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Miguel del Pino

La zarzuela 'La Verbena de la Paloma' vuelve a Madrid

La inmortal obra de Bretón sube un verano más al escenario del Teatro EDP Gran Vía.

La inmortal obra de Bretón sube un verano más al escenario del Teatro EDP Gran Vía.
Partitura de Tomás Bretón de 'La Verbena de la Paloma' | Cordon Press

Ningún turista de los que tienen la suerte de pasar por la capital durante la canícula debería perderse esta joya del Género Chico. Ofrecer su representación sin ayudas oficiales merecería la Medalla de Madrid para tan heroicos empresarios.

Año tras año, coincidiendo con las fechas en que Madrid se encuentra agobiada por el calor, una compañía particular, sin apoyos oficiales ni más ayuda que su entusiasmo, nos ofrece varias representaciones de La Verbena de la Paloma, la joya más cotizada del inmortal Género Chico, aquella variante de nuestra Zarzuela de formato breve pero de contenido especialmente valioso que retrató a los madrileños de entre los Siglos XIX y XX, en concreto desde 1880 hasta 1920. El Género Chico nos ha dejado algunas piezas inmortales.

Un músico de especial relevancia operística y sinfónica como Tomás Bretón encontró inspiración en el casticismo madrileño y las músicas que en aquellos momentos llenaban de entusiasmo los salones de baile y las verbenas de la capital; la renuncia de Chapí a poner música al graciosísimo libreto del escritor y periodista Ricardo de la Vega, lo puso en manos de Bretón, a quienes casi todos los críticos consideraban demasiado "serio" y "sinfónico" para abordar esta tarea: todos se equivocaron.

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Cartel de 1893

El primero en equivocarse fue el propio Bretón, que vaticinó su fracaso hasta el mismo momento del estreno; cuando se disponía a marcar los primeros compases de la orquesta que él mismo dirigía. comentó "me parece que esta vez me he equivocado". Fue el público con sus atronadoras ovaciones y su petición de repeticiones de todos los números quien le convenció de que había alcanzado el éxito plenamente.

Anteriormente había sido el mismísimo Barbieri quien había errado en su vaticinio cuando fue informado de que Bretón se disponía a abordar una pieza de Género Chico madrileñista: "Bretón, ese no tié ropa" dijo el castizo maestro, ya anciano en aquel momento. Barbieri no podía imaginar que sus geniales y abundantes seguidillas serían superadas en popularidad por aquellas de las parejas castizas que cantan siguiendo ese ritmo "Por ser la Virgen de la Paloma", uno de los grandes aciertos de Bretón.

También demostró Bretón que dominaba todos los géneros musicales que proporcionaban su gracia al Género Chico, como la Habanera, evolucionada en Cuba a partir de la Contradanza española; Julián y Susana dirimen sus celos con este ritmo en su inmortal dúo "Dónde vas con mantón de Manila".

Algunos de los pasajes esencialmente cómicos y desenfadados de La Verbena de la Paloma reconocen en su fondo un espíritu operístico que revela la extraordinaria calidad del maestro Bretón: las famosísimas Coplas de Don Hilarión "Una morena y una rubia hijas del pueblo de Madrid" son en realidad un trasunto del personaje de Don Bartolo de la ópera bufa italiana; hay que cantarlas, y bien, aunque no deban estar exentas de comicidad y gracia.

La influencia de la inmigración andaluza en el Madrid del momento queda reflejada en las escenas de la taberna que no llega a café cantante, y en la que la juerga, de alta calidad flamenca, se desarrolla en el exterior como era habitual; una cantaora de calidad viene aquí a ser necesaria para complementar el trabajo de los cantantes líricos.

La sociología madrileña finisecular se deja entrever en cada pasaje de la obra: Casta y Susana son mujeres trabajadoras que tienen que desplazarse y salir del barrio para ir a trabajar, lo propio hace Julián que es, como él mismo revela, cajista de imprenta: estos profesionales eran muy cotizados en ambientes revolucionarios del momento al estar capacitados para imprimir pasquines y octavillas.

Parece que el libretista Ricardo de la Vega, escritor y también periodista, se basó para construir el argumento en una historia real que había escuchado: se había formado bronca en una verbena a causa del enfado de un muchacho honrado a quien su novia daba celos dejándose obsequiar por un viejo rico e iluso.

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Ricardo de la Vega y Tomas Breton

Con estos mimbres escribió Don Ricardo la obra cumbre del Género Chico al retratar maravillosamente no solo a los protagonistas sino también a los personajes secundarios, no falta la "carabina", que no dejaba solas ni un momento a las mocitas casaderas y que está representada por la cómica y grotesca "Tía Antonia", que es quien termina en la prevención por no guardar el respeto debido a la policía. Entrañables resultan la "Señá Rita", amiga de la madre de Julián que vela por que este no termine haciendo un disparate, también su marido, el "Tabernero", un madrileño castizo de los que más que hablar "sentencian".

Entre todos conducen la trama hacia una inocente comicidad que concluye en la exclamación del inspector de policía poniendo paz en medio de la bronca. "¡Hagan el favor de no montar otra bronca en la Verbena de la Paloma!"

Ya hemos aludido a algunos de los valores musicales que Bretón desgranó en La Verbena de la Paloma pero no podemos omitir la calidad excelsa de la obertura, realmente sinfónica, que va repasando los diferentes temas musicales que irán apareciendo sucesivamente durante el desarrollo de la trama.

Si Velázquez en Las Meninas fue capaz de captar con sus pinceles las "capas de aire" de la habitación en que se desarrolla la acción, Bretón, a lo largo de la partitura de La Verbena de la Paloma retrató el agobiante calor de la canícula madrileña; en esta labor le acompañan algunas de las cómicas reiteraciones de los textos que también "agobian". Como las de la Seña Rita cuando trata de calmar a Julián "Julián que tiés madre"… "Ya lo sé Seña Rita, dice el pobre mientras tiene que aflojarse el pañuelo del cuello, casi ahogado por la insistencia de su protectora.

La obra no está exenta de dificultades para los cantantes, como el pasaje de los cuatro Fa encadenados que tiene que abordar Julián al enfrentarse con la ventana tras la que sospecha que su novia le engaña: "Hay Señá Rita, no puedo más". Parece que José Mesejo que estrenó el papel, era más actor y cómico que cantante. La falta de grabaciones no aclara como pasaba esta y otras dificultades en un papel que se adapta a las voces de tenor y barítono.

La versión de la Compañía de Luis Fernández de Sevilla

La Verbena de la Paloma estará en el Teatro EDP Gran Vía del 10 al 15 de agosto de manos de la Compañía Luis Fernández de Sevilla, ilustre nombre de uno de los grandes escritores libretistas de nuestra zarzuela, tanto Chica como Grande; su nieta Nieves Fernández de Sevilla, tantos años alma de estas producciones veraniegas madrileñas ayuda a mantener viva la memoria del escritor insigne.

César Belda, un músico muy inspirado y autor de algunas partituras verdaderamente respetables en el terreno zarzuelístico es el director musical. La dirección artística corre a cargo del tenor Lorenzo Moncloa, uno de los mejores "Julianes" de los últimos tiempos. En el resto de los papeles "están todos los que son y son todos los que están", es decir todos son auténticos intérpretes de zarzuela, y de los mejores.

Infunde miedo pensar en los riesgos económicos que esta compañía debe afrontar anualmente para poder traer esta joya al verano madrileño: la orquesta es real, no hay banda grabada como en los musicales de otras culturas tan en boga en la actualidad, el número de artistas en escena es todo lo elevado que requiere una obra de esta categoría.

Es posible que la heroica misión que esta compañía aborda cada año para mantener viva La Verbena de la Paloma goce de las benefactoras bendiciones del gran Enrique del Portal, quien fue el mejor Julián en su momento de excelencia como tenor, después el mejor Don Hilarión, en este mismo escenario durante sus últimos años de vida-

Bien merece la pena incluir entre las actividades inexcusables de quienes veraneamos en Madrid una visita al Teatro Gran Vía para disfrutar de La Verbena de la Paloma y en la siguiente semana a un "postre lírico" en el mismo escenario: el estreno de Los cafés de Madrid, homenaje de la compañía Luis Fernández de Sevilla al sufrido mundo de la hostelería en tiempos de Covid.

La Verbena de la Paloma se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid el 17 de febrero de 1894.

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