Los móviles que se mueven en la gama media, los que tienen un precio de alrededor de 200 euros, son un ejercicio de compromiso. Con ese dinero no podemos tener todo, así que cada modelo y cada fabricante escoge a qué renunciar. Algunos dan un salto en pantalla, otros en procesador o memoria, hay quien se esfuerza en la cámara y los móviles chinos generalmente lo hacen en la completa falta de asistencia y soporte para los occidentales que nos da por comprarlos.
Pero hay dos compañías chinas, ZTE y Huawei, que hace ya mucho tiempo que optaron por ser como los demás fabricantes y entraron en los mercados occidentales colaborando con las operadoras y ofreciendo el servicio postventa habitual en las grandes marcas. Pero eso tiene un coste, de modo que sus móviles, siendo baratos, ya no lo son tanto y también tienen que renunciar a mejorar algunos elementos para llegar a los bolsillos más exigentes.
El ZTE Blade V7 es un gran ejemplo de ello. Su precio inicial de 229€, y no digamos los menos de 190 por los que ya puede encontrarse en algunas tiendas, lo sitúan en esa gama media sin lugar a dudas. Y está claro cuál es su principal virtud nada más verlo: su diseño. ZTE ha optado por darle un cuerpo de aluminio con bordes redondeados y dos bandas arriba y debajo de distinto tono. A pesar de tener una pantalla de 5,2 pulgadas y botones capacitivos, tiene un tamaño razonablemente contenido, es fino y bastante ligero para usar metal y se agarra bien, con firmeza.
Es un móvil que entra por los ojos, aunque, para qué engañarnos, por mucho que indique en la parte trasera que ha sido diseñado en su centro de Múnich más bien parece sacado de Cupertino; se asemeja a una mezcla entre los iPhone 5 y 6, algo que por otra parte ya sucedía con el Blade V6. Pero que esa falta de originalidad no lleve a engaño: es muy bonito y suficientemente sólido como para no embutirlo en una funda que oculte sus encantos.
La pantalla es un panel IPS de 5,2 pulgadas y resolución Full HD, lo que da una excelente cifra de 442 puntos por pulgada. Aquí tampoco han escatimado y se nota, aunque el brillo puede quedarse algo corto en exteriores cuando estemos por ahí cazando pokémons. La cámara, por otro lado, cuenta con un sensor de 13 megapíxeles, que ya es más o menos la cifra estándar de la gama media, y como las demás cámaras de esta gama saca fotos más que aceptables de día, pero fracasa estrepitosamente según vamos quedándonos sin luz.
El Blade V7 cuenta con la cada vez más extendida ranura de doble uso: podemos elegir entre colocarle dos SIM o sólo una y una tarjeta de expansión, que dado que se queda en 16 GB de memoria interna es casi obligado en cuanto le metamos todas nuestras conversaciones, fotos y vídeos de Whatsapp, algunos juegos y las canciones que queremos llevarnos con nosotros. Incluye Android 6.0 casi de stock, con un launcher propio y algunas aplicaciones preinstaladas como Facebook, la de soporte de ZTE, el antivirus Avast, el teclado Swype y un limpiador llamado Clean Master que como se os ocurra ejecutarlo no os dejará en paz hasta el fin de los días. Pero en definitiva tan poca personalización es algo de agradecer frente a rivales como Huawei, que la verdad es que se exceden un poco en esto sin aportar nada realmente mejor.
Pero una vez repasado tanto lo bueno de este móvil como lo que es razonable dentro de su gama de precios, vamos a empezar con los compromisos. El primero, el procesador. ZTE ha optado por embutirle un Mediatek de ocho núcleos a 1 ,3MHz que, si bien cumple con lo básico, que es mover la interfaz con holgura y disfrutar de juegos poco exigentes tipo Clash of Clans, puede quedarse algo corto con otros más exigentes como Mortal Kombat X o Nova 3 en cuanto a tiempo de carga y retardos. La memoria es de 2 GB, que debería ser suficiente para casi todo, siempre que nos acordemos de vez en cuando de limpiarla de aplicaciones. Aunque es 4G, no dispone de NFC, algo que aunque ahora se use entre poco y nada está recibiendo bastante impulso y puede que a lo largo de la vida útil del teléfono lo acabemos echando de menos. En cuanto al sonido, y pese a que parece tener dos altavoces abajo, en realidad es mono.
Pero el verdadero problema del ZTE Blade V7 no es otro que su batería, que para una pantalla de 5,2 pulgadas ofrece unos exiguos 2500 mAh. Si siempre es conveniente elegir un móvil que nos aguante más de un día nada más comprarlo, para así conseguir que nos siga aguantando el día entero durante su vida útil, en este caso ni siquiera nuevo es capaz de llegar al final del día en cuanto le demos un poco de caña, aunque hay que reconocer que si lo usamos más bien poco sí que aguanta un día, algo sorprendente con tan pocos miliamperios. Pero con la habitual degradación de las baterías de ión-litio, el escenario en un par de años puede ser dantesco. Al menos dispone de carga rápida.
Y es una pena, porque por lo demás sería un teléfono equilibrado y bastante recomendable, siempre y cuando sus puntos fuertes coincidan con lo que te importe en un móvil: que sea bonito, con una buena pantalla sin ser monstruosamente grande y con una cámara normalita y capaz de mover sin problemas las aplicaciones más comunes y los juegos menos exigentes. Pero creo que para ese tipo de usuario es fundamental que la batería aguante, de modo que muy a mi pesar me resulta difícil recomendar este ZTE Blade V7.