seguridad no debe evaluarse por el aspecto o el olor del producto: las bacterias como Listeria o Salmonella pueden multiplicarse sin cambiar el color o el olor del alimento. En resumen: si está descongelado y no se mantuvo frío, no lo comas.
Qué alimentos se salvan
No todo está perdido. Algunas categorías de alimentos pueden resistir sin refrigeración. Según el USDA, son seguros los productos de alta acidez como el ketchup, la mostaza, los encurtidos o las mermeladas, así como alimentos que no requieren refrigeración como frutas y verduras enteras, frutos secos, quesos duros, mantequilla, pan, harinas y productos horneados sin relleno cremoso.
La FDA añade que los jugos cerrados, las conservas y los cereales secos también pueden conservarse, siempre que no se hayan contaminado.
Por el contrario, tanto la FDA como el CDC advierten que los alimentos abiertos, incluso si no son perecederos, deben desecharse si estuvieron en contacto con productos crudos que pudieran haber goteado en el refrigerador.
En caso de duda, la regla es clara: ¡tíralo!
Uno de los mensajes más contundentes que repiten las tres agencias estadounidenses es el mismo: "en caso de duda, tíralo". No merece la pena arriesgar la salud por conservar unos filetes o una ensaladilla.
Las intoxicaciones alimentarias pueden ser leves o graves, y afectan con mayor severidad a niños, ancianos y personas inmunodeprimidas.
Prevención para futuros apagones
La experiencia de ayer nos recuerda que, aunque los cortes eléctricos son poco frecuentes, conviene estar preparados. El USDA recomienda varias estrategias útiles:
- Colocar un termómetro dentro de la nevera y el congelador para conocer la temperatura real.
- Congelar productos frescos que no vayan a consumirse de inmediato.
- Agrupar los alimentos dentro del refrigerador para mantener el frío más tiempo.
- Tener una nevera portátil y hielo seco o geles refrigerantes en casa, especialmente en zonas propensas a interrupciones.
¿Y si el electrodoméstico huele mal?
Si después del apagón detectas mal olor persistente en tu refrigerador, el USDA aconseja desechar todos los alimentos sospechosos, lavar con agua caliente y bicarbonato, enjuagar con una mezcla de agua y lejía diluida (una cucharada por cada 4 litros de agua), y dejar la puerta abierta durante 15 minutos.
En definitiva, ante un corte eléctrico prolongado, la seguridad alimentaria debe primar sobre la economía o el aprovechamiento. Un alimento en mal estado puede no parecerlo, pero sí causar daños graves. La regla de oro, respaldada por los principales organismos de salud pública, no deja lugar a dudas: si no estás seguro, tíralo.