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Castilla y León

Tras los pasos de Santa Teresa de Jesús en Ávila y Alba de Tormes

Coincidiendo con el aniversario paseamos por dos de las ciudades más importantes en la trayectoria vital de Santa Teresa.

Coincidiendo con el aniversario paseamos por dos de las ciudades más importantes en la trayectoria vital de Santa Teresa.
Santa Teresa de Jesús, de la cuna al sepulcro

Un día nublado y poco apacible no debe ser impedimento para realizar un viaje, y mucho menos a dos de las ciudades que han añadido varios granos de arena a los cimientos de la historia de España, Ávila y Alba de Tormes. Pero no sólo de turismo vive el hombre, sino también de los personajes que, por su vida y su ejemplo, han servido de guía para muchos o han generado al menos respeto, para otros.

Santa Teresa de Jesús, cuyo nombre completo era Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, es uno de esos personajes históricos cuya leyenda se ha ganado a pulso. Coetánea de grandes conquistadores, vivió durante el llamado siglo de oro español, una mujer inteligente y decidida, capaz de superar barreras, a veces aparentemente imposibles, esta Doctora de la Iglesia, fundadora de las Carmelitas Descalzas, es considerada la primera gran escritora en lengua castellana y una de la referencias de la cultura española en los últimos siglos.

Este sábado 28 de marzo se celebra el V Centenario de su nacimiento, una conmemoración que cobra especial relevancia en Castilla y León, lugar donde nació y falleció la Santa y escritora. Durante todo el año se podrán recorrer varias rutas, ideadas para la ocasión, dentro del proyecto "Ruta Teresiana en Castilla y León", entre la que destaca la llamada "Ruta de la Vida", cuyo itinerario se centra en su nacimiento en Ávila en 1515, sus primeros años y que finaliza en el lugar de su muerte en 1582.

Para seguir los pasos de Santa Teresa la primera parada es en Ávila, donde es de obligado cumplimiento dirigirse a la Iglesia y casa natal de Santa Teresa de Jesús. Esta obra arquitectónica de estilo barroco, está levantada sobre la antigua donde nació la Santa, conservando una réplica de los aposentos donde tuvo lugar el alumbramiento. Teresa de Jesús nació en 1515 en el seno de una familia adinerada. Su padre se casó en segundas nupcias con una mujer mucho más joven que él, de este matrimonio nacieron 10 hijos, entre ellos Santa Teresa. Es posible que uno de los principales motivos que la llevaron a ingresar en el convento fue haber conocido la vida que había tenido su madre. Para ella ser monja era un símbolo de libertad, escapando de esta forma de una vida de esposa, obligada a las tareas propias de las mujeres del siglo XVI, donde no estaba bien visto que fueran letradas o escribieran.

El edificio inicialmente se situaba fuera de la muralla pero se decidió que era mejor construir un lugar sagrado donde había nacido la hermana de la Santa, levantando esta iglesia en 1636 con la ayuda del conde-duque de Olivares y diseñada por Alonso de San José, conocido arquitecto carmelita. En el interior la capilla está situada el mismo dormitorio donde ella nació, un angosto habitáculo que ahora forma parte de la historia. En la lustrosa fachada del edificio se pueden ver cinco escudos, el superior pertenece al conde-duque, el de arriba a la derecha es el escudo de la familia de Santa Teresa, el de la izquierda el de las carmelitas descalzas, y los dos de abajo pertenecen a la Intendencia y al doctorado.

Además, en esta misma plaza se encuentra el pequeño, aunque acogedor, Museo de las Reliquias en el que se encuentran entre otras el dedo de Santa Teresa de Jesús.

La siguiente parada importante en el itinerario de la ciudad de Ávila es la parroquia de san Juan Bautista, donde Santa Teresa fue bautizada. Cerrada momentáneamente, este edificio será una de las sedes de la nueva edición de Las Edades del Hombres.

Para continuar, es necesario realizar una visita en el Monasterio de san José de Ávila, su primera fundación. Está emplazado en una pequeña y tranquila plaza adoquinada, aunque inicialmente su entrada principal estaba situada en la fachada posterior, ahora casi completamente tapada por el suelo de la calle. El convento emana tranquilidad y refleja la austeridad y la pobreza que tanto perseguía Santa Teresa. Las celdas donde vivían ella y sus compañeras son muy sencillas, un simple camastro, con un tronco como almohada y a pesar de estas incomodidades son los años más felices de la santa. Es destacable decir que todas las obras de arte que hoy se exponen en el pequeño museo adosado este convento fueron donativos.

La última parada imprescindible en la ciudad castellana es el Monasterio de la Encarnación. Inaugurado en 1510, fui aquí donde Santa Teresa decidió formar parte de la familia carmelita y permanecer casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574. El convento también alberga el Museo Teresiano en su interior donde se pueden ver algunos bellísimos relicarios, ropajes utilizados por la santa o varios de sus objetos personales.

El siguiente y último punto en la ruta de la vida, o también podría decirse la ruta de la cuna al sepulcro, finaliza en Alba de Tormes. La historia y leyenda precede a esta localidad salmantina es inmensa y se palpa a cada paso.

Una población íntimamente ligada a la casa de Alba y a Santa Teresa, donde poder disfrutar de lugares como el Convento de la Anunciación, destacado por ser el lugar donde murió la santa o el Museo Carmelitano, que cuenta con la mayor exposición dedicada en España a Santa Teresa, donde poder ver sus mayores reliquias como su corazón y su brazo izquierdo, además de su cuerpo. Por otro lado, es necesario reservar una hora para visitar la Basílica de Santa Teresa, la Iglesia de San Juan de la Cruz y la Torre del Homenaje del castillo de los Duques de Alba. Tres puntos imprescindibles de Alba de Tormes.

Un recorrido por parte de la vida y obra de esta doctora de la Iglesia Católica, digna merecedora de la celebración de un aniversario que será conmemorado por medio mundo.

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