La filial de Vodafone en Kenia, Safaricom, lanzó en 2007 su sistema de pago por móvil M-Pesa (la eme es por móvil y pesa significa dinero en swahili). Desde entonces la ha ido extendiendo por países de la zona como Uganda, Ruanda y Tanzania, convirtiendo este región en líder mundial en comercio y banca móvil. Mientras aquí la característica que quizá menos miramos a la hora de comprar un móvil es si cuenta con tecnología NFC de pago por móvil, en Kenia M-Pesa tiene 18 millones de cuentas para unos 44 millones de habitantes, 25 millones de ellos por encima de los quince años. ¿Cómo es posible?
M-Pesa es una aplicación que puede ser utilizada incluso en los teléfonos más sencillos al emplear un sistema incluido en el estándar GSM que permite embeber pequeñas aplicaciones en la tarjeta SIM. Funciona, básicamente, como si pudiéramos emplear el saldo de una tarjeta de telefonía para realizar todo tipo de pagos. Así, los usuarios ingresan o retiran dinero de su cuenta M-Pesa en los mismos establecimientos donde antes podían recargar saldo, así como en numerosas tiendas. Pero con ese dinero también podrán facturas del agua, pagar en multitud de negocios –desde taxis a restaurantes–, así como enviar dinero a particulares.
Así, en un país en que casi todo el mundo tiene un teléfono móvil pero pocos disponen de una cuenta bancaria y una tarjeta de crédito, M-Pesa se ha convertido en la alternativa al negocio bancario tradicional, a pesar de sus elevadas comisiones. Tanto es así que Vodafone no sólo lo ha extendido a otros países africanos, sino que incluso lo está introduciendo en Europa. Esta primavera M-Pesa se ha estrenado en Rumanía, un país donde según Vodafone la mayoría de los habitantes tiene al menos un teléfono móvil pero un tercio carece de cuenta bancaria.
Parece claro que M-Pesa y otros competidores de similares características han triunfado en África por la carencia de un sistema financiero utilizado por la mayoría de la población. No está claro, por tanto, que pudiera repetir el éxito en los mercados occidentales, donde casi todos los consumidores disponemos de cuentas y tarjetas bancarias. De modo que el pago por móvil deberá emplear otras técnicas para tener éxito.