A finales de 2009 tuvo lugar la fallida Cumbre Climática. En la cena de gala, presidida por la reina Margarita de Dinamarca, un grupo de activistas de Greenpeace irrumpió en ella. Entre ellos se encontraba Juan López de Uralde, por entonces director Ejecutivo de Greenpeace España.
López de Uralde y los otros dos activistas, una noruega y un suizo, burlaron la seguridad del Palacio de Christiansborg y llegaron hasta la entrada del Salón de los Caballeros, escenario de la cena, donde desplegaron una pancarta con el lema "Los políticos hablan, los líderes actúan", antes de ser detenidos.
Los tres activistas fueron acusados de hacerse pasar por una autoridad pública, falsedad documental y acceder de forma ilegal al recinto, un delito cuya pena se puede duplicar por tratarse de la reina.
El objetivo de la acción de los activistas del grupo ecologista era llamar la atención sobre el hecho de que sólo quedaban 24 horas para el cierre de la cumbre e instar a los líderes mundiales de la necesidad de cerrar un acuerdo climático.
Desde la asociación de ecologistas se acusó a la justicia danesa de "crueldad", hasta el punto llegaron sus denuncias que el embajador español en Dinamarca tuvo que salir al quite y afirmar que no había "nada que objetar" en su actuación y que era "arriesgado" poner el sistema judicial en duda.
El embajador adelantó entonces que la condena dependería mucho de lo que solicitara la Fiscalía. Pues bien, según adelanta la web de Greenpeace España, la Fiscalía danesa ya ha hecho públicos los cargos a los que se enfrentarán.