
La hipertensión es una de las causas más comunes de enfermedades cardiovasculares, y afecta a más de 80 millones de personas en la Unión Europea. Los adultos de edad avanzada tienen un mayor riesgo de desarrollarla y, a pesar de las opciones de tratamiento existentes, la probabilidad de sufrir complicaciones graves, como insuficiencia cardíaca o enfermedad renal, sigue siendo altas.

"Recientemente, ha salido un reporte a nivel mundial donde se indica que la causa número uno de mortalidad en el planeta —principalmente cardiovascular— es la hipertensión arterial no controlada. Esto ocurre tanto en países desarrollados como en países en desarrollo, es decir, es una de las patologías más prevalentes que existe", afirma el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, e investigador de su Instituto de Investigación Sanitaria (IIS-FJD), centro participante de este nuevo ensayo europeo.
Así, recuerda el también director científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) que existe cierta predisposición genética a desarrollar hipertensión, agravada en la actualidad por determinados hábitos de vida: "se sabe que la dieta, especialmente aquellas dietas ricas en sal —no solamente echar sal a la comida, sino también el mantenimiento de las comidas con altos niveles de sal, procesados, etc.— pueden favorecer el desarrollo de la hipertensión".
El doctor Ibáñez menciona también a la obesidad, que "aumenta muchísimo el riesgo de hipertensión arterial", y a la falta de ejercicio, o el sedentarismo. "Es una combinación, pero en gran parte los factores de riesgo modificables tienen un papel fundamental y podrían mejorar el diagnóstico, sobre todo en las etapas más iniciales", indica este cardiólogo.
Aquí advierte el especialista de la Fundación Jiménez Díaz de que a los 20-25 años hay personas que ya tienen una tensión arterial que, si bien no cumple los criterios que clásicamente se han llamado hipertensión arterial, sí que está más elevada de lo que se consideraría una tensión arterial óptima. De ahí que anime a todo el mundo a mirarse la presión arterial desde la veintena a ser posible.
Tratamientos actuales de la hipertensión
A la hora de afrontar esta patología, mantiene el doctor Ibáñez que, clásicamente, cuando no es muy elevada en el momento del diagnóstico, se empieza con unos cambios de hábitos de vida: perder peso, hacer una dieta equilibrada, y comer sin sal.
"En muchos casos, esto es suficiente y se controla. Pero cuando no lo es, hay que empezar con tratamiento farmacológico. Actualmente se recomienda la combinación de varios tipos de fármacos, aunque sean a dosis bajitas cada uno de ellos. Los más frecuentemente utilizados son los inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina, o lo que se llaman los ‘IECA’, o también los ‘ARA-2’. También se utilizan diuréticos en forma combinada y fármacos antagonistas del calcio", aclara.
Eso sí, destaca este especialista, que acaba de protagonizar junto con el Dr. Valentín Fuster la segunda sesión del ciclo de conferencias con el que este año el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz conmemora su 90º aniversario, que hay una gran cantidad de pacientes que, pese a que toman fármacos antihipertensivos, no están controlados; al mismo tiempo que alerta de que más de la mitad de pacientes, aunque están tomando medicación —en muchos casos múltiple—, no llegan a tener unos niveles de tensión arterial óptimos.
Transformar el tratamiento de la hipertensión
Es por ello, según indica, se están buscando nuevas líneas de tratamiento y desde la UE se ha puesto en marcha este nuevo ensayo clínico, SGLT2 HYPE, cuyo objetivo es transformar el tratamiento de la hipertensión, y en el que participa la Fundación Jiménez Díaz como única entidad española.
"Este proyecto persigue testar si un tratamiento que nunca se utilizaba antes para la hipertensión arterial puede ser beneficioso para el mejor control de la misma en pacientes en los que no se consigue controlar con el tratamiento habitual", destaca.
Y es que, tal y como explica, estudios previos han demostrado que los inhibidores de SGLT2 pueden reducir la presión arterial, a la vez que ofrecen efectos protectores para el corazón y los riñones. "Sin embargo, aún no está claro si estos beneficios se traducen en una reducción a largo plazo de las complicaciones graves de salud. El estudio SGLT2 HYPE busca subsanar esta deficiencia en la investigación al determinar si estos medicamentos pueden mejorar de forma sostenible la salud de las personas con hipertensión", asevera este experto.
Cuenta el cardiólogo que estos fármacos, los inhibidores del SGLT2, se han utilizado clásicamente para la diabetes, pero tienen unos mecanismos de acción que son mucho más amplios: "se ha demostrado que tienen beneficios en diferentes patologías, como insuficiencia cardíaca. Este será, por primera vez, un estudio en el que se testará si también pueden ayudar a pacientes con hipertensión arterial refractaria al tratamiento habitual".
En qué consiste el ensayo clínico
En concreto, el estudio involucrará a más de 3.000 personas con hipertensión (≥140/90 mmHg) con riesgo alto de enfermedad cardiovascular. Los participantes recibirán dapagliflozina (10 mg), un inhibidor del SGLT2, o placebo, además de su tratamiento habitual.
"El objetivo principal es determinar si el medicamento puede prevenir complicaciones graves de salud como infartos, accidentes cerebrovasculares, o insuficiencia renal. Además, el proyecto evaluará si los pacientes experimentan una mejoría en su calidad de vida. El ensayo se llevará a cabo durante siete años en 53 centros médicos de toda Europa", aclara.
Son pacientes que tienen hipertensión arterial, según detalla Borja Ibáñez, y que están recibiendo tratamiento para ella y que no tienen niveles óptimos —es lo que llamamos hipertensión arterial no controlada— y que, además, tienen algún otro factor que les aumenta su riesgo de tener eventos adversos: infarto, insuficiencia cardíaca, etc. "Estos pacientes van a ser aleatorizados: la mitad de ellos añadirá a su tratamiento habitual estos inhibidores del SGLT2, y la otra mitad seguirá con el tratamiento estándar.
Luego haremos un seguimiento clínico en el que veremos cuántos de ellos desarrollan estos eventos adversos que llamamos infarto, ictus, insuficiencia cardíaca, en un grupo o en otro", concluye este cardiólogo.