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Agapito Maestre

El buen gusto por la política: un diálogo sincero

No creo que haya un político hoy en España capaz de dialogar con un escritor al modo que lo ha hecho Conte con Magris.

No creo que haya un político hoy en España capaz de dialogar con un escritor al modo que lo ha hecho Conte con Magris.
Giuseppe Conte conversa con Claudio Magris. | governo.it

El intérprete más inteligente de Sancho Panza, de la grandiosa figura literaria de Cervantes, ha sido entrevistado por uno de los políticos más exquisitos de Europa. Conte, el presidente del Gobierno de Italia, ha ido a Trieste para hablar con Magris de don Quijote y Sancho, es decir de literatura, y de algunas otras cosas relacionadas con la cultura y la filosofía. Me he descargado la entrevista de la web del Gobierno italiano (también ha sido publicada por el Corriere della Sera y El Mundo). Aparecía en la primera página de modo destacado. He leído con fruición el diálogo entre el político y el intelectual. He sentido una sana envidia de Italia. Un gran país.

Al instante he hecho una comparación contrafáctica entre Italia y España, entre los políticos italianos y los españoles, pero me ha costado trabajo imaginarme a Sánchez entrevistando a un escritor español, y, supuesto que el inquilino de la Moncloa se atreviese a imitar a Conte, ¿cuál sería el escritor que elegiría para la conversación? Aunque sea saltando por encima de los hechos, me resulta difícil hacerme cargo de un diálogo entre Sánchez y un gran escritor español contemporáneo. No veo, por ejemplo, a Aquilino Duque, poeta, novelista, ensayista, traductor de importante obras rusas, portuguesas, inglesas, etcétera, en fin, autor con el que Magris puede compararse, en animada charla literaria con Sánchez, pero si, por azares del destino, ese encuentro tuviera lugar, creo que muy pronto la entrevista se convertiría en un interrogatorio … ¿Para qué ponerle adjetivo a ese interrogatorio? Quien quiera entender, sí, que entienda.

El problema no es, sin embargo, sólo de Sánchez. No creo que haya un político hoy en España capaz de dialogar con un escritor al modo que lo ha hecho Conte con Magris. Ningún pelagatos de la política española estaría dispuesto a homenajear a un hombre de la cultura. Reitero: no es un diálogo normal, sino el ejercicio de humildad y sabiduría de un político ante un escritor. Conte pregunta para aprender. Los papeles se han invertido. El hombre libre, el marginal, es interrogado por el poderoso para que ilustre a la comunidad nacional. Conte eleva a primer plano la cultura en general, y la literatura, incluida la filosófica, en particular. El modo y el contenido de esa conversación trasciende el ámbito de lo privado. De ahí que Conte haya tenido el buen gusto de darla a conocer a toda la comunidad nacional e internacional a través de la página web de la jefatura del Gobierno.

Nada hay impostado en la conversación. Nada suena a falso y hueco en las preguntas del político. Va de frente. Las preguntas son serias, meditadas, exactas. Se nota que ha leído a Claudio Magris. Conte, el político, fue a Trieste, lugar de residencia de Magris, para hablar de literatura. ¡Todo un acontecimiento! El Político busca soluciones e inquiere al Escritor. Pero no las hay. Es la grandeza de ese acontecimiento. Es la gran lección del literato. Si alguien esperaba que Magris iba darnos recetas, soluciones o, simplemente, exigiría poder para sí o para los de su ámbito, se equivocó. Magris es contundente: la literatura no es más importante que la vida. No reclama puesto especial alguno en el ámbito público. Tampoco se queja de que no se le escuche. Magris nos da toda una lección de modestia y humildad. Inolvidables son algunos fragmentos de este diálogo rico y plural. Los temas son diversos, giran en torno a la moral como una dimensión de la política, pasan por la idea de bien común, se detiene en la noción de desencanto, como salvación del cinismo, etcétera, pero casi todos ellos retornan siempre a la figura del inmortal Sancho Panza. Como Teodoro W. Adorno, y frente a Lukács y Bloch, Magris toma partido por Sancho:

El pensamiento se sitúa de la parte de Sancho Panza. Por amor a la verdad y a la vida, la filosofía debe detenerse en la diferencia entre los ideales y las cosas, en la frustrada correspondencia entre la universalidad postulada por la idea y la miseria de lo real que la desmiente.

Claudio Magris nos da una lección inolvidable sobre los límites de las cosas. Eso es sabiduría. Sí, saber vivir a la altura de las circunstancias.

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