
Las tarjetas de visita siguen siendo un elemento esencial en la tecnificada Japón, de ahí que el principal operador del país, NTT Docomo, vaya a lanzar el mes que viene un teléfono móvil de ese tamaño, apto para carteras y tarjeteros. Con un grosor mínimo, de 5,3 milímetros, no se trata de un smartphone sino de un móvil clásico pensado para llamadas, mensajes y poco más.
Cuenta con una pantalla de 2,8 pulgadas de tinta electrónica, conectividad 4G y una batería de 380mAh. Pesa sólo 47 gramos y mide 91 milímetros de alto por 55 de ancho. Carece de cámara y tiendas de aplicaciones, aunque sí cuenta con navegador web, que aquello que hayan empleado uno en un libro electrónico sabrán que no es la experiencia de uso más gratificante del mundo. Tampoco es que resista mucho al agua: cuenta con certificación IPX2, que significa que aguanta el agua vertida sobre él cuando está inclinado hasta 15 grados con respecto a su posición normal.
El KY-O1L, fabricado por Kyocera, costará 32.000 yenes, que al cambio son unos 250 euros. Un precio considerable por un móvil que es sólo eso: un teléfono. No parece probable que llegue a nuestro país.