El equipo de la NASA introdujo en las frías y oscuras aguas una pequeña cámara de video y grabó a ambos seres. Según uno de sus responsables, Robert Bindschadler, “estábamos trabajando con la presunción de que no íbamos a encontrar nada".
Hasta ahora, los científicos creían que en esas condiciones sólo podían vivir unas pocas clases de microbios. El descubrimiento es una prueba más de que la vida se abre paso en los lugares más insospechados, y abre las posibilidades para buscar seres extraterrestres en el espacio.