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Espionaje y Guerra Civil: agentes internacionales en la contienda española

Kim Philby o Aleksandr Orlov son algunos de los agentes de inteligencia que desempeñaron un papel durante la Guerra Civil.

Kim Philby o Aleksandr Orlov son algunos de los agentes de inteligencia que desempeñaron un papel durante la Guerra Civil.
La primera misión de Kim Philby, "el agente doble más importante del siglo XX", le llevó a España durante la Guerra Civil. | Cordon Press

"A Orlov todo se le vino abajo cuando Stalin quiso que emulase, de alguna manera, la Gran Purga que estaba llevando a cabo en la Unión Soviética en el frente republicano". En la mesa redonda que da inicio a la tercera jornada sobre Literatura y espionaje que organiza la Universidad Rey Juan Carlos se han reunido varias eminencias. El que habla es Enrique Bocanegra, autor de Un espía en la trinchera: Kim Philby en la guerra civil española, y está centrando la atención ahora en la figura de Aleksandr Mijáilovich Orlov, el conocido agente soviético que actúo durante la contienda fratricida como enlace del NKVD. "Hay que tener en cuenta que el mayor temor de Stalin no era que ganase Franco, sino que ganase una República que no estuviese dominada por los comunistas afines a la URSS. En ese momento, sin embargo, lo que le pedía a Orlov era inviable. En los años de la guerra, es verdad, el NKVD había actuado en la sombra y había hecho lo que había querido dentro del frente republicano; pero de ahí a celebrar esos juicios multitudinarios que celebraba Stalin, para asesinar a los enemigos políticos… La República tenía unas instituciones sólidas que no permitían que eso pudiese suceder, así que Orlov, en ese sentido, tenía las manos atadas".

La mesa redonda destinada a debatir acerca de Literatura y espionaje en la Guerra Civil está constituida, además de por Bocanegra, por la novelista Nuria Amat y por el historiador Jon Juaristi, ambos autores también de novelas representativas, hasta cierto punto, del género. Y el asunto ha llegado hasta Orlov debido a que fue uno de los pocos espías soviéticos que no fueron ajusticiados por el propio Stalin. "Él supo ver con tiempo lo que se le venía encima, y huyó. En un momento determinado le dijeron que debía coger un barco para entrevistarse con un alto cargo soviético, que le daría instrucciones; pero eso solo podía querer decir una cosa. Antes de marcharse pasó por la caja fuerte del partido y, después, se fue a París, donde consiguió un visado para viajar a Canadá. Fue uno de los pocos que logró desaparecer, viviendo de sus ahorros, primero en Canadá y después en Estados Unidos, hasta que murió Stalin".

La conversación ha desembocado en este asunto debido a la intervención de Amat, autora de Amor y guerra y gran conocedora de la historia de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky y, quizás, el espía español más conocido del mundo. "Ramón era hijo de la burguesía barcelonesa y, aunque vivió líos familiares complejos, recibió una buena educación. Era inteligente, apuesto y culto… Pero la verdad es que jamás habló demasiado de su vida. Lo más que se sabe es gracias al testimonio de su hermano Luis…". Cuando en 1939 se puso en marcha la Operación Pato, diseñada para introducir en el círculo mexicano de Trotsky a españoles y mexicanos afines a Stalin, Ramón fue uno de los primeros elegidos. "Luego, cuando todo el asunto concluyó, y después de los años que pasó en la cárcel, todo terminó para él cuando decidió trasladarse a vivir a Cuba… Para empezar porque antes de partir de Rusia, curiosamente, cayó enfermo de repente. Se dice que podía deberse todo al reloj que recibió como regalo por parte del KGB… Nada se ha dilucidado… Lo que sí se sabe es que llegó a La Habana muy enfermo y, aunque se recuperó por momentos, de pronto cayó fulminado de un supuesto cáncer que no había sido diagnosticado… Vamos, como tantos otros agentes que corrieron la misma suerte".

Otro agente soviético que realizó sus primeros trabajos durante la Guerra Civil fue el británico Kim Philby. "El agente doble más importante del siglo XX", dice Bocanegra. "Es una figura interesantísima, porque provenía de una familia acomodada, y gozaba de la posibilidad de ascender socialmente hasta ocupar puestos importantes en las instituciones británicas. Lo cierto es que fue captado cuando estudiaba en Cambridge, y desde entonces trabajó para los soviéticos…". Su primera misión, de hecho, fue acudir al frente español para recabar información acerca del armamento alemán. "Le mandaron como corresponsal del Times a cubrir el bando franquista, y allí escribió crónicas que todavía se conservan en los archivos del diario". Su misión, en realidad, era ir informando a Orlov de la situación de mando dentro del ejército de Franco, así como recabar información acerca del armamento alemán que estaba siendo probado en diferentes batallas. "Él pasaba la información de dos formas: a través de un lenguaje codificado en las cartas, escritas con tinta invisible; o una vez al mes, cuando cruzaba la frontera hacia Francia, en conversaciones cara a cara con el propio Orlov en algún pueblecito de los Pirineos".

La aportación de Jon Juaristi en la charla, sin embargo, va por otros derroteros. Su libro, La caza salvaje, se centra en Martín de Arrizubieta, un cura nacido en Mundaca que, tras varias peripecias, acabó en la Alemania nazi, siendo además uno de los principales impulsores de esa ideología en España. "Es curioso, de hecho él fue quien aportó a mediados de los años sesenta su ideología interna a la nueva ETA, con artículos que publicaba en el País Vasco defendiendo la raza vasca desde un punto de vista nacionalista y xenófobo". "Sin embargo, acabó sus días siendo comunista". La conversación entonces cambia de signo, y con la aportación de Nuria Amat termina adentrándose en el controvertido asunto de los nacionalismos en España. "Todos conocemos lo que está pasando en Cataluña ahora mismo", dice ella, "pero es que los que conocemos en profundidad a los independentistas nacionalistas sabemos que son unos embusteros, unos trileros y unos tramposos, que jamás admitirán un verdadero diálogo, porque en el fondo no están dispuestos a ceder en nada". "En ese sentido los nacionalistas vascos están encantados", añade Juaristi, "porque han descubierto que existen unos nacionalistas más tontos que ellos, que se toman la independencia en serio. Ellos jamás lo han hecho. Ellos amagan con la independencia pero lo que buscan realmente es blindar sus privilegios. Y esa batalla ya parecen haberla ganado por goleada".

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