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El crimen del Café Comercial: cuando el subinspector asesinó a la modista

Federico Calero disparó en dos ocasiones a Epifania Mayral después de que esta rechazara sus pretensiones amorosas.

Federico Calero disparó en dos ocasiones a Epifania Mayral después de que esta rechazara sus pretensiones amorosas.
'La Monarquía' informa del crimen en el Comercial | Biblioteca Nacional

El primer documento que se encuentra en los Archivos de la Villa de Madrid de la fundación del Café Comercial, en paz descanse desde este lunes, es del 21 de marzo de 1887. Ocho meses después, el local se convertía en el escenario de un crimen pasional: un subinspector de Vigilancia, Federico Calero Lasso de la Vega, asesinaba a una joven modista, Epifania Mayral, después de que esta rechazara las pretensiones amorosas de su amante.

La Villa de la época tenía más de "poblachón manchego" (Mesonero Romanos) que de amago posmoderno de capital europea. Era un lugar tan "brillante, absurdo y hambriento" como cuando lo definió Valle, y por sus cenizas calles paseaban Cánovas, Sagasta, Galdós o Benavente, una burguesía novísima y un lumpen que cada vez quería ser menos lumpen. El periódico del día informaba de un Consejo en Palacio que "no tendrá importancia"; de la caída de un albañil en la posada de los Ángeles, "sita en la Cava Alta", o de un tipo que se marcó un 'sinpa' en un "coche de punto" huyendo por la puerta de atrás del ministerio de la Gobernación.

El diario también se hacía eco del crimen pasional en el nuevo café literario, el Comercial, el que estaba en la Glorieta de Bilbao. El peatón que ojea/hojea El Día del 23 de noviembre de 1887 se topa con que "D. Federico Calero Lasso de la Vega", un "sujeto de treinta y dos años de edad, casado, domiciliado en esta córte (sic) en el piso segundo de la casa núm. 36 de la calle de Mesonero Romanos", asesinó a Epifania Mayral, "soltera y de veintidos (sic) años de edad", quien vivía "en la casa núm. 9 de la calle de Eguilaz, en compañía de su madre". Un día después, La Monarquía arranca esta misma información así: "El amor desdeñado, suele ser causa de no pocos crímenes". Cómo duele la coma separando el sujeto del predicado.

Calero, que estaba casado, se citó con Mayral y conversaron "sobre pretensiones amorosas, al parecer desdeñadas". La Monarquía reproduce el -teórico- diálogo de los contertulios:

Te quiero decía Epifania-, pero no puedo acceder a tus deseos.

Pues devuélveme cuanto te entregué hace pocos días repitió él-, y además la papeleta de empeño de mi reloj.

En cuestiones de intereses, cuando quieras; pero en nada más contestó la joven.

El subinspector no se tomó demasiado bien la respuesta de su amante y, "levantándose ciego de ira La Dinastía, Barcelona, 27 de noviembre- sacó del bolsillo un revólver". Disparó a la joven modista en la cabeza y en la espalda. Cuando acudieron los guardias de Seguridad, el agresor "no opuso la menor resistencia".

Los agentes trasladaron a Mayral, "con los vestidos llenos de sangre", a la Casa de socorro del distrito del Hospicio y, después, al hospital de la Princesa. La joven se encontraba "en grave estado" y, durante el trayecto, "las pocas palabras que pronunció fueron para protestar de su honradez y lamentar el disgusto que recibiría su madre al tener conocimiento del crimen".

Según podemos leer en La Monarquía del 30 de marzo de 1889, Calero fue condenado a "cadena perpetua por haber dado muerte a una mujer en el café Comercial de la Glorieta de Bilbao". Durante su testificación en el juicio, su madre, María Lasso de la Vega, declaró que "los periódicos han levantado muchas calumnias".

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