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Federico Jiménez Losantos, Premio Juan de Mariana: "El único futuro que vale la pena vivir es un futuro en libertad"

El presidente de Libertad Digital elogia la Escuela de Salamanca, "hay una heredad moral que primero nos obliga y después debemos agradecer".

El presidente de Libertad Digital elogia la Escuela de Salamanca, "hay una heredad moral que primero nos obliga y después debemos agradecer".
La cena de la libertad del Instituto Juan de Mariana, en imágenes

El pasado viernes día 4 de junio Federico Jiménez Losantos recibió el decimocuarto Premio Juan de Mariana en la llamada Cena de la Libertad celebrada en el Casino de Madrid y a la que sólo pudieron asistir noventa comensales por las medidas de seguridad de la Covid-19. El premio lo otorga el Instituto Juan de Mariana, institución liberal independiente, en este caso por "una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad". Con todo, el Instituto ha podido retomar, tras un año suspendido, su acto más distintivo y al que solían acudir liberales de todo el mundo. Entre los presentes, simpatizantes de la causa liberal, miembros, benefactores, académicos y rostros conocidos como los catedráticos de Economía, Carlos Rodríguez Braun, premiado en el año 2013 y Jesús Huerta de Soto, premiado en 2016, el escritor José María Marco, el fundador del IJM, Gabriel Calzada, o el consejero de Economía en funciones de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty.

Daba la bienvenida a los presentes el actual director del Juan de Mariana, José Carlos Rodríguez que destacaba la "honradez incólume" de Federico, "a pesar de vérselas a diario con dos de las profesiones menos excelsas, el periodismo y la política". También ponía en valor esa "indignación prodigiosa que nace de un profundo sentido de la justicia" y que "es objeto de desprecio e incluso de derribo por los políticos de nuestra querida España".

Subía después al atril el subdirector de Libertad Digital y vicepresidente del Instituto Juan de Mariana, Daniel Rodríguez Herrera, que se declaraba "un liberal de Federico", es decir de los muchos para los que Jiménez Losantos fue el acicate hacia un pensamiento cuyos ejes son el respeto a la libertad individual y la propiedad privada. "Con Federico hablamos de algo más que de un intelectual", decía, "gracias a los miles de artículos que ha escrito en prensa y a las incontables horas que ha pasado delante de un micrófono es el principal responsable de que la ola de socialismo de todos los partidos no haya arrasado completamente con el pensamiento liberal".

Federico, vive salpicado del barro de la batalla contra el pensamiento único. Su precio le ha costado, recordaba Daniel, "después de que le hayan echado de casi todos lados, porque ser liberal acaba por dejarte enfrentado a todos los políticos y por tanto también a los grandes medios, y de que haya tenido que montárselo por su cuenta, ahora se ha convertido en un icono punk para las nuevas generaciones de youtubers, tuiteros y tiktokers que gracias a él han tenido un ejemplo de cómo se puede y se debe pisar la plaza pública sin pedir perdón por no ser de izquierdas".

"Nueva forma de hablar de la libertad"

El tercer elogio lo hacía el escritor y cofundador de la revista La Ilustración Liberal, José María Marco, que conoce a Federico "desde largo tiempo". Marco recordaba la impresión que supuso en los jóvenes de Madrid, a mediados de los años 70, conocer "lo que estaba pasando en Barcelona", por ejemplo, la revista Diwan que Losantos dirigía. Con los barceloneses "surgió una comunicación fascinada por mi parte", por esa "muy nueva forma de hablar de la libertad" y de "dejar atrás ciertas cosas o de enfrentarse a otras que parecían intocables". Por ejemplo, "contradecir todo lo que el progresismo" defendía o al viejo comunismo. Sobre esta ideología, apuntaba Marco, Federico puede decir como Martí "viví en el interior del monstruo y le conozco sus entrañas".

El premiado también se ha enfrentado a "otra ideología totalitaria del siglo XX", al nacionalismo , "a su brutalidad, al acoso, los ataques, las atrocidades o el atentado". Porque la libertad para él, decía José María, "no es una cuestión de doctrina o abstracta es una cuestión vital, de vida o muerte". De hecho, su posición "ha sido extraordinariamente importante en la vida de mucha gente, de jóvenes de entonces, y en la vida intelectual y política española. Ahí Federico marca el camino". Además, una "reacción contra el nacionalismo podría haber llevado a Federico," analizaba Marco, "a desentenderse de la historia de España, pero no ocurrió así. La libertad le llevó a afirmar la nación".

Por último, destacaba su "pasión por el idioma español" y su "fascinación por la literatura". Su uso de la lengua con "brillantez, los fuegos artificiales, el conceptismo, las metáforas increíbles, las relaciones absolutamente sorprendentes, los motes, que nos hacen ver la realidad de otro modo".

Marco finalizaba sus palabras dando las gracias al Instituto "por la oportunidad de hablar de un amigo".

La sorpresa de Alaska

Javier Fernández-Lasquetty subía al escenario para dar paso a "una invitada sorpresa" a la que presentaba con dos frases, "a quién le importa lo que yo haga" y "no soy de nadie no tiene dueño", como Federico decía el consejero en funciones de la Comunidad de Madrid. Alaska dejó un mensaje grabado porque está con la promoción de su último disco.

"Hola Fede", empezaba su homenaje a "un pensador libre" con el que comparte muchas "filias", entre ellas la prensa del corazón, y del que oyó hablar por primera vez "en casa de Paloma Chamorro". La amistad de Alaska y Federico, un hombre "acostumbrado a sacarse las castañas del fuego", se remonta a cerca de 40 años, cuando el periodista se mudó de Barcelona a Madrid tras sufrir el atentado perpetrado por Terra Lliure.

Alaska, muy cariñosa, emocionada y agradecida, que diría nuestra Lina Morgan, aseguraba: "Nunca he trabajado con nadie que respete tanto la libertad del prójimo. Sus colaboradores lo sabemos. Su línea editorial es que todos nos sintamos libres de hablar, de opinar, de sentir". Y añadía que como ella, Federico "cuando ha sentido que no podía contar las cosas que él quería en determinados lugares ha creado su propio espacio", en referencia a Libertad Digital y esRadio. "Una maravilla formar parte de esa familia", concluía.

"La Ilustración española"

El premiado, el último en intervenir, agradecía el galardón y recordaba la excelencia de los sabios de la Escuela de Salamanca a los que dedicó uno de los epílogos (80 páginas) del best seller Memoria del Comunismo.

Federico fue autodidacta en la introducción al liberalismo pero "cuando uno tiene ganas de aprender, todos los libros son pocos", decía.

En esta noche de celebración y con tantos académicos en la sala, Federico no podía rehuir la polémica: duelo de liberales, la Escuela austriaca de Ludwig von Mises contra la de Salamanca del padre Juan de Mariana. "Cuando empecé a leer a Mises vi que había un problema moral, pensar que la lucha contra el socialismo es teórica, científica. No, no lo es. Es de orden moral". La "arrogancia fatal e infinita" de Mises "ha impedido que el liberalismo se desarrolle" porque "al pensar que la ciencia no puede venir de la experiencia" no se puede batir al socialismo "un fenómeno ideológico, político y moral". Explicaba Federico que cuando "los campesinos huyen del comunismo están haciendo una elección moral, no hacen un cálculo de precios, saben que la propiedad es algo bueno".

Victoria para la "ilustración española", mucho más rica que la francesa, incomparablemente más sabia y que hemos perdido", "un fenómeno de pensamiento de casi un siglo y medio, desde Vitoria hasta Mariana", que "no tiene parangón en el mundo" pero muy desconocida, porque, "por desgracia nosotros nos hemos creído nuestra leyenda negra". Una Escuela de reflexión "económica, política, teológica, moral, jurídica, institucional y nacional". El padre Mariana sintetiza una tradición católica universal, explicaba, "que busca la defensa de la propiedad como hecho moral, la base de la libertad individual, y que debe estar garantizada porque los seres humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios y, por tanto, sus derechos son sagrados". Apuntaba que "en todos nuestros clásicos es fundamental entender que hay una heredad moral que primero nos obliga y después debemos agradecer".

Sobre el socialismo y la situación actual comentaba que "España está llegando a una pretensión suicida totalitaria". Cuando un español nace tiene dos cosas en propiedad: lo primero es España y lo segundo es la lengua para hablar con sus semejantes, y "las dos cosas son las que nos quiere robar el socialismo".

Para solaz de los presentes Federico traía la palabra de Mariana hasta el Casino de Madrid como "adivinador y censor de Pedro Sánchez". El presidente de Libertad Digital leía algunos fragmentos de su Tratado sobre la moneda de vellón, que "había elegido para el totalitarismo de Lenin, pero que valen para el psicópata de la Moncloa". Sobre la propiedad: "El príncipe no tiene derecho alguno sobre los bienes muebles e inmuebles de sus súbditos de tal forma que pueda tomarlos para sí o transferirlos a otros. Los que sostienen lo contrario son los charlatanes y aduladores que tanto abundan en los palacios de los príncipes. Y de ello se infiere que el príncipe no puede poner nuevos tributos sin que preceda el consentimiento formal del pueblo. Pídalo pues y no despoje a sus súbditos tomando cada día algo por su propia voluntad y reduciendo poco a poco, disminuyendo el peso de la plata en la moneda de vellón, a la miseria a quienes hasta hace poco eran ricos y felices". Concluía, "es difícil superarlo", y la audiencia liberal rompía en un gran aplauso.

Otra descripción que cuadra con Sánchez, apuntaba Federico: "Tirano que podemos decir, en resumen, subvierte todo el Estado, se apodera de todo por medios viles y sin respeto alguno de las leyes porque estima que está exento de ley y cuando se ocupa de los asuntos públicos obra de tal manera que todos los ciudadanos se sienten oprimidos por toda clase de males, con una vida miserable y los despoja de su patrimonio para dominar él solo los destinos de todos.

Jiménez Losantos cerraba su intervención hablando de Madrid y de una "rebelión cívica como no se ha producido nunca con solo una palabra libertad y un símbolo, la hostelería. Qué mayor prueba del libre comercio, defensa de la propiedad y del pequeño negocio familiar". En Madrid, señalaba "se ha dado la vuelta a una situación política que parecía inextricable y maldita, condenada al desastre total". No sabemos lo que depararán los próximos meses pero como afirmaba Federico, "el único futuro que vale la pena vivir es el futuro en libertad".

Cuando pasada la una de la madrugada el premiado se intentó escabullir del salón con pasos firmes y sin mirar atrás, a su espalda un cerrado aplauso se abrió paso en cada uno de los entusiastas grupos que seguían debatiendo. Federico, siempre presente. Federico, el liberal del pueblo.

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