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Diez días después, El Mundo y El País se enteran del Watergate climático

Diez días después de que estallase el  Watergate climático y la prensa internacional le dedicase sus editoriales, El Mundo y El País se hacen eco del suceso. Aunque una de cabezas visibles del IPCC haya dimitido por el escándalo, ambos diarios se alinean con los calentólogos, con curiosos argumentos

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Con un evidente retraso, por fin El Mundo y El País se hacen eco de la noticia del Watergate climático. A doble página en el diario de Prisa y a página completa el de Unidad Editorial, aparece un resumen de lo sucedido desde que un hacker hizo públicos los correos electrónicos de la cúpula del IPCC, lo que ha forzado la salida del organismo de Phil Jones.

Destaca que El País, en un presunto intento de objetividad, presente apenas dos tesis que cuestionan la teoría del cambio climático originado por la acción humana - entre ellos Gabriel Calzada - , y sin embargo consulte hasta con seis expertos que lo apoyan.

Partiendo de la teoría de que "nadie resistiría que se examine su correo privado de una década", el diario defiende que , tal y como publicó LD, los científicos falseen datos, presionen a los colegas que no se alinean con las teorías oficiales, y exageren los grados de calentamiento del planeta para hacer válidas las máximas del calentamiento global.

Para El País, lo más grave parece ser las expresiones "coloquiales de los correos", y no lo que desvelan en la realidad. El periodista  firmante del artículo, Rafael Méndez, diserta largamente sobre lo adecuado o no de los latiguillos; para evitar llegar al meollo porque consideran que no es suficiente para "hacer tambalear décadas de investigación por parte de miles de científicos". 

En un esfuerzo de simplismo mal entendido, el argumento con el que El País cierra el artículo es la navaja de Ockham: "A igualdad de condiciones, la solución más sencilla – en este caso el calentamiento global- es probablemente la correcta", aseguran.

Pero tampoco El Mundo se queda atrás. En un correcto artículo, el periódico informa de los acontecimientos sucedidos durante estos diez días, y que Libertad Digital ha ido publicando. Pero, además, se incluye un artículo del calentólogo Antonio Ruiz De Elvira, que no tiene desperdicio.

Su inicio ya es escalrecedor: "La realidad del cambio climático de origen atropogénico no se asienta directamente en los datos" dice, y llega a afirmar que estos "sirven para cualquier cosa". La evidencia de que el cambio climático existe, y se debe a la acción del hombre, es que "lo sabemos por el funcionamiento del planeta", no por los resutados. Sin más explicaciones.

Lo curioso es que Ruiz De Elvira, después de hacer ese desprestigio sobre el valor de los datos, comparándolos incluso con la subjetividad de las sanaciones de Lourdes, se afana en defender los "gases poliatómicos" porque "los datos climáticos recolectados y tratados por la Universidad de East Anglia, han supuesto un trabajo titánico e inestimable. Su valor científico es incalculable". Es decir, que los datos y los resultados sirven, cuando se alinean con sus tesis. Para lo demás, están invalidados.

Al menos, El Mundo no niega sistemáticamente todo lo que han destapado los correos de Phil Jones, y reconoce la "tendencia a arrinconar a los científicos que no comparten sus hipótesis, o la opacidad a la hora de desvelar los datos de sus informaciones".

Más grave es lo de El País, que se hace eco de la opinión del catedrático y calentólogo Manuel De Castro, que sostiene el que juzgan "argumento definitivo por el que la conspiración del cambio climático no puede existir": "Si alguien descubriera la evidencia que tumba la teoría del cambio climático antropogénico la publicaría inmediatamente. Sería un bombazo, algo así como desmontar la teoría de la relatividad de Einstein", asegura. Como no hay nada publicado - según El País - no es cierto.

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