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Pedro Fernández Barbadillo

¡Pero si la Manga del Mar Menor está bajo el agua!

¿Cómo puede ser posible que hayan aparecido millones de peces muertos cuando la Manga del Mar Menor está sumergida en el Mediterráneo?

¿Cómo puede ser posible que hayan aparecido millones de peces muertos cuando la Manga del Mar Menor está sumergida en el Mediterráneo?
Ilustración de la Manga del Mar Menor inundada aparecida en el libro Photoclima. | Photoclima

Las televisiones nos cuentan que millones de peces han aparecido muertos varias veces en las playas de la Manga del Mar Menor. Los veraneantes han protestado por la repetición de estos sucesos. Al lugar ha acudido hasta el presidente del Gobierno a reñir al gobierno local. Y yo me pregunto cómo puede ser posible todo lo anterior cuando la Manga del Mar Menor está sumergida en el Mediterráneo.

El causante de la catástrofe es el cambio climático creado por los gases de efecto invernadero emitidos por la Humanidad desde las primeras hogueras en las cuevas. Esos gases derritieron los hielos de la Antártida, del mar Ártico, de los glaciares y de las neveras, y el agua subió hasta cubrir kilómetros de costas en todo el mundo. Los Obama, por ejemplo, se quedaron sin su casa junto al Atlántico, como tantos otros pobres ricos de la isla de Martha’s Vineyard.

¿Que eso es imposible? De ninguna manera. Lo dijo Greenpeace hace casi quince años. Y Greenpeace nunca miente. Lo forman personas humanas buenas, sensibles, inclusivas y solidarias, que sólo desean lo mejor para este planeta y sus habitantes, que los humanos estamos destrozando por estupideces como comer carne, dejar de morir de frío, vivir más años… Somos el peor de los virus. Nosotros sí que merecemos desaparecer.

Nos pudimos salvar en 2015

En noviembre de 2007, la Valencia gobernada por el PP, la pata derecha del taburete socialdemócrata, acogió la presentación del cuarto informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC).

El entonces secretario general de la ONU Ban Ki-moon nos advirtió de que sólo quedaban ocho años para evitar la catástrofe. O sea, hasta 2015, semana más o semana menos. ¡Y estamos acabando el verano de 2021! Si han ardido en incendios menos hectáreas de bosques que la media de la década última se debe a que cada vez hay menos árboles que quemar, ¿o no?

Greenpeace aprovechó ese acto de 2007 para una de sus campañas informativas que han difundido conocimiento y compromiso. Imprimió un libro en el que instaba a aplicar el Protocolo de Kioto y sus propias recomendaciones para reducir las emisiones de CO2. Photoclima consistía en montajes fotográficos sobre "los devastadores efectos" del cambio climático sobre varios paisajes españoles si desoíamos a los ecologistas y a los funcionarios de la ONU.

Y por nuestra soberbia y avaricia no prestamos atención a los consejos de tantos benefactores y científicos. Y la Pachamama nos ha castigado. Es algo tan evidente que coinciden en ello dos personas progresistas y bondadosas como Iñaki Gabilondo y el Papa.

Gabilondo escribió en el libro de Greenpeace: "Algunos de los que la habrán arrasado se dirán dispuestos a lo que sea para salvar el suelo patrio… después de lucrarse con él. Los que de verdad aman a esta tierra y los que amamos a la Tierra debemos defendernos de ellos. Mientras quede tiempo".

Y en 2020, con el covid aterrorizando a la humanidad, el Papa dijo: "Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo".

No es tan difícil ponerse de acuerdo cuando se comparte la verdad.

España está hecha un desierto

Greenpeace presentaba unos campos de naranjos en Valencia convertidos en secarrales; las Tablas de Daimiel, secas; los bosques del Parque Natural de los Alcornocales, quemados; el Ebro reducido a un arroyo a su paso por Zaragoza; el glaciar del Monte Perdido, fundido; la fauna de las islas Cíes, arrasada; Navacerrada transformada en un solárium; y los edificios de la Manga del Mar Menor, bajo un mar desbordado.

Y todos esos pronósticos se han cumplido, al igual que otros muchos. El desierto del Sáhara ha cruzado el estrecho de Gibraltar. Las Maldivas también han desaparecido, como la Atlántida. Y los talibanes han ocupado Kabul gracias el cambio climático y no a sus AK-47.

No es verdad que haya todavía playas en la Manga del Mar Menor. Por supuesto que no. Son inventos de los negacionistas del cambio climático, de un hecho científico irrefutable, como que los hombres matan a las mujeres porque las odian y que el bikini y el burka nacen del machismo. No entiendo cómo no se mete en la cárcel a esa gentuza y Facebook no les cancela las cuentas. Nos están poniendo a todos en peligro.

Los mentirosos tienen que responder por sus mentiras.

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