La Inteligencia Artificial (IA) ofrece un sinfín de usos positivos para la sociedad y para la gente en general, pero existen casos en los que el uso de estas tecnologías modernas se considera cuestionable.
The Guardian ha publicado un artículo sobre el uso que las casas de apuestas hacen de la IA para mantener enganchados a los jugadores, el cual ha arrojado cierta luz sobre un tema que puede crear un intenso debate sobre moralidad en la industria del juego.
El caso es que es normal que los negocios hagan uso de la tecnología para maximizar sus beneficios. Las tiendas online usan prácticas como el remarketing para vender más; las plataformas online usan la información sobre los usuarios para ofrecerles publicidad dirigida; y los casinos y casas de apuestas online usan la IA y el comportamiento de los jugadores para ganar dinero.
Mientras que los dos primeros ejemplos pueden parecer moralmente correctos para la mayoría de la gente, el último es probable que no, y ello seguramente se deba al hecho de que, en la industria del juego, las ganancias de las empresas están directamente relacionadas con las pérdidas de los usuarios. Además, los problemas con el juego pueden llegar a arruinar la vida a las personas.
¿Cómo usan las casas de apuestas la IA y la información sobre los usuarios para maximizar sus ganancias?
¿Qué bonos ofrecen?
Un buen ejemplo de uso de inteligencia artificial en la industria del juego lo encontramos en los bonos que se ofrecen a los jugadores. Los casinos y casas de apuestas online ofrecen una amplia gama de bonos pensados para incentivarles a crear una cuenta, depositar dinero y realizar apuestas o jugar a juegos de casino.
Todo empieza con los bonos de casino que se les ofrecen a los jugadores al abrir una cuenta. Pueden recibir algo gratis (lo que se conoce como bono sin depósito) o a cambio de realizar su primer depósito (lo que se conoce como bono de depósito). Estos bonos son iguales para todos los jugadores (o por lo menos para todos los jugadores de un mismo país), ya que las grandes casas de apuestas online pueden ofrecer diferentes ofertas según el país.
Cuando los jugadores ya están registrados, los bonos dejan de ser los mismos para todos ellos, ya que las casas los adaptan a su comportamiento. Veamos algunos ejemplos. Imagina que una casino online tiene tres jugadores:
-
Un usuario habitual que juega por diversión y que deposita una cierta cantidad de dinero cada semana
-
Un usuario que no suele realizar depósitos, pero que se engancha fácilmente tras jugar un par de rondas
-
Un usuario que no quiere depositar dinero propio, pero que acaba haciéndolo si se le ofrece un buen trato
Sería comprensible que el casino no ofreciera nada al primer jugador, ya que va a acabar jugando de todos modos. El segundo jugador tiene pinta de responder positivamente a un bono sin depósito o a unos spins gratis que puedan engancharlo y aumentar la probabilidad de que acabe ingresando dinero. El tercer jugador seguramente se decantaría por un buen bono de depósito, con el que el casino intentaría sacar provecho.
Resulta evidente que los casinos y las casas de apuestas pueden hacer uso de cualquier información que obtengan de los jugadores. Recopilan datos sobre el comportamiento de los usuarios y usan la IA para decidir qué hacer con dicha información.
Mucho más allá
Tal como explica el artículo de The Guardian, "se analiza cada clic para optimizar los beneficios, no para mejorar la experiencia de usuario". No se trata solo de bonos, sino de todo lo que los jugadores hacen y dejan de hacer.
El artículo recoge el testimonio de Brian, responsable de marketing digital en la industria del juego, que afirmó que "es como una ciencia: no son simples anuncios aleatorios, sino que se trata de una actividad personalizada; los perfiles de los usuarios se construyen a partir de los datos obtenidos con el comportamiento de los jugadores".
Así, pues, tal como se suele escuchar en el cine, "todo lo que diga o haga podrá ser usado en su contra". Por eso es importante que los jugadores jueguen de forma responsable, que no caigan en las trampas que les tienden los operadores de juego para que apuesten y que busquen ayuda en cuanto sientan que lo necesitan.
Al fin y al cabo, estas prácticas moralmente cuestionables se usan en contra de los jugadores, de modo que quizá lo más inteligente sea mantenerse alejado del juego.