Elena Santonja fue un personaje cercano, dotada de una gran cultura, amena conversadora, que reunía saberes incontables, desde la Humanística, las Bellas Artes o ese amor por la cocina.
La conmemoración de la revolución húngara de octubre de 1956 tiene en España el don de la oportunidad. Aquel fue uno de los episodios más abyectos y repudiables del comunismo.