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Mario Noya

Grillo en la Guerra del Narco

Ya se ha cobrado casi tantas vidas como la terrible Guerra Cristera de 1926-29: unas 83.000, según los efímeros cálculos más recientes.

Ioan Grillo es un extraordinario periodista británico afincado en México desde 2000, año en que la dictadura perfecta del PRI tocó a su fin y el vaquero Vicente Fox tomó al asalto democrático las Casas Nuevas de Cortés. Así que Grillo estuvo allí en el momento de la ilusión y en el del desengaño: enseguida comprobó que la dictadura perfecta lo era por su infecta expertise a la hora de manejar problemas formidables como el del crimen organizado. Corrompía mejor que los regímenes democráticos.

Once años después, Ioan Grillo publicó un libro imprescindible para todo aquel que quiera saber algo de la pavorosa Guerra del Narco en México, a su juicio la mayor amenaza armada que ha padecido ese país desde el revolucionario 1910, y que ya se ha cobrado casi tantas vidas como la terrible Guerra Cristera de 1926-29: unas 83.000, según los efímeros cálculos más recientes.

El libro de Grillo sobre la Guerra del Narco se titula El Narco y comienza dando respuesta a una pregunta sobrecogedora: "¿Por qué prosperaron los cárteles mexicanos durante el primer decenio de democracia [sic; Grillo también asume la idea de que el régimen del PRI no era tal sino, lo dicho, la célebre dictadura perfecta]?". "Es trágico decirlo", responde al punto, "pero el mismo sistema que prometía esperanza era débil a la hora de controlar a las mafias más poderosas del continente. Puede que el régimen anterior hubiera sido autoritario y corrupto, pero tenía métodos infalibles para contener el crimen organizado". "La guerra de la droga", sentencia, "está indisolublemente unida a la transición democrática".

"Así como el hundimiento de la Unión Soviética propició el auge del capitalismo mafioso", que hoy campa en Rusia por sus respetos por obra y gracia de Putin el Liberticida –estupefacientemente visto por tantos en esta hora infausta como una suerte de centinela del Occidente que detesta–, la cleptocracia del PRI dio paso no al Estado Fallido –"el concepto (...) no es útil para comprender la guerra mexicana de la droga"– ni al Narcoestado, sino al Estado Capturado por el Narco. Con esto no quiere decir Grillo que Calderón –de qué no se le acusó durante su mandato– ni Peña Nieto –el PRI no estaba muerto, ni siquiera mal enterrado– hayan sido los jefes del Narco, sino que el Narco, como los amigachos mafiosos de Putin en Rusia, se ha apoderado de "grandes partes del aparato estatal" mexicano, un aparato estatal carcomido por la corrupción, la incompetencia y el gigantismo, que paradójicamente lo convierte en un enano incapaz de cumplir las funciones que constitucionalmente tiene asignadas.

De todo esto habla Grillo largo y tendido en su must read –también o sobre todo para estudiantes de Ciencias de la Información yonquis del reporterismo exhibicionista, esa pirotécnica filfa–, así como de las circunstancias históricas, culturales, económicas y sociológicas que conforman el escenario en que se libra esta guerra despiadada, que apenas sale ahora en los telediarios pero que sigue ahí, como el inevitable dinosaurio monterrosano.

El Narco se publicó en España hace ya cinco años pero sigue siendo la referencia. Y para seguir al día no hay más que seguir leyendo a Grillo, periodista concienzudo que persigue a su presa. Así que El Narco puede concebirse como un work in progress de nuestro autor integrado por el libro y por los artículos que sobre la materia publica en medios de primer nivel como la revista Time o la hispano-mexicana Letras Libres. Artículos sin un gramo de articulismo ni una miserable nota exótica sobre "El terrorismo en la narcoguerra" –y la importancia crucial de ciertos conceptos y palabras–; sobre la por ahora última captura y la por ahora última fuga del Chapo Guzmán; sobre la monstruosa matanza de Iguala –con los repugnantes alcalde José Luis Abarca y señora y las hipercriminales cloacas del Estado azteca–; sobre los psicopáticos Zetas –que deben su nombre a una frecuencia de radio utilizada por los boinas verdes de aquel país– y sobre sus ¿némesis? de las Autodefensas; sobre la maxmadización del conflicto y, en fin, sobre Enedina Arellano, la primera jefa de uno de los grandes narcoemporios mexicanos. Y, qué importante, sobre los efectos que la legalización de la marihuana en California está teniendo en este narcotráfico.

Lo dicho: sigan a Grillo, que sin adornos ni fanfarrias está haciendo una soberbia crónica de la Guerra del Narco en México.

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