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Pedro de Tena

Los García: por fin una semblanza de la más extraordinaria familia que haya dado el canto español

Con su nuevo libro, Andrés Moreno Mengíbar ayuda a dar a conocer a una familia que es más valorada fuera y que estuvo en la cima europea de la cultura

Con su nuevo libro, Andrés Moreno Mengíbar ayuda a dar a conocer a una familia que es más valorada fuera y que estuvo en la cima europea de la cultura
La Malibrán | Wikipedia

Recientemente Andrés Ruiz Tarazona, especialista en la cultura musical, publicó su más que necesario libro España en los grandes músicos, del que la sección de Cultura de Libertad Digital ha dado cumplida cuenta. Desde el recuerdo de la abuela española de Beethoven, que era conocido como "el español", al origen vasco de Ravel; desde la relación de Debussy con la música española al saludo personal de Verdi en un estreno operístico en España, muchos hechos son recordados o revelados por el crítico y experto.

Para colmo, añadamos, María Callas fue alumna de la soprano aragonesa Elvira de Hidalgo, exiliada en Atenas tras la guerra civil, que utilizaba en sus clases el método de la Escuela García de canto basada en los ejercicios de canto de Manuel del Pópolo García, cuyo hijo, Manuel Patricio García, reunió en un famosísimo Tratado.

Una parte de la obra general de Ruiz Tarazona guarda relación con la familia García, una de las familias musicales españolas más importante de todos los tiempos, si no la que más. En un artículo anterior, recordamos en Libertad Digital a sus principales personajes, desde el patriarca sevillano, Manuel García, conocido también como Manuel del Pópolo García, inspirador y amigo íntimo de Rossini, a sus hijos, Manuel Patricio, La Malibrán y Paulina Viardot, alumna de Chopin, sin olvidarnos de su esposa, Joaquina Sitches Briones y de otros descendientes.

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Sin embargo, se acaba de publicar en el Centro de Estudios Andaluces, Andalucía en la Historia y en su colección Biografías Andaluzas en la Historia el libro Los García, Una familia para el canto, del profesor Andrés Moreno Mengíbar. Este libro, imprescindible para el conocimiento de la importancia y mérito de esta extraordinaria familia de origen andaluz, viene a completar la gran biografía de Manuel García escrita por James Radomsky y publicada en España en el año 2000.

Aunque en esta y otras obras relacionadas con la familia García se menciona o se estudia a alguno concreto de sus miembros componentes (1), esta es la primera en la que se considera a la familia García como un conjunto único en la historia de la música. Los García, mucho más conocidos y valorados fuera de España que dentro de ella por su protagonismo en la cima europea de la cultura, encuentran así justo reconocimiento por su inmensa labor en favor de la teoría y la interpretación musicales a lo largo del siglo XIX y su fidelidad a sus orígenes españoles.

Moreno Mengíbar, doctor en Historia, profesor de Instituto y especialista en ópera ya había escrito obras relacionadas con la presencia de Sevilla en la ópera de los siglos XVIII, XIX y XX y en 2013 dio a la luz el libro Sevilla, la ciudad de las 150 óperas. Sobre la familia García escribió el artículo Manuel García: el primer músico romántico, en el número 26 de la revista Andalucía en la Historia.

Como dice el propio autor en su prólogo no había nada "en nuestro idioma sobre Pauline Viardot (2), sobre Manuel Patricio García ni sobre las posteriores generaciones artísticas de este clan." Tampoco siquiera sobre su nieta Louise Héritte. Sí se conocía la biografía ya mencionada del patriarca del barrio sevillano del Arenal y algunas obras publicadas en Francia relacionadas con su hija, fallecida en plena juventud, María García-Malibrán, conocida como La Malibrán, famosísima cantante de ópera en los escenarios europeos y su hermana, la no menor soprano, Pauline Viardot.

El objetivo de este libro, dice Moreno Mengíbar, no es aportar "información original o novedosa sobre estas personalidades, sino poner a disposición del curioso lector español una visión de conjunto de tan fascinante familia, siendo, eso sí, la primera narración sobre la familia García fundamentada de forma rigurosa en la amplia bibliografía existente…"

Pero si bien es cierto lo que dice, también lo es que, apreciada en su conjunto la trayectoria de esta familia, la obra que comentamos desata una inmensa impresión de dones y grandeza, no exenta como es natural de claroscuros, que hizo que los García, cuyo origen estuvo en un popular barrio sevillano, acabaran poniéndose el mundo por montera llegando incluso a influir en los desarrollos musicales de toda Europa y América, México y Brasil, muy especialmente, incluidos.

En su emotiva presentación de este libro, la gran Teresa Berganza deja cumplida constancia de la injusticia que supone el olvido de esta fabulosa familia española y andaluza:

La familia García ha estado siempre corriendo por mis venas. Crié mi voz con los ejercicios de Manuel García, y aún sigo consultándolos de cuando en cuando. Sabía de María Malibrán y de su hermano Manuel, que inventó el laringoscopio. Y en estos últimos años, he peleado con todas mis fuerzas para que no se derribara la casa de su hermana, Pauline Viardot.

Es más, la propia Berganza aplicó su admiración a esta familia en una grabación realizada en 1996 para la SGAE. Se trataba de una selección de canciones del patriarca Manuel García, acompañada al piano por Juan Antonio Álvarez Parejo y a la guitarra por José María Gallardo. "¡Qué hermosas! ¡Cuánta España hay en ellas! Y, sin embargo, ¡qué difícil es encontrar ese disco! Casi diría que la maldición del olvido de la familia llegó hasta él y lo hizo desaparecer", sentenció.

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Para que podamos hacernos una idea, Manuel García, o Manuel del Pópolo Vicente Rodríguez Aguilar, que tal era su verdadero nombre, tal vez de familia gitana, además de participar en el estreno de El barbero de Sevilla de su amigo Rossini en el papel del conde Almaviva y otras famosas actuaciones, compuso 50 obras certificadas para la representación musical, entre óperas y operetas. También dio a luz decenas de obras instrumentales e incluso textos pedagógicos para la enseñanza del canto y de educación de la voz. Su figura ya fue tratada más extensamente en nuestro artículo anterior por lo que no abundamos en su asombrosa personalidad, por cierto, rebelde y liberal.

Además, escribió 10 obras vocales religiosas, 2 profanas y 2 para voz y orquesta. También compuso 40 arias y conjuntos para hasta cuatro voces. Se reconocen como suyas obras netamente españolas entre las que cabe destacar sus "caprichos líricos" —alguno de los cuales grabó, como hemos dicho antes, la Berganza—, 52 boleros y numerosas canciones.

Una de ellas, Yo que soy contrabandista, fue tan famosa en su época que hasta Franz —Ferenç—, Liszt hizo de ella una composición para piano. Víctor Hugo la convirtió en el himno de libertad de los esclavos. En el tiempo, recuerda la otra gran canción rebelde española, la Canción del pirata.

Esta es su primera estrofa:

Yo que soy contrabandista
y campo por mis respetos
y a todos los desafío
porque a nadie tengo miedo.

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Joaquina Sitches

Tras su matrimonio juvenil fracasado con la cantante de boleros y bailarina, Manuela Morales con la que tuvo dos hijos que no sobrevivieron y una hija, Josefa García, cantante exquisita también que trabajó junto a su hermanastra, La Malibrán, se unió a la reconocida soprano gaditana Joaquina Sitches, artísticamente, Joaquina Briones, con la que convivió el resto de su vida.

Su hijo mayor, Manuel Patricio García, escribió un importantísimo Tratado Completo del arte del canto y varias obras sobre la voz humana, que condujeron a la construcción del laringoscopio.

El hijo de éste, Gustave, nacido en Milán en 1837 y muerto en Londres en 1925, fue cantante muy alabado durante veinte años y luego dejó el canto para dedicarse a la enseñanza. Escribió libros sobre declamación, un libro para los profesores de canto y una guía para cantantes solistas.

De sus tres hijos sólo se dedicó a la música profesionalmente, aunque a nivel más bajo, Angelo Alberto, cuyos descendientes viven todavía en Canadá.

La hija más famosa de Manuel del Pópolo García, la Malibrán, María Felicia García-Malibrán (por el apellido de su primer marido, Eugène Malibrán, de madre gaditana, para divorciarse del cual recurrió al legendario general Lafayette), fue una soprano excepcional y obtuvo la condición de primera diva absoluta, como la define Moreno Mengíbar, hasta su inesperada muerte por accidente hípico en 1836, a los 28 años. Federico Jiménez Losantos la incluyó, muy merecidamente entre Los Nuestros, por española y liberal, junto a su hermana Pauline.

Pero no es todo. La Malibrán, luego casada con el compositor y violinista, Charles-Auguste de Bériot, con el que tuvo un hijo, igualmente compositor, pianista y profesor, Charles Wilfrid de Bériot, compuso también decenas de canciones tirolesas, nocturnos, romanzas y barcarolas. Que se hayan comprobado, el autor del libro relaciona nada menos que 38.

Charles Wilfrid de Bériot, hijo de La Malibrán y nieto, pues, de Manuel García, fue criado por su abuela Joaquina Sitches, su tía Pauline y una hermana de su padre, Charles de Bériot. Aunque era un importante pianista, optó por la enseñanza y dio clases a Ravel, que le dedicó su Rapsodia española, y a Granados.

También compuso cuatro conciertos para piano, sonatas, 7 canciones para voz y piano, valses y boleros además de dos obras para cuartetos de piano, violín, viola y violoncelo. También escribió un Método de Acompañamiento…para piano y violín, un libro sobre el "arte" del acompañamiento al piano e incluso un vademécum del pianista.

La otra hija de García, Michelle Pauline Ferdinande Laurance García Sitches, conocida como Pauline García-Viardot (1821-1910) nació en París y fue considerada la gran dama del canto, al mismo nivel que su hermana. Si La Malibrán estuvo muy bien relacionada con la sociedad más culta de su época, su hermana Pauline tuvo atención pedagógica de Chopin y List, y correspondencia nada menos que con George Sand y Clara Schumann, entre otras muchas personalidades. Por dar sólo un detalle, por su casa pasó hasta Bakunin.

La pasión que suscitó en Iván Tourgueniev fue de tal envergadura que el escritor ruso le legó todos sus bienes y fue siempre su sincero enamorado. Ella se había casado por amistad a los 19 años con Louis Viardot, mucho mayor que ella, pero amigo de su familia. Compusieron un trío sentimental muy sugerente y anómalo que sólo se rompió cuando Iván y Louis murieron ambos, con cinco meses de diferencia, en brazos de la mujer amada.

Pauline tuvo tiempo de componer 9 operetas, 4 obras para coros, innumerables canciones y melodías varias – 12 mazurcas para Chopin, por concretar, y la adaptación de canciones de su padre -, 15 piezas de música de cámara, incluso una marcha militar, y dos obras pedagógicas.

Paul Viardot, hijo de Pauline y sobre cuyo padre siempre se dudó —si fue Tourgueniev como afirmó Emilio Zola u otro, lo que le costó algunos duelos—, siempre estuvo obsesionado por la sombra de la estirpe familiar. A su primer concierto de violín asistió el general von Bismarck y perfeccionó su técnica de la mano de su primo Hubert Léonard, casado con Antonia Sitches, prima de su madre. Murió en 1941 siendo director del conservatorio de Argel y fue el primer músico de la familia García en ser preservado en una grabación sonora (la número 39).

Como los demás miembros de su familia, compuso cuatro sonatas para violín, violonchelo y piano, 12 piezas más para violín y piano y, entre otras cosas, una Historia de la Música y un Informe sobre la música en Escandinavia.

Su hermana, Louisse Héritte-Viardot, 1841-1918, hija de Pauline y Louis Viardot, fue la única de tres hermanas que tuvo cualidades evidentes para la música. Como su hermano Paul, tuvo que soportar la presión de ser una "Viardot" y lograr tener su propio papel en la historia de la familia, algo difícil si, además, se dedicaba al canto como su madre, que apenas la tuvo en cuenta.

Premiada con el primer premio de composición de la Ciudad de París, se le negó el galardón por ser mujer. De hecho, renunció a su carrera por contraer matrimonio con Ernest Héritte según deseo de su familia. No más maternal que su madre compró dos cabras para amamantar a su hijo en un viaje por barco. El hijo se suicidó mucho después, en 1923.

Compuso la muy apreciada opereta Lindoro, en memoria de su abuelo y de El Barbero de Sevilla, varias cantatas y obras para voz y piano. Obras para cuartetos, tríos y orquestas, sonatas y otras piezas. Escribió unas Memorias y aventuras y, cómo no, 40 ejercicios para la voz de las mujeres.

El libro del profesor Andrés Moreno Mengíbar sobre la familia española García, de impresionante trayectoria y apasionante presencia en la música clásica europea, es una decisiva aportación a la comprensión de la importancia de España en el desarrollo de dicha música y un enérgico reactivo contra la desconsideración de lo español y lo andaluz que parece haberse convertido en una costumbre en la ofensiva nacionalista que padecemos.

Quienes tengan la fortuna de estar en Madrid el próximo día 13 de junio a las 19 horas podrán asistir, si lo desean, a la presentación de este libro en la Sociedad General de Autores Españoles, Sala Manuel de Falla de la Fundación SGAE, con música en directo a cargo de la soprano Cecilia Laville Berganza y el pianista Miguel Ituarte.


(1) Se han escrito biografías de María García, La Malibrán, y de su hermana, Pauline García Viardot, por ejemplo. Pero no existía una visión familiar de conjunto de Los García.

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