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Jubilado el superordenador más rápido del mundo en 2008

Roadrunner fue el primero en superar la velocidad de un teraflop por segundo. No cumplirá los seis años de vida.

Roadrunner fue el primero en superar la velocidad de un teraflop por segundo. No cumplirá los seis años de vida.
El superordenador Roadrunner, jubilado tras cinco años de operación. | Los Álamos

Sic transit. Es lo que pensaría el superordenador Roadrunner (Correcaminos) si los superordenadores pensaran. Hace cinco años, en junio de 2008, esta máquina fabricada por IBM se convirtió en la más rápida del mundo y la primera en pasar de 1 petaflop por segundo, es decir, 1.000 billones de operaciones matemáticas con números decimales en coma flotante por segundo. En junio de 2011 aún se encontraba entre los diez primeros del mundo. Este domingo ha sido desmantelado, pese a que costó 120 millones de dólares y sólo tiene cinco años de vida.

Su propietario, el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México (EEUU), siempre ha contado con un superordenador situado entre los mejores del mundo y Roadrunner ocupa actualmente el puesto 22. De modo que para ellos ya es hora de actualizarse. No existe razón oficial para esta razón, aunque la excusa parece ser el enorme coste en electricidad necesario para mantenerlo funcionando, según Ars Technica.

Roadrunner cuenta con 296 racks (armarios) con equipos que sumaban 122.400 núcleos de microprocesador. Su arquitectura es híbrida, es decir, dispone de dos tipos distintos de CPU, algo novedoso en aquel momento y que se ha convertido en habitual. En concreto, empleaba procesadores PowerXCell 8i, una versión mejorada del mismo micro que se monta en las consolas PlayStation 3, y AMD Opteron de doble núcleo. Estos últimos realizaban las tareas más simples, dejando el peso del cálculo en los Cell, según informa el laboratorio.

El superordenador se empleó para investigaciones relacionadas con la nanotecnología, el sida o la reconexión magnética, aunque su principal función fue la de permitir la actualización de las armas nucleares norteamericanas sin necesidad de recurrir a pruebas nucleares reales. Una vez desmantelado, sus restos serán triturados, según el laboratorio por la naturaleza secreta de los cálculos hechos en ellos. No obstante, algunas partes serán conservadas por "razones históricas".

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